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Lisboa, la ciudad revestida de azulejo

Un paseo por las calles de la capital portuguesa y una visita al Museo Nacional del Azulejo son dos maneras de conocer la historia y evolución técnica y artística de este material modesto convertido en una expresión creativa de la cultura

Lisboa
Un mural realizado con azulejos por Maria Keil en la avenida Infante Santo de Lisboa (Portugal).Roberto Machado Noa (LightRocket / Getty Images)

Si Fernando Pessoa convirtió las calles de Lisboa en literatura, los azulejos que forran edificios y comercios de los barrios de Alfama y Chiado y la estación de tren de Rossio, incluso del metro, han convertido a esta ciudad en un museo de paredes cerámicas. Un museo urbano al aire libre que exhibe unas obras realizadas con un material convencional y accesible. Una pequeña piedra lisa y pulida usada por los árabes que la denominaban al-zuleique, tecnificada por los italianos y neerlandeses e importada por los portugueses desde los centros productores de Sevilla, Valencia, Málaga y Toledo, y con la que decoraron iglesias y conventos, palacios y casas, jardines, fuentes y escalinatas de quintas. Los monarcas portugueses, a quienes les gustó cómo los árabes habían empleado el azulejo para decorar los suelos y las paredes, lo introdujeron en la arquitectura y lo convirtieron en un medio de expresión cultural y creativo universal.

El azulejo es un patrimonio cerámico que representa temas sagrados y mundanos por medio de motivos figurativos, geométricos y abstractos que precede a ese arte callejero realizado por muralistas a los que se llama grafiteros. Los artistas portugueses llevan pintando muros, revistiéndolos de azulejos, desde el siglo XV. Lo que empezó como un motivo ornamental hoy es una manifestación artística y una expresión creativa de la cultura que luce en muchas ciudades del país.

Dos mujeres en el mirador de Santa Lucía, con vistas a la ciudad de Lisboa y el Tajo.
Dos mujeres en el mirador de Santa Lucía, con vistas a la ciudad de Lisboa y el Tajo.Mika Volkmann (Getty Images)

Junto al mirador de Santa Lucía se encuentra la iglesia del mismo nombre. Esta conserva un panel de azulejos azul cobalto y blanco, los colores de la referencial porcelana china para los artistas lusos, que representa la plaza del Comercio previa al terremoto, tsunami e incendio de 1755. En ese mismo balcón que se asoma al río Tajo también hay paredes de azulejos desconchados que contrastan con las exquisitas piezas conservadas y expuestas en el Museo Nacional del Azulejo de Lisboa, alojado en el antiguo convento da Madre de Deus, fundado en 1509. Una colección de azulejos que muestra la evolución histórica, técnica y artística del azulejo en Portugal, desde el siglo XV hasta la producción contemporánea, y en la que destacan desde lozas históricas, como Lección de danza, Historia del sombrero y Vista panorámica de Lisboa, hasta otras de autores contemporáneos como Júlio Barradas, Júlio Pomar, Manuel Cargaleiro, Querubim Lapa y Maria Keil. Además de mostrar, el museo también explica el proceso de elaboración del azulejo y se puede ver en un área reservada a artesanos restaurando piezas antiguas. La conservación del patrimonio de azulejos de Lisboa es uno de los objetivos de esta institución, la misma que también enseña la iglesia, el coro y los claustros.

Una de las salas del Museo Nacional del Azulejo de Lisboa.
Una de las salas del Museo Nacional del Azulejo de Lisboa.PATRICIA DE MELO MOREIRA (AFP / Getty Images)

A Maria Keil (1914-2012) se la considera la gran dama de las bellas artes portuguesa, autora de O mar, una gran pintura al fresco con azulejos en la avenida Infante Santo de la capital lusa. A ella y a su marido, el arquitecto Francisco Keil do Amaral, se les ocurrió la idea de revestir con azulejos las estaciones del metro de Lisboa recombinando baldosas de colores y patrones. Una idea a la que se sumaron otros artistas. Hay paradas suficientes para todos los que trabajan el azulejo: la estación Parque con su temática marítima; la estación Saldanha, en la que poemas de Almada Negreiros recubren las paredes; la de Oriente; y la del Aeropuerto, que da la bienvenida o despide a los pasajeros con escenas de iconos portugueses como la cantante de fado Amália Rodrigues, el futbolista Eusébio, el arquitecto Porfírio Pardal Monteiro, los artistas Rafael Bordalo Pinheiro y Almada Negreiros y los escritores Fernando Pessoa y José Saramago.

