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La organización de narcos que convertía el hachís en oro, plata y diamantes

Policía Nacional y Guardia Civil detienen en la Costa del Sol a 15 personas investigadas por blanquear los beneficios del tráfico de drogas comprando lingotes, piedras preciosas y acciones de empresas

Parte del oro incautado a una organización de narcos asentada en la Costa del Sol.
Parte del oro incautado a una organización de narcos asentada en la Costa del Sol.

No es fácil sorprender a la policía. Los agentes más experimentados que luchan contra el narcotráfico están acostumbrados a formas cada vez más novedosas de esconder la droga o ver cómo los delincuentes desarrollan su imaginación para blanquear el dinero ilegal. Pero la que parecía una operación más escondía una gran sorpresa en una caja fuerte: medio centenar de lingotes y 250 monedas de oro, así como otro centenar de plata y 88 piedras preciosas entre diamantes negros, esmeraldas y zafiros. El conjunto está valorado en más de dos millones de euros. “Jamás habíamos visto tanto oro junto”, cuenta sorprendido un policía de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de Málaga.

El hallazgo, realizado en una vivienda de Lugo el pasado febrero, puso el punto final a la operación Lucchetto-Cerrojo iniciada en julio de 2019 y que ha permitido a Guardia Civil y Policía Nacional detener a 15 personas de una organización asentada en la Costa del Sol que enviaba hachís y marihuana procedente de Marruecos a Madrid, Galicia, Asturias y el sur de Francia. También llamó la atención de los policías la veintena de armas y los 15.000 cartuchos de municipio de guerra hallados en los registros. “Se preparan porque los robos entre bandas son cada vez más habituales y tienen que defenderse”, asegura este agente.

“El oro es un valor seguro, así que era una forma segura de invertir el dinero obtenido ilícitamente”, cuenta el policía. Según los investigadores había sido comprado legalmente en Estados Unidos y México. Su peso total alcanzaba los 17 kilos y su valor superaba el millón de euros. Las joyas y la plata, valorados en otro millón, también tenían origen legítimo. Igual que las 600.000 acciones en diversas empresas de Canadá que los delincuentes habían adquirido. El que no tenía germen legal era el capital, obtenido a través del narcotráfico. Los miembros del Grupo de Investigaciones Patrimoniales y Localización de Activos de la Comisaría malagueña siguen rastreando precisamente el dinero, la forma de blanqueo y la posterior inversión.

Un trasbordo de hachís en alta mar, el origen de la operación

El trasbordo en alta mar de varios fardos de hachís a una embarcación de recreo fue el punto de partida de esta operación. La Policía Nacional investigaba la introducción de esta droga a través del puerto de El Candado, en Málaga, así como un puerto deportivo de Marbella. Los responsables ―de nacionalidad española, marroquí y brasileña― vivían en Marbella, Mijas y Monda. Desde el sur distribuían en pequeñas cantidades escondidas en dobles fondos de vehículos, normalmente detrás de la radio. Su destino era principalmente Madrid, Galicia y el sur de Francia. De forma paralela, la Guardia Civil supo que varias personas planeaban introducir hachís desde Marruecos. Y cuando ambos cuerpos de seguridad compartieron información, comprobaron que eran los mismos individuos y comenzaron a trabajar de manera conjunta.

Parte del arsenal incautado a una organización de narcotraficantes asentada en la Costa del Sol. Operación Luccheto-Cerrojo.
Parte del arsenal incautado a una organización de narcotraficantes asentada en la Costa del Sol. Operación Luccheto-Cerrojo.
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El trabajo colaborativo permitió conocer que la organización contaba con una vivienda en Coín que ejercía de guardería, es decir, de almacén del hachís para, desde allí, ser enviado hacia el norte. Comenzó entonces la primera fase de la operación, que acabó con una persona detenida tras ser interceptada conduciendo un coche que escondía grandes cantidades de hachís. En el registro del domicilio de Coín se encontraron varios fardos de hachís ―repartidos en compartimentos bajo el colchón de una cama de matrimonio― y un arma de fuego y se detuvo a dos personas más. La segunda fase sirvió para arrestar a cuatro personas e incautar 356 kilos de hachís y 103 de marihuana. “Su destino era organizaciones delictivas asentadas en Madrid, Asturias y Galicia, pero también otros puntos del país, así como el sur de Francia”, cuentan fuentes de la Guardia Civil.

El golpe definitivo se asestó a finales de febrero pasado, cuando se llevaron a cabo ocho registros de manera paralela y se detuvo a otras ocho personas, siete más en Málaga y una última en Lugo, donde también hay una persona investigada. Precisamente en la ciudad gallega fue donde se encontró todo el oro, la plata y las piedras preciosas, aunque durante la intervención también se encontraron 20 armas de fuego ―14 pistolas, dos revólveres, un fusil de guerra, una escopeta y dos carabinas―, 90 cargadores, 15.000 cartuchos de munición de guerra, un bastón de estoque, 70.635 euros en metálico, y la aprehensión de 458 kilogramos de hachís, 104 kilogramos de marihuana, 16 gramos de cocaína y 12 gramos de MDMA.

Además, se han inmovilizado siete cuentas bancarias con más de 400.000 euros, 600.000 acciones de empresas en el extranjero y se ha incautado un reloj de lujo, cinco vehículos, cuatro básculas de precisión, una envasadora al vacío, dos moldes y prensas para distribuir la droga, así como material informático y de telefonía móvil. A las 15 personas arrestadas ―14 en Málaga y uno más en Lugo― se les imputan los presuntos delitos de organización criminal, tráfico de drogas y tenencia ilícita de armas. La mayoría están ya en prisión.

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