El dibujo de Fatoumata tras sobrevivir a un naufragio
Una niña de siete años pinta a bordo del ‘Open Arms’ el horror de un largo viaje con su madre hasta ser rescatada
En el dibujo hay tres personas: Fatoumata, de siete años, su madre Moutetou y un hombre detrás de ellas con una porra. En el retrato, titulado Prisión Libia, la niña se dibuja a sí misma llorando. “En la prisión nos pegaban y casi no nos daban de comer”, narró su madre en la cubierta del buque Open Arms al fotógrafo Sergi Cámara. Relatan que estuvieron dos semanas bajo un infierno carcelario en Trípoli del que solo pudieron escapar pagando 5.000 dinares (3.109 euros). Unos días después volverían a pelear por su vida, en el mar Mediterráneo, intentando mantenerse a flote mientras los rescatistas trataban de salvarlas junto a otras 116 personas que pataleaban para mantener la cabeza fuera del agua. El suelo de la balsa donde viajaban se deshizo. Murieron seis personas, incluido un bebé de seis meses, a causa del naufragio. La niña guineana y su madre embarazada se encuentran ahora a salvo en la isla italiana de Lampedusa.
Su travesía comenzó dos meses atrás en Guinea Conakri. Desde allí cruzaron Malí, Argelia hasta llegar a Libia, donde la policía las detuvo y las llevó a Trípoli. El dinero que tuvieron que pagar para ser libres es parte del sistema de extorsión que lideran las milicias libias que mantienen el control del territorio del país. Es la historia de miles de migrantes que transitan por ese Estado en guerra para llegar a Europa.
En los dibujos de otros migrantes rescatados por el Open Arms, donde les han ofrecido cartulinas para plasmar lo que habían vivido, se pueden observar testimonios de la violencia que experimentan en su travesía y el infierno que sufren cuando se encuentran en una patera precaria en mitad del Mediterráneo.
Los tripulantes del Open Arms fueron testigos una vez más de este trauma. “Un chico joven tenía las piernas totalmente abrasadas”, narra David Lladó, jefe de la misión del buque humanitario. “Se produjeron por la mezcla del combustible y agua salada que había dentro de su embarcación”. El riesgo de naufragio está siempre presente: 795 personas han muerto o desaparecido este año en el Mediterráneo intentando cruzarlo en una patera, según la Organización Internacional para las Migraciones.
La balsa donde viajaban Fatoumata y su madre llevaba dos días a la deriva. El oleaje aumentó conforme se adentraban en aguas profundas. “La embarcación estaba destinada a naufragar”, explica el jefe de misión del buque, David Lladó por teléfono. “Por suerte los encontramos a tiempo, porque si no, la tragedia no habría sido de seis cadáveres, sino de 118 por lo menos”. La patera con más de 100 migrantes se balanceaba en medio del mar abandonada a su suerte, ningún otro barco estaba cerca para su rescate. “Estuvimos horas buscando, pero no podemos tener la certeza de que no haya ningún desaparecido más”, dice Lladó.
El Open Arms, que además del rescate de Fatoumata y su madre Mouteto realizó otras dos operaciones más en las que salvaron la vida de 259 personas, se encontraba hasta la noche del viernes a una milla náutica de las costas de Trapani (Sicilia) a la espera de una instrucción del Centro de Coordinación Marítima italiano. Por fin, durante la mañana de este sábado han desembarcado a todos los adultos hacia un buque en el que pasarán una cuarentena de dos semanas como impone el Gobierno italiano desde el comienzo de la pandemia. El barco humanitario se encuentra en estos momentos en ruta para transferir a los menores a otro ferri donde harán lo mismo. Posteriormente se dirigirán a puerto para atracar y descender los cinco cadáveres que aún permanecen en la nave.
Entre los rescatados que desembarcan este sábado se encuentra también Balgany, de seis años. El niño viajaba en la misma patera que el bebé Joseph, de seis meses, quien perdió la vida en el naufragio. Balgany, de Guinea Conakri, aparece brevemente en un vídeo divulgado por la ONG donde la madre de Joseph gritaba horrorizada por su hijo que había caído al agua. El chico guineano vomitaba en una esquina de la lancha de rescate: había tragado mucha agua y se notaba desorientado.
El pequeño ha contado su historia, en un nuevo vídeo publicado este viernes por la organización: “Estábamos en la barca y luego el agua entró. Nuestra barca estaba rota y tragué mucha agua. Tragué muchísima agua. Luego agarré la cuerda del barco pequeño y la gente tiró de mí para subirme. Esta mañana le pregunté a mi padre: ‘¿Dónde está mamá?’ Y él me dijo: 'No lo sé”. Una señora sentada detrás de él, añade a su respuesta: “Su mamá se quedó en el agua”. Balgany baja la mirada y se queda callado.
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