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Las islas Bijagós, el paraíso de Guinea-Bisáu que aún no conoces

Si buscas un lugar ajeno al turismo de ahora en África, las islas Bijagós son el destino perfecto: naturaleza salvaje, ni rastro de turistificación y mucha autenticidad

La isla de Bubaque.
La isla de Bubaque.Fabian Plock / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)
Sara Andrade Abad

Por supuesto que sigue habiendo lugares en el mundo a los que no ha llegado el turismo de masas, que se resisten a ser colonizados por esta fiebre turística. Si hablamos de África, existen países donde aún se sorprenden con la llegada de visitantes y donde tendrás la sensación de que estás descubriendo un paraíso. Gracias a su historia, Guinea-Bisáu conserva una autenticidad insólita de este tiempo. Tras experimentar siglos de colonización por parte de Portugal (desde 1450 a 1970), el país entró en una sucesión de guerras civiles que lucharon por conseguir el poder; eso, sumado a su condición animista, ha hecho que se hayan preservado zonas casi intactas donde prácticamente no existe la intervención del hombre, y que están fuera de los circuitos turísticos mundiales. Sin embargo, el potencial de este país, que es como un grano de arena en el desierto, por su pequeñez con respecto a otros del continente, lo convierte en un lugar muy interesante para conocer por su patrimonio, cultura, diversidad de etnias, su gastronomía, artesanía, folklore y por una naturaleza que reina sobre todo lo demás.

El país, además, goza de una temperatura media de unos 26,8 grados, lo cual es muy atractivo porque se puede visitar prácticamente todo el año. Los meses más secos son de octubre a junio, mientras que la temporada de lluvias tiene lugar desde julio hasta septiembre.

En este paraíso indómito está el bello archipiélago de las islas Bijagós, que se encuentra a unos 48 kilómetros del continente y que cuenta con 88 islas, de las cuales solo algunas están habitadas. De estas, unas pocas tienen población temporal que se desplaza exclusivamente para el cultivo del arroz, uno de los alimentos indispensables en su dieta y economía. La razón por la que algunas de esas islas no están habitadas se debe a que son sagradas, y en ellas se realizan ceremonias ancestrales como el fanado. La fe animista de los de Bijagós prohíbe la explotación de estas islas, lo que ha contribuido a que sean espacios completamente alejados de todo lo “humano”.

Los hipopótamos sagrados de Bijagós.
Los hipopótamos sagrados de Bijagós.dianajarvisphotography.co.uk / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

Nadie se sorprendería, por tanto, al saber que la Unesco declaró en 1996 a sus más de un millón de hectáreas reserva de la biosfera Bolama-Bijagós. Solo un año antes se creó el parque nacional de Orango, que incluye las islas de Orango, Orangozinho, Canogo, Meneque e Imbone. Y, por último, en 2000, se fundó el parque nacional de João Vieira y Poilão, que integra a los islotes más aislados.

Este bello archipiélago tiene una extensión de 10.000 kilómetros cuadrados y está habitado por unas 34.000 personas. Dentro de él se pueden distinguir cinco zonas geográficas: la zona este, que comprende Ilha de Galinhas, Canhabaque, Soga, Rubane y Bubaque; la zona sur, que integra Orangozinho, Meneque, Canogo, Orango Grande; la zona oeste, con las islas de Uno, Uracane, Eguba, Unhocomozinho y Unhocomo; al noroeste se puede encontrar Caravela, Keré y Carache, y por último, el noreste, con Formosa, Ponta y Maio. Además, tiene dos parques nacionales marinos: el parque nacional de João Vieira y Poilão y el parque nacional de Orango, y una zona marina protegida de la comunidad de las islas Formosa, Nago y Tchediã (Urok).

La isla de Rubané, en las islas Bijagós.
La isla de Rubané, en las islas Bijagós.dianajarvisphotography.co.uk / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

La naturaleza de las Bijagós

La belleza de este lugar radica en sus gentes y también en su exuberante naturaleza, con una alta biodiversidad: bosques de manglares, pantanos de agua salada y palmeras intercaladas con zonas de bosque seco, sabana costera y bancos de arena. Sus ríos, vitales en la organización geográfica, liberan agua dulce rica en nutrientes en el océano Atlántico, creando un caldo de cultivo y hábitat para muchas especies, incluyendo cocodrilos, peces, crustáceos y moluscos, tortugas marinas, manatíes e hipopótamos. Solo su manglar ocupa aproximadamente un tercio de la parte emergente del archipiélago, lo que explicaría la riqueza de sus aguas, un paraíso para las aves (de las que se contabilizan unas 374 especies).

