Zapatos con tacones imposibles, joyas con formas humanas y animales, bolsos inspirados en la naturaleza… Oníricos e irracionales, los complementos y accesorios de esta temporada sobrepasan lo real. Una invitación a soñar en un año de lo más surrealista.
Salvador Dalí colaboraba con Elsa Schiaparelli para producir piezas de joyería divertidas y extrañas que reinterpretaban partes del rostro: ojos con brillantes engarzados, labios de rubí... En esta página, bolso en piel de Fendi; pendientes
surrealistas en forma de orejas de Schiaparelli; broche Gelati, de Bulgari, y paleta de sombras Sciomancer, de Byredo.Yago Castromil (EL PAÍS)El surrealismo representaba formas imposibles que apelaban a la imaginación. Ahora, la moda vuelve a inspirarse en este movimiento artístico. En esta página, bolso blanco de pie cepillada con líneas pintadas a mano de Prada, botín de piel de Latouche (en El Corte Inglés), zapato Balloon en piel de Loewe y pulsera de maquech de Suarez. Yago Castromil (EL PAÍS)El oro del azur, obra de Joan Miró de 1967, recuperaba signos y símbolos de los años cuarenta y era una exaltación del color amarillo dorado. El oro vuelve a estar de moda esta temporada. En esta página, zapato de piel con tacón de metacrilato transparente de Emporio Armani; bolso de piel Daisy Clutch, de Saint Laurent por Anthony Vaccarello; pendiente de Chanel, y anillos B.Zero, de Bulgari.Yago Castromil (EL PAÍS)Bolso trenzado en piel de Bottega Veneta; collar de oro Clash XL, de Cartier; abanico Croco de ébano y piel, de Olivier Bernoux; reloj de platino Day-Date, de Rolex, y vela aromática de Diptyque.Yago Castromil (EL PAÍS)El movimiento surrealista es un arte para el que se necesita mucha ironía, exige sentido del humor. En esta página, bolso de piel Cubi, de Loewe; pintalabios de Byredo; brazalete de piel de Hermès; brazalete Bone, de Elsa Peretti para Tiffany & Co., y reloj Baignoire de oro amarillo, de Cartier.Yago Castromil (EL PAÍS)Zapato salón de terciopelo de Manolo Blahnik; bolso bordado con motivo de mimosas Lady Dior, de Christian Dior, y pendiente circular de metacrilato de Emporio Armani.Yago Castromil (EL PAÍS)