Encantos de Via Tornabuoni, un paseo lleno de arte y lujo en Florencia
Es conocida por ser una de las calles peatonales y comerciales más caras de la ciudad italiana, pero en su ambiente aún se respira la historia de los palacios renacentistas que mantienen viva la esencia de sus 350 metros

Con una historia que se remonta a la Edad Media, Vía Tornabuoni es conocida como “la calle comercial más cara de Florencia”, y se cuenta entre las que albergan más tiendas de lujo de Italia. Antes de las marcas, aquí se erigieron en pleno Renacimiento sublimes palacios y hoy concentra en apenas 350 metros ni más ni menos que 18 de ellos, con acogedores bajos donde esperan galerías, cafés y restaurantes de diseño vanguardista.
1. El palacio Antinori
En el extremo norte de la Via Tornabuoni, calle peatonal que se extiende a lo largo de 350 metros, desde el puente de la Santa Trinidad sobre el Arno hasta la placita de Antinori, se alza desde mediados del siglo XV el majestuoso palacio Antinori, frente a la iglesia de los Santos Michele y Gaetano, de origen lombardo. En el patio de esta obra maestra de la arquitectura renacentista se encuentra la Cantinetta Antinori, donde disfrutar de una estupenda cocina toscana regada con los vinos de su wine bar —la familia Antinori se dedica a la producción de vino desde 1385—.
2. Un menú tradicional
La fundación Palazzo Strozzi, en la confluencia con las vías Della Spada y Strozzi, organiza en el patio interior del palacio exposiciones de arte contemporáneo, instalaciones, performances y conciertos “con el objetivo de crear un diálogo entre lo viejo, un impresionante palacio renacentista que perteneció a la familia rival de los Médicis; y lo nuevo del arte de vanguardia, además de constituir un lazo de unión de Florencia con el mundo”, según sus promotores. Su historia se remonta a 1466, cuando a su regreso del exilio Filippo Strozzi dedicó sus energías a construir una residencia con la ambición de crear el “palazzo más grande y mejor” de Florencia.
Bajo los soportales se encuentra el Strozzi Bistrò, donde el chef galardonado con una estrella Michelin Tommaso Arrigoni incorpora en el menú platos tradicionales florentinos, como la pasta pici con ragú toscano. El espléndido diseño del local se debe a Fabio Novembre, que reemplazó la obra de otro grande, Roberto Cavalli, cuando aquí se encontraba el famoso Café Apollo. La terraza está muy frecuentada por visitantes y artistas, y es ideal también para un aperitivo o un desayuno.

3. Joyas de arte renacentista
La basílica de la Santa Trinidad, gótica sobre un antiguo templo románico del siglo XI, merece una visita por las pinturas de maestros del Renacimiento en su interior. Obras como las de Cenni di Francesco y Spinello Aretino, o algunos de los frescos más importantes de esa época en Florencia, como La Anunciación, de Lorenzo Monaco, en la capilla Bartolini Salimbeni, y los que recrean la vida de san Francisco de Asís en la capilla Sassetti, de Domenico Ghirlandaio. Entre las pinturas barrocas destacan las del artista Francesco Curradi. El templo preside la plaza del mismo nombre en el inicio de Via Tornabuoni, junto al río Arno.

4. Un aperitivo con historia
En el número 83 de la calle, frente al fastuoso hotel Palazzo Tornabuoni, la lujosa boutique de moda del recientemente fallecido Giorgio Armani ocupa un precioso local con sus escaparates incrustados en arcadas que se prolongan por la adyacente Via della Spada. Es en la esquina entre las dos calles donde hay que tomar un aperitivo en el legendario Caffe Giacosa 1815, donde se inventó el negroni en los locos años veinte, cuando el local se llamaba Casoni. Su rediseño en una etapa reciente fue obra del entonces propietario, el diseñador Roberto Cavalli. Su última renovación ha estado a cargo de los arquitectos y diseñadores Paolo Becagli y Alessandro Interlando.

5. El legado de Ferragamo
El palacio Spini Feroni, construido en el comienzo de la calle en el trecento (cuando fue el edificio de mayor tamaño de Florencia), es inconfundible por su estampa de castillo medieval en el que no falta el remate de las almenas en la azotea. Hoy alberga el Museo Salvatore Ferragamo, dedicado a la historia y repercusión internacional del insigne estilista y fundador de la firma que lleva su nombre. Ocupa toda la planta baja del palazzo, y reúne una extensa colección documental y de los modelos de Ferragamo, sobre todo de los calzados desde finales de los años veinte hasta 1960, cuando muere el diseñador, sin obviar sus creaciones en el campo de la peletería. Desde la fachada del edificio que se asoma al Arno hay una panorámica del Oltrarno, los barrios al sur del río, y del cercano Ponte Vecchio.

6. La meca del lujo
La insólita y deslumbrante cantidad de comercios de lujo en los bajos de los palacios de Via Tornabuoni se ha ganado el apodo para la calle de Il Salotto di Firenze. Si no hay problema en rascarse el bolsillo y se sucumbe a los preciosos escaparates, las oportunidades no faltan en las joyerías de Bulgari, Tiffany, Cartier o Pomellato; las tiendas de moda Ferragamo, Gucci, Prada, Fendi, Versace; zapatos y accesorios en Hogan (ocupa el local de la antigua Profumeria Inglese), Louis Vuitton, Balenciaga, Pucci, Dior, Max Mara… Aunque eso pocos lo considerarán un souvenir.

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