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Baeza no es un típico pueblo blanco andaluz: 24 horas para descubrirlo

El casco antiguo de la localidad jiennense es un asombroso conjunto de palacios, iglesias, fuentes y monumentos civiles, la gran mayoría del período renacentista del XVI. Y, además, nada como acercarse al Museo de la Cultura del Olivo para completar la escapada

Baeza
Patio renacentista del Palacio de Jabalquinto, en el centro de Baeza (Jaén).Alamy Stock Photo

Situada a unos 50 kilómetros al norte de Jaén, capital de la provincia, y en el límite septentrional de Andalucía, Baeza conserva un exuberante patrimonio monumental en su centro histórico renacentista con reminiscencias medievales y de la dominación árabe (siglo IX). Un entorno que pertenece al patrimonio de la Unesco desde el año 2003. Al igual que la localidad vecina de Úbeda, también patrimonio mundial, situada a unos 10 kilómetros hacia el este, Baeza no es un típico pueblo blanco andaluz y se diría que su estampa está más emparentada con las localidades más bellas y antiguas de Castilla.

9.00 Dulce mañana

La pastelería Martínez (calle San Pablo, 28) (1), a menos de 10 minutos caminando de la catedral de la Natividad de Nuestra Señora de Baeza, es ideal para empezar la jornada con un desayuno. Buen café, sus cruasanes de jamón y queso son famosos en la localidad andaluza y hay que rematar la colación con algunas de sus pastas artesanas.

10.00 En otra catedral de Vandelvira

Como un mapa del tiempo de piedra, la catedral (2) hunde sus cimientos sobre la mezquita principal de la Bayyasa árabe, aunque algunas fuentes sostienen que aquí se erigió la aljama, una especie de ayuntamiento medieval. Desde mediados del siglo XII se convirtió en iglesia con un intervalo de nuevo dominio árabe hasta la reconquista de Fernando III El Santo en 1227. De aquel período se conservan la base de la torre y tres arcos cegados, y posteriormente se incorporaron elementos góticos —como las arcadas del claustro y el rosetón—, mudéjares y platerescos, hasta los trabajos que otorgaron al monumento su impronta renacentista a mediados del siglo XVI según los planos de Andrés de Vandelvira, el principal arquitecto también de la catedral de Jaén.

En su interior no hay que perderse el precioso retablo barroco en el altar mayor y la sucesión de capillas que se distribuyen alrededor de las tres naves. Junto al templo se alza la Casa Solariega de los Cabrera, que se conoce como Casas Consistoriales Altas (3), antigua sede del Concejo en el siglo XV, cuya fachada principal muestra entre las ventanas de estilo gótico los escudos de Juana la Loca y Felipe el Hermoso.

11.00 El oro verde de Jaén

En pleno cogollo del centro del pueblo, La Casa del Aceite (4), en el número 9 de la plaza de la Constitución, es una tienda ideal para adquirir el producto estrella jiennense: el aceite virgen de oliva. En sus estantes se apretuja una selección de los mejores aceites de Baeza y de la provincia, también los productos cosméticos a base del preciado óleo (jabones, cremas hidratantes, etcétera), junto con especialidades locales gourmet: patés de perdiz, mermeladas, miel…

Para los interesados en conocer mucho más sobre el llamado oro verde de Andalucía, a apenas 13 kilómetros al sureste de Baeza espera el espléndido Museo de la Cultura del Olivo (que reabrirá sus puertas el próximo 27 de julio; actualmente están de vacaciones) (5). Sus instalaciones en la Hacienda La Laguna, del siglo XVII, ofrecen una buena muestra de los sistemas antiguos de producción, una visita a un jardín donde crecen más de 30 variedades del árbol o la posibilidad de conocer una almazara.

Uno de los molinos expuestos en el Museo de la Cultura del Olivo, cerca de Baeza.
Uno de los molinos expuestos en el Museo de la Cultura del Olivo, cerca de Baeza.Sylvain GRANDADAM (Gamma-Rapho via Getty Images)

15.00 Manjares típicos regados por el mejor aceite

De vuelta a Baeza, es hora de probar alguno de sus buenos restaurantes. Junto al Mirador de las Murallas (6) —pocos restos quedan de la fortificación musulmana del siglo XII, el más representativo puede verse de camino al restaurante la Torre de los Aliatares (plaza de España, 1) (7)—, en el restaurante Taberna Casa Andrés (paseo de las Murallas, 8) (8) es recomendable empezar con algún entrante regado “con el mejor aceite de oliva del mundo”, a juicio de muchos expertos. Entre las opciones están la ventresca de bonito con tomate, el salmorejo o una ración de berenjenas con miel de caña. Luego se puede continuar con especialidades de la casa, como el solomillo de cerdo, la tiernísima pierna de lechón o con los más ligeros paté con frutos rojos, croquetas de gambas o pollo rebozado… De postre, es ya casi legendaria su tarta de queso. Un plus a su favor es la terraza con sublimes vistas a los olivares del cerro.

