La fortuna suiza del rey emérito que se esfumó
Juan Carlos I donó 65 millones a Corinna Larsen y la justicia suiza no ha logrado encontrar más cuentas ni bienes
La principal pista de la fortuna sin declarar del rey emérito se encuentra en Suiza, pero fue “donada” hace ocho años a su examante Corinna Larsen. No hay constancia de otras cuentas o bienes en el extranjero de Juan Carlos I que debieran ser objeto de regularización mediante el formulario 720 de la Agencia Tributaria, según afirman los investigadores suizos y españoles. Yves Bertossa, el fiscal jefe del Cantón de Ginebra, investiga desde el verano de 2018 los 65 millones de euros que Juan Carlos I recibió en un banco helvético, en agosto de 2008, del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí como una donación del rey Abadalá bin Addulaziz, ya fallecido.
La Fiscalía suiza sospecha que ese dinero es el pago de una comisión por la supuesta intermediación del entonces jefe del Estado en la adjudicación de las obras del AVE de la Meca que obtuvo un consorcio de empresas españolas, pero hasta el momento no ha logrado acreditarlo. Los investigados esgrimen que la obra se adjudicó más de un año después de que Juan Carlos I recibiera los 65 millones desde Arabia Saudí.
Dos años y cinco meses después de que Bertossa descubriera la fundación panameña Lucum y su cuenta oculta en el banco Mirabaud & Cie, Juan Carlos I no ha sido llamado a declarar ni figura entre los investigados o testigos que discretamente han desfilado por el despacho del fiscal en varias ocasiones. Pese a que toda la causa gira en torno a esa donación de 65 millones, el fiscal no ha querido dar ese paso. Tampoco se espera que lo haga próximamente, según aseguran fuentes judiciales suizas. Dante Cánonica, el director de la fundación Lucum, interrogado por el fiscal Bertossa sobre la creación y los movimientos de la cuenta confesó que seguía en contacto telefónico con el rey emérito y afirmó que este en ningún momento le preguntó si iba a ser llamado a declarar ante el fiscal.
Fuentes cercanas al caso afirman que en estos dos últimos años, y en varias ocasiones, personas en Ginebra cercanas a Juan Carlos I le aconsejaron no viajar a esa ciudad a visitar a su hija Cristina que reside allí con sus hijos porque pensaron que Bertossa aprovecharía su estancia para llamarle a declarar. La advertencia tuvo lugar porque el rey emérito había manifestado su deseo de hacer ese viaje.
En junio de 2012 el entonces jefe del Estado firmó de su puño y letra una donación de 64,8 millones de euros en favor de Corinna Larsen, quien transfirió los fondos a una filial del banco Gonet & Cie en el paraíso fiscal de Bahamas. El dinero se trasladó cinco años después a cuentas de Larsen en el Fieldpoint Bank de Nueva York y a cuentas en el Reino Unido. Con esa fortuna la consultora alemana adquirió en Inglaterra ChyKnell Hall Estate, una lujosa mansión por la que pagó 6,7 millones y puso a nombre de una fundación cuyo beneficiario es su hijo Alexander, de 18 años.
Larsen, los gestores de la cuenta del rey emérito, Arturo Fasana y Dante Canonica, y el banco Mirabau & Cie, están siendo investigados por Bertossa por un presunto delito de blanqueo de capitales. La examiga de Juan Carlos I ha declarado al fiscal que la donación “irrevocable” fue “por amor” y porque el rey emérito “tenía la esperanza de recuperarme”.
El rastreo a las propiedades de Larsen compradas con dinero de Juan Carlos tampoco ha dado resultado. Los tres millones que le transfirió desde su cuenta en el banco Mirabaud & Ciel para la compra de dos apartamentos en la estación de esquí de Villars fueron “préstamos” ya devueltos, según la consultora. Y un terreno en Marrakech valorado en casi dos millones, un regalo del rey de Marruecos exclusivamente para ella. Algo parecido ha ocurrido en la investigación sobre un apartamento de seis millones en Eaton Square (Londres).
Bertossa ha investigado, también sin éxito, una transferencia de cinco millones que recibió Larsen del Gobierno de Kuwait en su cuenta en el banco Mirabaud & Cie. En sus escritos el fiscal destaca que el dinero llegó semanas después de Juan Carlos I visitara ese país árabe durante un viaje oficial. La consultora afirma que es el pago por sus servicios para llevar empresas europeas a los países del Golfo. Ejecutivos del banco han afirmado durante la investigación judicial que el mencionado pago no estaba avalado por ningún contrato.
La Fiscalía helvética investiga, también, a la fundación Zagatka de Álvaro de Orleans, primo lejano del rey emérito que durante 11 años le pagó vuelos en una compañía de jet privados por valor de ocho millones. Orleans ha declarado en condición de testigo y afirma que constituyó la fundación para ayudar a Juan Carlos I y seguir la tradición de su familia de apoyar a la monarquía española. Zagatka llegó a atesorar 14 millones y abonó tres en vuelos a Corinna Larsen que posteriormente le hizo devolver.
En el supuesto de la muerte de Orleans y de su hijo figuraban como tercer y cuartos beneficiarios de los fondos de la fundación Juan Carlos I y Felipe VI. Y como quintos, Elena y Cristina de Borbón. El pasado mes de junio esta fundación modificó sus estatutos y suprimió a todos. Ahora su objetivo es exclusivamente velar por el patrimonio de la citada familia. Anteriormente, incluía ayudar al rey emérito en agradecimiento por sus servicios en favor de la democracia en España.
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