5.000 euros por pasar el Estrecho a más de 100 kilómetros por hora, sin chaleco y rodeado de hachís
Cae una banda que introdujo en ‘narcolanchas’ 269 migrantes y 10 toneladas de droga
Cuesta imaginar la sensación de experimentar un viaje sentado en el suelo de una narcolancha que se desplaza a 120 kilómetros por hora, sin chaleco salvavidas, ni asidero donde agarrarse, más allá de unos fardos de hachís de 40 kilos que copan el poco espacio disponible. Al menos 269 migrantes pagaron 5.000 euros cada uno a una mafia que ponía en riesgo la vida de sus polizones en peligrosos portes en los que se introdujo casi 11 toneladas de droga en las costas de Cádiz y Málaga, según la investigación de la Guardia Civil.
Fue la verborrea del Chatito, uno de integrantes de esta banda de narcos, la que ha provocado la detención de 89 personas y que otras 39 estén siendo también investigadas en ambas provincias andaluzas y la ciudad autónoma de Ceuta en el marco de la operación Perla. Al supuesto traficante, de unos 30 años, le gustaba pavonearse en vídeos en los que viajaba a bordo de potentes motos de agua o en los que sostenía fajos de billetes diciendo que eran tabletas “de turrón”. La Guardia Civil de OCON Sur ―el organismo creado para la lucha contra el narcotráfico en el Estrecho― cree ahora que ese dinero formaba parte de los beneficios que su banda obtenía por traficar con personas y con hachís.
Los implicados están investigados por narcotráfico, pertenencia a organización criminal, contra los derechos de ciudadanos extranjeros, contrabando, robo y hurto de vehículo a motor, falsedad documental y tenencia ilícita de armas. Buena parte de ellos acabaron detenidos el pasado mes de octubre, cuando se desplegó un operativo de más de 500 agentes entre la barriada del Príncipe de Ceuta, Algeciras, Manilva, Estepona, Marbella, Mijas, Fuengirola y Torremolinos. Durante los meses siguientes, las investigaciones policiales han llegado a nuevos implicados y ya se han dado por concluidas con el levantamiento del secreto de sumario del caso, según fuentes cercanas al caso.
Radares en pisos
La banda tenía una amplia estructura logística que se extendía a ambos lados del Estrecho. Eso hizo que aprovecharan los viajes para introducir migrantes en portes que llegaron a hacer a plena luz del día, “algo que causaba cierta alerta social en la población”, señalan los investigadores. La organización cobraba a cada polizón hasta 5.000 euros por un billete. Para asegurarse que sus polizones pagaban la totalidad de su billete, la mafia recogía a los recién llegados en vehículos cuando llegaban a la Península y les retenían hasta que les pagaban.
Las pesquisas han acreditado la misma forma de actuar en los once viajes en los que, según los cálculos de los agentes, introdujeron en el país a 269 migrantes y 10.700 kilos de hachís. Las precauciones que la organización tomaba iban más allá de los habituales informadores apostados en la costa. Los investigados aprovecharon las plantas altas de edificios de apartamentos en primera línea de la Costa del Sol para instalar un “sofisticado” sistema de radares, según ha explicado este sábado la Guardia Civil en una nota de prensa. A los investigados se les ha intervenido también 10 toneladas de hachís, 26 embarcaciones, 29 vehículos ―tres de ellos robados―, 250.000 euros en efectivo y 12 armas de fuego (cuatro cortas y ocho simuladas).
Tanto esfuerzo de contravigilancia y seguridad acabó siendo en balde por el gusto que el Chatito le cogió a grabarse narrando sus andanzas. “Esto es un caballo loco. Esto es la crème de la crème. Mira Ceuta, Gibraltar, La Atunara y mira la puesta de sol”, afirmaba en unos vídeos que difundió y que acapararon la atención de televisiones nacionales. Para cuando el supuesto narco, un asalariado de la organización de escala intermedia, quiso recular con otra grabación en la que decía ser inocente, ya fue tarde. En octubre, se convirtió en uno de los 128 investigados por pertenecer a un grupo de narcotraficantes. Al Chatito le tocará esperar al juicio para ver si ahí tiene más suerte en explicar de dónde procedían esos fajos de billetes como “turrones”.
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