La elaborada fachada del Palacio de Jabalquinto, en Baeza.
La elaborada fachada del Palacio de Jabalquinto, en Baeza.Education Images (Education Images/Universal Image)

17.00 El centro histórico requiere unas horas de paseo

El centro antiguo de Baeza es un asombroso conjunto de palacios, iglesias, fuentes y otros monumentos civiles, la gran mayoría del período renacentista del XVI, y al que merece la pena dedicar dos o tres horas en un recorrido a pie.

Así, frente a la fachada norte de la catedral se abre la bonita plaza de Santa María (9). En ella se yergue la hermosa fuente del mismo nombre, de estilo renacentista y obra del maestro arquitecto local Ginés Martínez. Su hechura recuerda un arco de triunfo romano sostenido por columnas rematadas por ocho cariátides, y en el frontal superior dos atlantes flanquean el escudo imperial de Felipe II. El sobrio edificio del Antiguo Seminario de San Felipe Neri (10), construido en 1660, cierra la plaza por su lado sur y hoy acoge la sede la Universidad Internacional Antonio Machado, mientras que en el extremo opuesto se alza el Palacio de Jabalquinto (11), con otra bellísima fachada de estilo gótico, aunque la estructura principal del edificio es sensiblemente anterior, de mediados del siglo XV. Enfrente está la Antigua Universidad de Baeza (12), con su patio de doble arcada que vio a sus primeros licenciados hacia 1550 y al mismo Antonio Machado cuando impartió clases de Francés entre 1912 y 1919. Al lado, la iglesia de Santa Cruz (13), románica y construida en el siglo XIII tras la conquista de la localidad por el rey Fernando III, que bien pudo acoger entre sus muros las oraciones del gran poeta místico San Juan de la Cruz entre 1579 y 1582.

La fuente de Santa María, en la plaza del mismo nombre de Baeza (Andalucía).
La fuente de Santa María, en la plaza del mismo nombre de Baeza (Andalucía).Alamy Stock Photo

Siguiendo el recorrido en dirección noroeste, a pocos minutos aparece la plaza del Pópulo (14), también llamada “de los Leones”, por los cuatro felinos cuyas bocas hacen de caños en la fuente trasladada aquí desde el recinto arqueológico de la ciudad iberorromana de Cástulo. Una obra de arte coronada por una imagen de Imilce, princesa íbera que la tradición atribuye como esposa del caudillo cartaginés Aníbal. La plaza es otro enclave de Baeza que concentra monumentos de interés: las Antiguas Carnicerías y la Audiencia Civil y Escribanías Públicas. El primero data de 1547, cuando se destinó a la venta de carne, uso que se mantuvo ni más ni menos que hasta 1962, un par de años antes de que se trasladara piedra a piedra desde el otro lado de la adyacente Puerta de Jaén y el Arco de Villalar. Consta de dos plantas separadas por un bonito friso floral. La Audiencia Civil y las Escribanías, por su parte, también se distribuye en dos alturas y son de estilo plateresco. Hoy es la sede de la Oficina de Turismo y llaman la atención las tallas en piedra de siete leones tumbados sobre los dinteles de la fachada, bajo cinco medallones con imágenes del primer emperador romano, Octaviano, y otros personajes mitológicos o reales, como la hechicera griega Medea.

Vista de la Antigua Universidad de Baeza desde la calle Conde Romanones de la localidad jiennense.
Vista de la Antigua Universidad de Baeza desde la calle Conde Romanones de la localidad jiennense.Domingo Leiva (Getty Images)

21.00 Cena en la taberna

Para reponerse de este apabullante festín de arte del Renacimiento, lo mejor es una cena ligera a base de tapas en una clásica taberna baezana del casco histórico. La carta de El Arcediano (15) (abre de jueves a domingo; es mejor reservar), junto a la plaza de la Constitución, incluye tapas y raciones de lomo de orza, paté, jamón de bodega, atún de Barbate y alguna delicia foránea, como las anchoas de Santoña. Está ubicado en una callejuela que bien pudo inspirar los versos que Machado compuso en Baeza: “De la ciudad moruna / tras las murallas viejas, / yo contemplo la tarde silenciosa, / a solas con mi sombra y con mi pena”.

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