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Ciudadanía y movilidad centran la negociación sobre el futuro de Gibraltar

España y Reino Unido pactan el calendario para diseñar la relación con el Peñón tras el Brexit

Lucía Abellán
Varias personas caminan por Gibraltar.
Varias personas caminan por Gibraltar.A.Carrasco Ragel (EL PAÍS)

España y Reino Unido encaran con optimismo la posibilidad de pactar unas líneas maestras sobre Gibraltar tras el Brexit. Aunque las cuestiones más espinosas se suscitarán más adelante, el primer encuentro celebrado este martes entre representantes de los dos países en Málaga sirvió para acotar la negociación y fijar un calendario. Los derechos de los ciudadanos y la movilidad a través de la verja constituyen las prioridades de este diálogo, en el que el Ejecutivo aspira a entablar una relación más equilibrada con el Peñón.

Tras varias semanas estudiando cómo sortear las restricciones de movilidad derivadas del coronavirus, las delegaciones española y británica (con el Gobierno de Gibraltar incluido) lograron citarse en el sur de España para abrir en persona la primera negociación sobre el encaje de Gibraltar en la Europa pos-Brexit. Hasta Málaga se desplazaron representantes de los dos ministerios de Exteriores y una delegación del Ejecutivo gibraltareño encabezada por su ministro principal, Fabian Picardo. Fue la primera de una serie de rondas que se sucederán en los próximos meses. El objetivo es esbozar un acuerdo en octubre para que entre en vigor en enero de 2021, cuando Reino Unido y Gibraltar salgan del periodo de transición que entró en vigor tras el Brexit formal y que los mantiene desde entonces bajo el paraguas de casi todas las normas europeas.

Además de pactar el calendario, las partes lograron cierto entendimiento en los contenidos, “entre los que son prioritarios los intereses de los trabajadores y de los ciudadanos de la zona”, según un comunicado del Ministerio de Exteriores. Para Londres se trata de garantizar “el continuo bienestar y prosperidad de las personas en la región”, es decir tanto en el Peñón como en el Campo de Gibraltar, la mancomunidad gaditana que lo circunda y de la que provienen la mayoría de los 9.000 españoles que cruzan cada día la verja para trabajar.

El análisis más entusiasta provino de las autoridades gibraltareñas. Picardo se declaró satisfecho por el encuentro y aventuró que el eventual acuerdo incluirá “una agenda más amplia de interacción”, sin precisar detalles. “Se abordaron todas las cuestiones clave y no cabe duda de que hay ámbitos en los que se pueden realizar progresos considerables”, señaló en un comunicado. Entre ellos, el gobernante del Peñón citó la movilidad, un elemento clave para un pequeño territorio que depende en gran medida de la entrada de personas y mercancías a través de España. Con el Brexit, Reino Unido y su colonia se han convertido en un tercer país para la Unión Europea y la relación futura del Peñón con el bloque comunitario depende enteramente de España.

Más allá de esas generalidades, las partes pactaron no divulgar las líneas de discusión para no frustrar avances. Aun así, la satisfacción inicial de las autoridades gibraltareñas hace presagiar que, al menos de entrada, no habrá elementos relativos a la soberanía sobre el Peñón ni a otras cuestiones controvertidas. El Ejecutivo de Pedro Sánchez aspira a lograr mejoras relativas a la fiscalidad, los derechos de los trabajadores, el respeto al medio ambiente y otras cuestiones de índole práctica, alejadas de reivindicaciones soberanistas. Para abordar los aspectos más técnicos, al encuentro asistieron representantes de otros ministerios españoles (Hacienda y Defensa).

Antes de iniciar las conversaciones, una fuente del Gobierno británico señaló a este diario: “Ningún tema de los que se discutan tendrá repercusión alguna en lo que respecta a nuestra clara soberanía sobre Gibraltar”. Con la idea de encuadrar esta negociación en el proceso general para construir una futura relación entre el Reino Unido y la Unión Europea, los representantes británicos aprovecharon el encuentro para dar algunas pinceladas sobre este diálogo entre Bruselas y Londres, que vive horas bajas. Los negociadores de la mesa sobre Gibraltar confían en forjar un pacto aun en el caso de que fracase el entendimiento general entre Europa y el Reino Unido.

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El próximo encuentro del proceso gibraltareño se producirá este mismo mes, aunque la fecha está por precisar.

La ministra defiende la "soberanía fiscal"

El punto de partida de este proceso es el tratado fiscal entre España y Reino Unido para limitar las prácticas fiscales desleales del Peñón hacia la hacienda española. La ministra de Exteriores, Arancha González Laya, ensalzó este martes el acuerdo tributario ante las críticas de Vox por sus limitaciones. “Desde el Tratado de Utrecht no había habido ningún acuerdo entre España y Reino Unido sobre Gibraltar. Se ha hecho para poner coto a la deslealtad fiscal ejercida por Gibraltar hacia España. Había que dar respuesta a un problema, que es la soberanía fiscal”, defendió la ministra durante su comparecencia en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica que se desarrolla en el Congreso. González Laya auguró más avances en la negociación que comenzó ayer, pero instó a valorar el tratado fiscal, que aún debe recibir el visto bueno parlamentario tanto en España como en Reino Unido.

Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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