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¿Cómo sé que de verdad me estoy alojando en un hotel ‘boutique’?

La demanda para estos alojamientos ha crecido de manera importante en el último año. Son lugares pequeños, con un estilo auténtico y un tratamiento cercano con sus clientes que buscan ofrecer una experiencia contraria a los grandes hoteles

Hotel Boutique
Vista de noche desde la piscina del hotel 'boutique' Nabia.Alfonso Sayago Murillo

A instancias de EL PAÍS, y mediante una batida rápida por Google, el SEO de Rusticae revela que las búsquedas de hotel boutique han crecido un 23% respecto a 2022. “La gente busca cada vez más esta clase de hospedaje”, refrenda Isabel Llorens, socia de este club de hoteles con encanto referencia en España, con presencia en Europa y Latinoamérica. Pero, ¿qué es exactamente un hotel boutique? No hay criterios objetivos para definirlo, puesto que la denominación no es oficial ni está recogida en ningún tipo de regulación o normativa. “Es una etiqueta, un adjetivo comercial que pone el propietario para evocar personalización y glamur”, apunta Ramón Estalella, secretario general de CEHAT (Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos).

No existe una definición legal, vale, pero sí una serie de características en las que todos los expertos coinciden y que un cliente debe esperar: los hoteles boutique son pequeños, “de no más de 40 habitaciones”, según precisa Llorens, y están muy bien decorados. “Suelen tener un diseño y estilo distintivo, ya sea mediante piezas de arte o una decoración tematizada”, según expresa el establecimiento marbellí The Oasis by Don Carlos. Por norma general, su localización es excepcional y forma parte de su singularidad. “Los propietarios se convierten en anfitriones, auténticos embajadores y guías de su zona”, destaca Llorens. El Hotel Nabia es, a su juicio, un buen exponente. Cuenta, además, con oferta complementaria, léase spa, tratamientos, terapias o zona wellness, y con una gastronomía distintiva. “Unos fogones honestos”, los tilda.

En 1984, Ian Schrager, fundador del mítico Studio 54, abrió en Nueva York el que se considera el primer hotel boutique del mundo: el Morgans, un lugar con personalidad, poco convencional, estrafalario, incluso, un verso libre entre los grandes almacenes de huéspedes, enormes y más impersonales, que imperaban en su entorno. Si el nacimiento del concepto fue urbano —Llorens lo sigue relacionando, a día de hoy, con la ciudad—, el campo se ha llenado, también, de este tipo de establecimientos. Si el listado de 10 mejores hoteles boutique de Tripadvisor es de asfalto, el buscador Club Rural identifica 235 en pueblos y entornos naturales.

Hotel Nabia, en Ávila.
Hotel Nabia, en Ávila.

Para Llorens, la personalización es clave para merecer el apellido boutique. “Creo que es una cuestión de distancias; si entras a un hotel cuya recepción parece la de un hotel, yo no lo llamaría boutique”, defiende. “Los huéspedes deben sentirse atendidos de manera individual y disfrutar de un servicio altamente personalizado a través de vivencias diseñadas para ser únicas”, coinciden en The Oasis by Don Carlos. Registro de entrada y salida privado, bienvenida, servicios exclusivos, relax, confort... “Un edificio, por sí mismo, no marca a este tipo de alojamientos. Es la decoración, la atmósfera, cómo de involucrados estén los equipos”, prosigue Llorens, llevando la conversación al terreno de los intangibles. “Claro que hay elementos objetivos, como el desayuno, que tiene que ser de 10, la cama o el gramaje de las toallas. Pero, además de eso, ha de ser un lugar especial que conecte con cada huésped y cuide la comunicación con él desde antes de la estancia”, reflexiona. Estos alojamientos tienen unos índices muy altos de clientes fieles que repiten.

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Hotel Nabia, en Ávila.
Hotel Nabia, en Ávila.

Estalella concibe el fenómeno como un intento de las grandes marcas de segmentar público y de los hoteles independientes de diferenciarse. Suelen ser establecimientos de cuatro o cinco estrellas (las estrellas sí son una categorización regulada) y de precio medio-alto, aunque no siempre, según matiza. “Muchos de ellos no son caros”, insiste. Sí alerta del riesgo de abusar del concepto boutique, igual que de apellidos también extraoficiales como lujo —”¿Qué es el lujo, mucho mármol y diseño o unas vistas naturales maravillosas? Cada cual tiene su propio concepto”— o rural. Estalella asegura que las páginas de opinión y los comentarios de los clientes son los que definen a los hoteles: “Es la transparencia que ofrece internet. Si te presentas como boutique y no lo eres, ya se encargarán las críticas de sacarte del mercado”.

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