Murales realizados con azulejos en la estación de metro de Oriente de la capital portuguesa.
Murales realizados con azulejos en la estación de metro de Oriente de la capital portuguesa.Jeff Greenberg (Universal Group / Getty Images)

En la superficie, en las calles de Lisboa se pueden contemplar muchos otros azulejos que decoran edificios y comercios: la Casa do Ferreira das Tabuletas, que contiene diversas imágenes de la Tierra, el agua o la ciencia, en la calle Trindade 28-34; en Chiado, una fachada revestida de azulejos amarillos y naranjas que representa imágenes mitológicas; el Animatografo do Rossio, en la calle dos Sapateiros, que luce en su fachada modernista relieves esculpidos en madera y azulejos; modernismo que también se puede ver en la fachada de algunos edificios de la Rua do Salitre. Más azulejos se pueden ver en las calles Boavista, Junqueira, Esperança y Almirante Reis. En Alfama, su barrio más castizo, los zaguanes de las casas están recubiertos de azulejos con santos protectores y en las plazoletas las guirnaldas se combinan con cerámicas de tonos amarillos y rojizos. Las calles de Lisboa son un catálogo de paredes cerámicas con motivos del modernismo denominado Arte Novo de influencia belga, neerlandesa y alemana.

El Animatografo do Rossio luce en su fachada modernista relieves esculpidos en madera y azulejos.
El Animatografo do Rossio luce en su fachada modernista relieves esculpidos en madera y azulejos.Schoening (Alamy / Cordon Press)

Como no está bien arrancar un trozo de azulejo, quien quiera llevarse uno a casa puede comprarlo en la casa artesanal Sant’Anna (Rua do Alecrim, 95) o en la Feria Popular da Ladra (mercadillo que tiene lugar los martes y los sábados en el campo de Santa Clara). Otra opción es disfrutar de la lectura del libro Azulejo em Lisboa, de Nuno Seabra y publicado por Zest. El valor del azulejo es que siendo un material modesto, accesible y longevo, producido de manera artesanal e industrial, haya traspasado siglos y modas, dado testimonio de un intercambio cultural y convertido en un elemento distintivo e identificativo de la cultura portuguesa.

Una mujer con un puesto de azulejos en la Feria Popular da Ladra, en Lisboa.
Una mujer con un puesto de azulejos en la Feria Popular da Ladra, en Lisboa.Bildagentur-online / Universal Group / Getty Images

Guía práctica

Cómo ir:

las dos mejores opciones son volar con TAP Air Portugal www.flytap.com, la aerolínea estatal y con la española Iberia www.iberia.com

Dónde dormir:

Hotel Áurea Museum Lisboa Un cinco estrellas en el que las habitaciones están forradas con la cartografía de la época de las grandes expediciones de ultramar de los portugueses y cuenta con una exposición arqueológica ya que los muros del hotel en el pasado hicieron parte de palacios de familias distinguidas y relacionadas con la corte. Dispone de piscina exterior y baño turco, entre otras instalaciones.

Más información sobre Lisboa en www.visitlisboa.com

Guía práctica

  • Cómo ir: las dos mejores opciones son volar con TAP Air Portugal, la aerolínea estatal, y con la española Iberia.
  • Dónde dormir: Hotel Áurea Museum Lisboa,  un alojamiento en el que las habitaciones están forradas con la cartografía de la época de las grandes expediciones de ultramar de los portugueses y cuenta con una exposición arqueológica, ya que los muros del hotel en el pasado fueron parte de palacios de familias distinguidas y relacionadas con la corte. Dispone de piscina exterior y baño turco, entre otras instalaciones.
  • Más información sobre Lisboa en visitlisboa.com

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