Las dos especies más importantes de Bijagós son las tortugas verdes y el hipopótamo de agua salada, que está considerado como un animal sagrado. El archipiélago es el tercer punto más importante del Atlántico para el desove de tortugas (el primero es Tortuguero, en Costa Rica). En la isla de Poilão van a desovar millares de tortugas cada año. Debido a sus creencias animistas, en esta isla sagrada no se puede matar animales y son intocables, aquí se realizan rituales de paso y solo pueden entrar determinadas personas, por eso su preservación es mucho más alta. En ella, el IBAP cuenta con un campamento tortuguero que cada temporada controla el anidamiento y desove de todos los ejemplares de tortuga verde que pasan por la isla.

Una “sociedad de madres”.
Una “sociedad de madres”.Hemis / Alamy Stock Photo (Alamy Stock Photo)

El parque nacional de Orango

Que Guinea-Bisáu no sea un país muy turístico no significa que no esté esperando turismo, ni mucho menos. Lo espera, pero debe ser sostenible y respetuoso como las propuestas que ofrece. En este sentido, uno de los lugares que son indispensables en las Bijagós es el parque nacional de Orango, ubicado en la parte sur del archipiélago, comprende un total de cinco islas: Orango, Orangozinho, Meneque, Canogo e Imbone, y los tres islotes, Adonga, Canuapa y Anetive, en total, 158.235 hectáreas.

Orango es la isla más lejana de la parte continental de Guinea-Bisáu y también la más grande, con 2.500 habitantes repartidos en el 10% del territorio. Está protegido desde los años noventa por la Unesco y cuenta con una fauna abundante, que incluye hipopótamos marinos, algunas especies de tortugas que aquí hacen el desove, el mono verde, nutrias, manatíes y delfines.

Sin duda, una de las particularidades más llamativas de Orango, como ocurre en otras etnias del país, es la importancia que las mujeres tienen en ella. La sociedad de Guinea-Bisáu es matriarcal, son las mujeres las que toman algunas decisiones, como con quién y cuándo casarse, ejercen algunos cargos dentro de la comunidad, y toman iniciativas sobre cuestiones impensables en otras culturas como el divorcio o la custodia de los hijos. Eso no significa que no exista la desigualdad, las mujeres siguen experimentando vulnerabilidad y desigualdad como en muchos otros países africanos.

Orango Parque Hotel.
Orango Parque Hotel.en-Transición Social Films

En el parque nacional de Orango, que se creó precisamente para proteger algunas especies en estado crítico como los hipopótamos, se inauguró Orango Parque Hotel, un proyecto de cooperación español para la conservación de la naturaleza y de la población local en funcionamiento desde 2007. La Associaçao Guiné Bissau Orango, una entidad española sin ánimo de lucro, fue formada con el propósito de crear un modelo de desarrollo de ecoturismo que diera (y da) respuesta a un problema social y medioambiental en el parque nacional de Orango, además de ser un referente mundial en un modelo turístico responsable, sostenible y solidario.

El parque está habitado por los bijagós, que son quienes gestionan, junto con la organización, el hotel. Desde 2009, han conseguido directa o indirectamente rehabilitar varias veces un puesto de salud que da servicio a más de 2.000 personas de la isla, construir una escuela infantil, ocupada por la población local, generando un tipo de economía alternativa a la actual, basada más en el cultivo de arroz, aceite de palma y la pesca.

Con 14 habitaciones, es el único hotel en el parque y también uno de los pocos con los que cuentan las Bijagós. Aquí es donde trabaja Ana Maroto, bióloga y buceadora, miembro de la Fundación CBD-Hábitat, colaboradora de EL PAÍS VIAJES y una de las fundadoras del Orango Parque Hotel, desde donde da a conocer la increíble belleza natural y cultural de Guinea-Bisáu y las islas de una forma sostenible y respetuosa.

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