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Génova, 13: una “sede expiatoria” de los males

Dirigentes veteranos del PP prefieren no pronunciarse sobre el cerrojazo al emblemático edificio

Javier Casqueiro
PP
Desde la izquierda, el arquitecto Gonzalo Urquijo, responsable de la remodelación de la sede central del PP, Ángel Acebes, Luis Bárcenas y Mariano Rajoy, en 2008.EL PAÍS

El PP actual lleva en su sede nacional del 13 de la calle Génova de Madrid desde enero de 1983. El histórico patrón de Alianza Popular, Manuel Fraga, había logrado en las elecciones generales de 1982 aupar esas siglas hasta 107 escaños y ese crecimiento necesitaba más espacio del que entonces disponían en un piso de la calle Silva.

El inmueble nuevo aún estaba en obras. Fraga, acompañado de su tesorero, Ángel Sanchís, de su secretario general, Jorge Verstrynge, y de su asesor para la prensa, Carlos Mendo, se mudó a la única planta entonces disponible. Algunos de aquellos fundadores tuvieron que compartir despacho. Pero Fraga no. El despacho del presidente, que era el más grande y tenía añadida una sala de reuniones, no se usó por nadie más ni se tocó ni se vació hasta 2007, cuando se acabaron las últimas reformas, pagadas con dinero negro de la caja b, según la investigación judicial abierta por los papeles de Bárcenas. Ni José María Aznar ni Mariano Rajoy osaron ocupar nunca ese espacio, que quedó clausurado, como un museo almacén.

En ese lugar que se catalogaba casi como “sagrado” está ahora el despacho del número dos de Pablo Casado, el secretario general, Teodoro García Egea. Ni Aznar, ni Rajoy ni los últimos secretarios generales del partido quisieron este martes ofrecer comentarios sobre el cambio de sede de Casado. Unos, como Francisco Álvarez Cascos, que ostentó 17 años ese cargo de número dos del PP prefirió no opinar para no inmiscuirse en un partido que ya no es el suyo. Otros, para eludir que cualquier matiz pueda interpretarse como una crítica a la actual dirección. Una voz crítica de ese PP del pasado se atrevió a ironizar: “Ahora, en vez del chivo expiatorio, han descubierto la sede expiatoria”.

La compra final de esa sede en 2006 y su polémica reforma entre 2007 y 2008, además, se afrontó en un periodo de tránsito entre la etapa final de Ángel Acebes en la secretaría general del PP de Aznar y la llegada de Dolores de Cospedal con Rajoy, en el Congreso de Valencia en 2008. Las gestiones de la operación, sin embargo, las impulsaron el entonces tesorero, Ángel Lapuerta, y su gerente, Luis Bárcenas, que ya la habían intentado con Aznar en 2003 y que tuvieron que aplazarla por el cambio de liderazgo en el partido.

El posible abandono de Génova 13 se abordó antes del último congreso del PP, en el verano de 2018, tras la moción de censura que derrocó a Rajoy y en el que Casado se impuso a la candidata Soraya Sáenz de Santamaría. La exvicepresidenta reconoció el 10 de julio en la cadena Cope que muchos militantes y dirigentes le habían comentado la posibilidad de vender la sede y contestó: “Como me lo han planteado muchos afiliados de base, hay que darle una vuelta”. A la entrada del mismo cónclave, Casado replicó entonces: “El PP no es ni un logotipo, ni qué sede tiene, ni un himno, ni un nombre. El problema que tenemos es de fondo. Lo que nos va a hacer reconectar con la sociedad no es pintar el logotipo de otro color o cambiarnos a un edificio de enfrente”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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