Correa se queja al juez de que los presos del ‘procés’ están en la calle y que él lleva siete años sin un permiso
El jefe de Gürtel repatría dos millones de Suiza y reitera que quiere pagar todos los daños, pero el fiscal exige que traiga todo el dinero ya
Francisco Correa, el jefe de la red Gürtel, ha enviado un recurso manuscrito al juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis Castro, pidiéndole que le conceda su primer permiso de salida ordinario para ver a su hermano, discapacitado de 70 años, y a su hija menor de edad. Correa, que ya ha empezado a repatriar parte del dinero que tenía escondido en Suiza, reclama que se le “aplique la misma vara de medir” que a los independentistas, que se están beneficiando de permisos para “trabajar y para cuidar de familiares incapacitados”. En la fecha del recurso, el pasado 6 de julio, al que ha tenido acceso EL PAÍS, aún no se había otorgado el tercer grado a los presos del 1-0.
El jefe de Gürtel afirma que reúne todos los requisitos para acceder a permisos y que se le discrimina por la connotación “política” de su causa. Indica que en “su mismo módulo” hay presos que, aun “con menos tiempo de cumplimiento”, ya disfrutan de permisos pese a estar condenados por delitos muy graves (“asesinatos, violaciones…”). “Mis delitos”, relata Correa, “son económicos, y con importante carga política”. Correa se halla en la prisión de Valdemoro (Madrid).
Se ha enfrentado ya a tres juicios, que han arrojado tres condenas, y aún le quedan al menos otros cuatro. Ahora se está celebrando el saqueo de Gürtel a la visita del Papa a Valencia en 2006, donde la red logró comisiones por casi tres millones. De momento, ha recibido condenas que suman casi 70 años. Sin embargo, cuando hay condenas reiteradas por múltiples delitos, la ley establece que el interno solo tiene que cumplir el triple de la pena más grave. De momento, la pena más grave ha sido de seis años y nueve meses, por lo que el juez José María Vázquez Honrubia, uno de los magistrados que le ha penado en una de las vistas ya celebradas, le ha refundido las penas a un total “de 18 años de cumplimiento máximo”. Y que, en los juicios pendientes, no es previsible que se le imponga una pena superior porque, según Correa, la modalidad delictiva en las distintas causas era la misma.
Permiso denegado por la cárcel
Este recurso al juez Castro de Francisco Correa es su respuesta a la decisión de la prisión de Valdemoro, adoptada el pasado 26 de junio, de denegarle un permiso de salida alegando “la gravedad de su actividad delictiva, la lejanía en el cumplimiento de las tres cuartas parte de la pena, el hecho de que aún no ha abonado las responsabilidades penales y que no hay garantías de que haga un buen uso del permiso”.
Los tribunales desgajaron en ocho piezas judiciales la trama Gürtel, que empezó a investigarse en 2008, con la finalidad de imprimir mayor celeridad a los diferentes procesos. Sin embargo, la decisión ha causado el efecto contrario. “El calvario procesal al que no se está sometiendo no tiene precedentes, porque alcanzaremos el año 2025 y aún quedará algún procedimiento (juicio) por celebrar”, relata Correa.
Como garantía de que no pretende eludir sus responsabilidades penales, señala que durante cinco años, tras salir en libertad provisional en 2012, y hasta el 14 de febrero de 2017 en que entró por segunda vez en la cárcel, cumplió “rigurosamente con todas las exigencias que se me impusieron”, subraya. Y añade que, tras el juicio de Fitur Valencia, que le supuso una condena total de 13 años por distintos delitos, acudió con su “bolsa de la ropa preparada” a la vistilla que convocó el tribunal. Intuyó que la intención del tribunal era ingresarle en prisión sin esperar a que el Tribunal Supremo resolviera los recursos, como así sucedió.
Correa asegura que cumple los requisitos legales: “Llevo siete años de cárcel, he cumplido un cuarto de la pena y tengo buena conducta y ningún parte disciplinario”, sostiene. Y subraya que su padre y su madre murieron estando él entre rejas. Alude a un hermano, hoy de 70 años, discapacitado desde niño, cuyo único familiar es él. “Está enfermo y me gustaría verle y estar con él antes de que pueda pasarle algo”, señala.
También apela a su hija. Cuando Gürtel empezó a instruirse, la niña tenía cuatro años. Hoy tiene 16. “Me he perdido su infancia al estar en la cárcel (...) Vive con mi exesposa en Cádiz, y hace tres años que no la veo... No quiero hacerle pasar el trago de que me vea en esta situación. En los primeros años le mentimos diciendo que yo estaba en el extranjero… pero ahora sí sabe cual es la situación”.
Añade Francisco Correa que su ex esposa y madre de su hija también ha sido condenada a 15 años en el juicio denominado Gürtel, época 1. Y que está a la espera de que el Tribunal Supremo diga si confirma las penas o no, pero que teme lo peor y que también acabe en la cárcel. El permiso, señala, podría ayudar “a paliar los efectos tan negativos de la ausencia del padre y de la madre”, expone.
Discrepancias con la fiscalía
Correa ha devuelto ya dos millones de los que escondió en Suiza. Con ellos ha pagado la responsabilidad civil a la que ha sido condenado en uno de los juicios ya sentenciados. Ha abonado la responsabilidad civil de él y de todos los demás encausados que le acompañaron en el banquillo. Asegura que su intención es devolver todo el dinero que se le pida en los distintos juicios. De hecho, acordó con los jueces devolver otros 2,5 millones del juicio de época 1 de Gürtel y otros 275.000 de otra vista ya celebrada en Valencia, pero la Fiscalía Anticorrupción se opuso. Correa tiene unos 27 millones de euros entre Suiza (casi 23 millones) y Mónaco. La fiscalía quiere que repatríe de una tacada todo el dinero. Él se opone. Dice que pagará toda la responsabilidad civil que se le exija, pero a medida que se vayan celebrando los juicios.
Para traer a España los dos primeros millones, con el visto bueno del juez Vázquez Honrubia, llamó a los bancos suizos en los que tiene el dinero y a su testaferro, Arturo Fassana, que es el mismo del rey Juan Carlos I. Correa aseguró a EL PAÍS que en varias ocasiones acompañó en coche a Fassana a la Zarzuela, cuando este visitaba Madrid para ver a sus clientes. “El entraba y yo me quedaba en la puerta esperándole”. Correa compartió con el Rey emérito una cuenta de españoles en suiza que Fassana llamaba soleados.
Los 27 millones en Suiza y Mónaco están bloqueados judicialmente desde 2009. Suiza no los entregará a España hasta que acaben todos los juicios de Gürtel. Pero si Correa lo autoriza, Fassana firma como testaferro y los jueces de cada uno de los juicios lo aceptan, como ya ha ocurrido en una de las vistas, la banca Suiza libraría el dinero al instante. Las fiscales de Gürtel se oponen, quieren que traiga todo el dinero de una vez. Uno de sus abogados señala: “Tiene más bienes en España, casas embargadas en Cádiz, Baleares... No se trata de malvenderlas y que se subasten al mejor postor. No todo el dinero era ilícito”.
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