Argelia, un sueño de arena
El que fuera el antiguo reino bereber de Numidia es un sueño de arena. La mayoría del territorio está bañado por el desierto; sin embargo, hay mucho por descubrir en este bello país al norte de África
Al norte de África, entre el Sáhara y el Mare Nostrum, se extiende parte del antiguo reino bereber de Numidia. En palabras de la novelista argelina Assia Djebar, es “un sueño de arena”, puesto que la mayoría de su territorio se encuentra cubierto por el desierto. Tras una agitada historia de conflictos y colonialismo, hoy en día Argelia es una fascinante fusión de historia, arqueología y cultura tradicional.
Las paredes encaladas y las calles sinuosas de la Kasbah de Argel presentan la capital de Argelia, las ruinas fenicias, romanas y bizantinas de Tipasa, Djémila y Timgad; desentrañan fragmentos del complicado pasado del país, mientras que los pueblos bereberes habitan entre los emplazamientos arqueológicos romanos de la antigua ciudad de Constantino. Junto con Ghardaya, fundada por los mozabitas, una secta ibadí de los musulmanes amazigh en el valle de M’Zab con casi 1.000 años de historia, son algunas de las maravillas que podrás encontrar en Argelia. Para conocerla al detalle nos adentramos en algunos de sus vestigios más famosos.
Argel, capital de Argelia
La ciudad de Argel, la capital del país, es un destino de contrastes pero, sobre todo, histórico. Dicen que fue fundada por el héroe de la mitología griega, Hércules. Aunque, según los hallazgos arqueológicos, lo más probable es que su fundación fuera en el siglo IV antes de Cristo. Su origen como puerto fenicio llamado Ikariam perteneció a los antiguos reinos bereberes de Mauritania y Numidia, un Estado de la antigüedad constituido tras la segunda guerra púnica.
La Kasbah, su medina, debe ser el epicentro de cualquier viaje a la capital, porque sobre Ikariam fue construida la ciudad que hoy visitas. Callejuelas sinuosas y empinadas van mostrando un paisaje en el que el blanco marca el compás: pequeños comercios de siempre y grandes mezquitas, aquí se encuentran tres de las principales. La mezquita Ketchaoua, la mezquita nueva y la Gran Mezquita de Argel, la más antigua de Argel, levantada a finales del siglo XI.
El esplendor de su patrimonio arquitectónico se muestra en el Memorial de los Mártires, que nos sirve de puerta de entrada y salida a la Kasbah, y en la basílica de Notre Dame de África, que nos recuerda el colonialismo francés, y en el palacio de Raïs, uno de sus edificios que mejor ha sobrevivido al tiempo. Para conocer más sobre este patrimonio hay que dirigirse a sus museos, destacando sobre todos ellos el Museo Nacional de El Bardo, uno de los mejores de toda África.
Es sorprendente encontrarse en una ciudad “de arena” un oasis verde; hablamos del jardín botánico de Hama, de 32 hectáreas y creado en 1832.
Tipasa, el yacimiento romano de Argelia
¿Una ciudad romana en la costa de Argelia? Sí, así es, la ciudad que nos ocupa ahora es Tipasa. A unos 68 kilómetros de Argel, el viajero descubre este patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1982. Una antigua ciudad romana creada por los fenicios y convertida en colonia militar por el emperador romano Claudio en la conquista de los reinos de Mauritania. Llegó a ser una de las ciudades más importantes del Imperio Romano en Argelia, y se estima que alcanzó una población de 20.000 personas en el siglo IV. De las ruinas fenicias, romanas y bizantinas de Tipasa aún queda mucho por ver: tres iglesias, unos baños, dos cementerios, un teatro, un anfiteatro, el ninfeo, y en la zona de las murallas aún se puede observar lo que fue un antiguo puerto.
A escasos metros del centro de la ciudad se ubica el gran mausoleo real de Mauritania, un monumento funerario en el que están enterrados los bereberes Juba II y Cleopatra Selene II, rey y reina de la antigua Mauritania. De la época cristiana, en Tipasa, que fue de los siglos III y IV, se conservan hoy en día multitud de edificios religiosos. Algunos están decorados con pavimentos de mosaico de gran calidad, que ilustran escenas de la vida cotidiana o motivos geométricos. La invasión vándala del siglo V no marcó el fin definitivo de la prosperidad de Tipasa, pero la ciudad, reconquistada por los bizantinos en el año 531, entró gradualmente en decadencia a partir del siglo VI.
Junto a Tipasa destacan dos pequeñas ciudades con pasado romano: Djémila y Timgad.
Ghardaya y el valle de M’Zab
La capital de la provincia que lleva su mismo nombre, Ghardaya, fue fundada por los mozabitas, una secta ibadí de los musulmanes amazigh en el valle de M’Zab, y cuenta con casi 1.000 años de historia, albergando una de las pentápolis —cinco ciudades oasis— más extraordinarias del Magreb. La ciudad costera de Ghardaya fue en sus inicios un centro comercial cartaginés, cuya necrópolis es una de las más antiguas y grandes del mundo púnico (de los siglos VI al II antes de Cristo). Durante este periodo, Tipasa desempeñó un papel fundamentalmente comercial.
Junto a Ghardaya, casi de la mano, el valle del M’Zab se conserva prácticamente intacto y también figura en la lista de patrimonio mundial de la Unesco. Llamado popularmente como M’Zab, es un oasis situado en el vilayato de Ghardaya, a unos 600 kilómetros al sur de Argel. Las mezquitas y casas del valle son auténticas atalayas que han servido de inspiración para numerosos arquitectos.
Timimoune, la ciudad del desierto
Como si de un sueño de arena se tratara, la ciudad de Timimoune aparece como un oasis en el desierto del Sáhara. El ocre rojo marca la mayoría de sus edificios, que nos recuerdan que este fue un asentamiento en el Gran Erg Occidental y que nos evocan a la África subsahariana. Rodeada de palmerales y de un lago salado completamente seco, este oasis rojo es una ciudad que vibra especialmente en las primeras y últimas horas del día. En el centro de Timimoune se encuentra el antiguo hotel francés Oasis Rouge, que actualmente sirve como centro cultural. En la visita a esta ciudad del desierto debes incluir una parada en la ciudadela y cueva de Ighzer.
Taghit, un oasis de arena
En la región desértica de Saoura, cerca de la frontera con Marruecos, se encuentra Taghit, en la provincia de Bechar, otro de los oasis más visitados de Argelia. Famoso por sus dunas, este lugar es el indicado para los paseos en camello, las teterías y el contacto con la naturaleza y la vida más auténtica de Argelia. La mayoría de visitantes que llegan hasta aquí quedan prendados de las majestuosas puestas de sol y los restos de su arte rupestre.
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