La Audiencia absuelve por segunda vez al etarra Asier Eceiza de un doble atentado en la costa valenciana
El órgano judicial se pronuncia de nuevo después de que el Supremo anulase la primera sentencia
La Audiencia Nacional ha vuelto a absolver al etarra Asier Eceiza del doble atentado con bomba perpetrado el 22 de julio de 2003 en dos hoteles de Alicante y Benidorm, que dejó 14 heridos —dos de ellos de gravedad—. Los jueces de la Sección Tercera de la Sala de lo Penal, que se han pronunciado de nuevo después de que el Tribunal Supremo anulase la primera sentencia que descartó la condena del terrorista por falta de pruebas, argumentan por segunda vez que no ha quedado acreditado la participación directa de Eceiza en el crimen o que tuviera conocimiento de los planes ideados por los miembros que lo cometieron. “Las dudas [surgidas en la vista] impiden llegar a la certeza requerida para el pronunciamiento condenatorio”, subrayan.
“Cabe la posibilidad de que el procesado formase parte de un grupo de la organización terrorista cuyo propósito, por él conocido y compartido, fuese llevar a cabo las explosiones en los hoteles Nadal (Benidorm) y Bahía (Alicante)”, admite el tribunal en su resolución, fechada el pasado 26 de enero. Pero, según añaden los magistrados, las pruebas presentadas contra el terrorista “dejan dudas”. La Fiscalía solicitó en el juicio una pena de 268 años de cárcel para Eceiza, condenado en Francia por su pertenencia a ETA y quien niega su participación en este doble atentado en la Comunidad Valenciana. Según dijo, ni siquiera estaba en España cuando explotaron los artefactos.
Tras celebrarse la vista oral en febrero de 2020, la Sección Tercera emitió una primera sentencia absolutoria. Entonces, una víctima recurrió al Tribunal Supremo, que anuló el fallo al considerar que no explicaba lo suficiente si el etarra contribuyó a sabiendas, aunque fuese de “forma genérica”, a cometer el crimen. Esta decisión respondía a que la Audiencia había descartado que fuese el autor material del atentado, pero daba por probado que Eceiza alquiló en aquella época un piso en Valencia donde se hallaron explosivos y llamó para reservar habitaciones en los dos hoteles. Así que, en opinión del Supremo, faltaba por “aclarar” si el terrorista sabía que “esas acciones” se dirigían a facilitar “la perpetración de atentados” como el que se cometió.
Ahora, en su segunda resolución, la Audiencia Nacional vuelve a descartar esa posibilidad por falta de pruebas. En primer lugar, los jueces consideran que no se acreditó que el etarra tuviera contacto con los explosivos localizados en el piso de Valencia, que además no coinciden con los usados en el doble atentado. Según la sentencia, no se encontraron huellas o restos biológicos de Eceiza en la habitación donde se almacenaban y, además, por esa casa pasaron otros miembros de la banda. Entre ellos, Jon Joseba Troitiño, el miembro de ETA que ya fue condenado por estos hechos.
En segundo lugar, el tribunal también tiene “dudas” de que reservase las habitaciones del hotel a sabiendas de que sus compañeros iban a cometer los atentados. “El procesado no colocó los artefactos que hicieron explosión [...]. No hay prueba alguna de que los hiciese explotar. Está acreditado que el procesado reservó habitaciones en los dos establecimientos hoteleros, pero no que fuesen las mismas donde se colocaron los explosivos”, afirman los jueces, que explican que el acusado aseguró que solo se desplazó en aquella época a la Comunidad Valenciana para desempeñar labores logísticas y que alquiló esas habitaciones como “medida de seguridad”. Para “disponer de varios alojamientos simultáneos” por si era descubierto y tenía que huir y ocultarse.
El doble atentado del 22 de julio se enmarcó en las denominadas “campañas de verano” de ETA, cuando la banda atacaba establecimientos comerciales y turísticos durante la época estival. El ataque tenía como objetivo, según la Audiencia, “causar la muerte de miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de otras personas que pudiera haber en las cercanías”. Los terroristas, tras dejar los explosivos en sendas habitaciones de los dos hoteles, avisaron a dos medios de comunicación de su colocación. Al diario Gara le dijeron que estallarían a las 12.30; y al periódico Levante que lo harían a las 12.00. Pero todo era una trampa para confundir a los agentes que se desplazaron a la zona. Los artefactos explotaron a las 12.05 y 12.15. “Está claro que iban a por nosotros”, relató entonces uno de los policías heridos.
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