Sorpresas submarinas de Almería a Indonesia
La periodista y comediante Nerea Pérez de las Heras nos cuenta sus inmersiones submarinistas en las islas Azores, el mar Rojo o el cabo de Gata
Este diciembre, Nerea Pérez de las Heras lo pasa en el Teatro del Barrio de Madrid. Primero, con la comedia Cómo hemos llegado hasta aquí, creada entre Olga Iglesias, Andrea Jiménez y la propia Nerea, y el 15 de diciembre, con su exitoso espectáculo Feminismo para torpes. La periodista y comediante añora calzarse unas aletas y bajar a bucear a lugares como los que aquí recuerda: las islas Azores, el mar Rojo, Indonesia y el cabo de Gata.
¿Cómo es un día típico de buceo?
La rutina es levantarse cuando amanece y hacer dos inmersiones al día o alguna más, siempre acompañado por otros buceadores. Se navega en lancha hasta el punto de buceo. Si el mar está picado, llegas pegando botes y enseguida te tienes que poner el regulador en la boca para respirar y sumergirte en el agua, que puede estar a 12 grados. Otra opción es hacer vida a bordo: tomas un barco y no bajas a tierra hasta el final. Yo la hice en el mar Rojo, en un punto llamado Sharm el Sheij.
¿Ha buceado alguna vez de noche?
Sí, y ves fauna distinta, por ejemplo langostas o tiburones muy frenéticos. Es un momento de mucha actividad. En el cabo de Gata recuerdo apagar un momento la linterna y mover las manos para activar el plancton bioluminiscente, que reacciona a tus movimientos y lo ilumina todo.
¿Qué es lo más sorprendente que ha visto bajo el agua?
Un barco hundido en Indonesia. Era el Liberty Wreck. Está casi en la orilla y eso permite que puedan verlo incluso los buceadores principiantes. Te asomas a una escotilla y te aparece un mero que ha hecho ahí su casita, y los hierros del buque están llenos de anémonas.
¿Recuerda el paisaje submarino de las Azores?
Eran preciosos los contraluces en las formaciones rocosas, como paisajes de otro planeta. Allí las llaman las catedrales y son de origen volcánico.
¿Qué visitó en tierra?
Paseé por la isla de Fayal, en concreto por la ciudad de Horta, que es maravillosa: por todas partes hay hortensias gigantes. Y de la playa de Porto Pim guardo muy buen recuerdo.
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