Muere Joan Mesquida, exdirector de la Policía y la Guardia Civil y dirigente de Ciudadanos
El político estaba enfermo de un cáncer e iba a someterse a un trasplante de médula
Joan Mesquida, ex director general de la Guardia Civil y de la Policía y dirigente en la actualidad de Ciudadanos, ha fallecido este lunes a los 57 años a consecuencia de un cáncer. Mesquida, dirigente de la ejecutiva permanente de Ciudadanos y antes miembro de la vieja guardia socialista, llevaba meses en tratamiento por la enfermedad y estaba a punto de someterse a un trasplante de médula. La presidenta de Cs, Inés Arrimadas, ha expresado a través de Twitter su desolación por la muerte de su compañero. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, el vicepresidente y líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias; y el líder del PP, Pablo Casado, entre otros, también han hecho públicas sus condolencias.
“Estamos devastados por el fallecimiento de nuestro compañero Joan Mesquida. Una persona extraordinaria, un amigo leal y un hombre de Estado. Hasta el final mantenía intactas sus ganas de vivir y su ilusión por mejorar este país. Cuánto vamos a echarte de menos, amigo mío. DEP”, ha escrito Arrimadas en la red social. A pesar del cáncer, Mesquida seguía participando en las reuniones de la dirección del partido, a veces de forma telemática. Este lunes no lo hizo porque ingresaba en el hospital para prepararse para el trasplante.
El político mallorquín desempeñó importantes cargos en Gobiernos socialistas hasta su incorporación a Ciudadanos en 2019 para las elecciones generales de aquel año. Aunque fue un fichaje de Rivera, Arrimadas confió en él para situarlo en su núcleo de dirección, formado por solo media docena de personas. Ideológicamente moderado, era un apasionado de la política, según cuentan en Ciudadanos, y tenía un sentido de Estado muy interiorizado, fruto también de sus responsabilidades en asuntos sensibles como el terrorismo. Hasta el final, Mesquida ha estado implicado en los asuntos del partido, donde era apreciado por sus compañeros y especialmente por Arrimadas. “Era uno de esos tipos duros de los que ya quedamos pocos. No se quejó nada durante la enfermedad. Y le dolía mucho. Era además muy, muy honesto”, cuenta apenado uno de sus compañeros de ejecutiva. La noticia ha caído como un mazazo en Ciudadanos y los principales dirigentes han expresado sus condolencias en las redes sociales.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha destacado el trabajo “sin descanso” de Mesquida para acabar con el terrorismo de ETA y la lucha armada. “Hoy nos deja un servidor público”, ha subrayado el jefe del Ejecutivo. También Pablo Iglesias ha puesto en valor la trayectoria del político balear de Ciudadanos, “un hombre que ocupó posiciones de gran responsabilidad en el Estado durante muchos años”. “Nuestro reconocimiento por su trayectoria pública y compromiso político. Descanse en paz”, ha expresado por su parte Pablo Casado, líder del PP.
El comienzo de su carrera política lo desarrolló en Baleares, como diputado regional y, después, consejero de Hacienda y Presupuestos en el Gobierno del socialista Francesc Antich. Él fue el encargado de redactar la ecotasa, el pionero impuesto balear que gravaba con un euro diario la estancia de turistas en la isla. De ahí, saltó a Defensa, donde fue director general de Infraestructuras con José Bono al frente de la cartera. Y, en abril de 2006, desembarcó en Interior, al ser nombrado por el entonces ministro, Alfredo Pérez Rubalcaba, como director general de la Guardia Civil. A los pocos meses asumía la hasta entonces figura inédita de director general de la Policía y Guardia Civil, que puso por primera vez bajo un mando único a los 125.000 agentes de ambos cuerpos. El objetivo era mejorar la coordinación entre ambos, algo que no logró siempre en temas como la lucha contra el terrorismo, donde Policía y Guardia Civil mantuvieron ciertas reticencias a colaborar. Fuentes policiales recuerdan que, en algunos momentos, fue “un mero supervisor” de lo que hacían una y otra institución, lo que además le obligaba a ir casi a diario a los despachos que tenía en las distantes sedes de las direcciones generales de la Policía Nacional y la Guardia Civil en Madrid para evitar malestar en una y otra.
De carácter “tímido” -el mismo se definió en una entrevista en EL PAÍS como “un tipo solitario, un jugador de tenis”- que a veces daba la imagen de “distante”, colaboradores suyos de aquella época le recuerdan como “hiperactivo. Era exigente porque él trabajaba mucho”, añaden. También destacan que, de su periodo en Interior, su peor momento lo vivió en diciembre de 2007, al asesinar ETA en la localidad francesa de Capbretón a los guardias civiles Fernando Trapero y Raúl Centeno. “Le afectó mucho”, señala otro antiguo colaborador. Fuera del ámbito terrorista, el político mallorquín dejó varias huellas que aún perduran. Él fue quien modificó la uniformidad de los agentes del instituto armado para dotarles de funcionalidad, con los polos que aún visten. También creó un grupo dedicado a investigar los delitos urbanísticos, germen del grupo que ha desarrollado operaciones contra la corrupción como Púnica y Lezo.
Mesquida se mantuvo como mando único de ambos cuerpos hasta abril de 2008, cuando, tras la segunda victoria de José Luis Rodríguez Zapatero, fue nombrado secretario de Estado de Turismo. Aquella fue una salida cantada. Entonces ya se conocían sus roces con su inmediato superior en Interior, el secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, con el que en ocasiones solapaba sus funciones de coordinación policial. En el ministerio se consideraba que el político había asumido mediáticamente excesivo protagonismo en detrimento del propio ministro y su número dos.
En su vuelta a la primera fila de la política activa con Ciudadanos, Mesquida volcó sus conocimientos en las fuerzas de seguridad en reforzar la política del partido en este campo. Así, participó en manifestaciones promovidas por la asociación por la asociación de policías y guardias civiles Jusapol para reclamar la equiparación salarial con los Mossos d’Esquadra. Y en mayo de este año cargó públicamente contra el ministro Fernando Grande-Marlaska, por el cese como jefe de la Guardia Civil en Madrid del coronel Diego Pérez de los Cobos, con el que Mesquida había entablado amistad a su paso por Interior.
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