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Como marineros en Montenegro

Viajar en goleta es una de las maneras más placenteras de descubrir el inmenso patrimonio natural y cultural del pequeño país balcánico

La playa y la población de Sveti Stefan, hoy reconvertida en hotel-pueblo en Montenegro.
La playa y la población de Sveti Stefan, hoy reconvertida en hotel-pueblo en Montenegro.SORIN COLAC (alamy)

Con una superficie de poco más de 13.800 kilómetros cuadrados y unos 630.000 habitantes, Montenegro es el país más pequeño de los Balcanes y una de las naciones más jóvenes (nació en 2006). Su singular emplazamiento entre dos mundos —en los límites de Oriente y Occidente— y su agitada historia han hecho que, a lo largo de los siglos, hayan sido infinidad los pueblos que han dejado huella en su suelo: ilisios, griegos, romanos, bizantinos, venecianos, turcos, eslavos… Tanta variada presencia cultural, unida a su incesante actividad comercial y a su diversidad religiosa —el 75% del país es ortodoxo, el 20% musulmán, el 5% cristiano—, ha configurado un rico patrimonio artístico cultural, repleto de villas y acueductos romanos, mezquitas y baños turcos, templos cristianos medievales, monasterios ortodoxos, fortalezas costeras, ciudades venecianas… Además, en su limitado territorio tiene unos excepcionales atractivos naturales; de elevadas cordilleras prácticamente al borde del mar, que permiten bañarse en la playa por la mañana y esquiar por la tarde, a uno de los cañones más largos del mundo (Tara), pasando por el fiordo más meridional de Europa, en Kotor.

Buena parte de todo esto es posible disfrutarlo mientras se realiza un viaje en goleta a lo largo de la costa montenegrina. Este es un posible itinerario.

Días 1 y 2. Tivat-Kotor

Embarcamos en Tivat, en la goleta Kaptan Sevket. La bahía de Kotor o de Boka Kotorska es un precioso golfo que se adentra profundamente en tierra y que está flanqueado por enormes acantilados y elevaciones montañosas. En los márgenes y meandros marinos del fiordo se suceden pequeñas poblaciones de aire veneciano, siendo la más importante Kotor. Su catedral de San Trifón (de 1166) y el casco histórico —un delicioso laberinto de calles repleto de palacios, iglesias, fuentes, placitas…— son patrimonio mundial. No hay que dejar de recorrer las murallas que rodean el enclave y que trepan por la empinada ladera del monte Lovcen, elevándose a espaldas de la ciudadela. Desde su parte más alta la vista de Kotor y el inmenso fiordo es impresionante. Las aguas de la bahía aparecen tan calmadas que cuando la luz del día lo favorece los pueblos se hacen siameses con su reflejo en un Adriático convertido en el más nítido de los espejos.

Dependiendo del tiempo del que se disponga, desde Kotor queda a tan solo una hora en coche el parque nacional de Lovcen, donde se encuentra el mausoleo de Petrovic-Njegos, renombrado filósofo, poeta y príncipe montenegrino. Además, allí se podrá disfrutar de un mirador espectacular desde el que se tiene una panorámica de 360 grados que domina prácticamente la mitad del país. Aprovechando la excursión se puede visitar Cetinje, la antigua capital. La noche se pasa fondeados en la bahía de Kotor.

Día 3. Kotor-Herceg Novi

La jornada transcurre recorriendo los lugares más interesantes de la bahía de Kotor. Perast es una encantadora localidad de estilo veneciano con numerosos palacios y la destacada iglesia de San Nicolás. Justo enfrente, merece la pena conocer la pequeña isla de Gospa od Skrpjela y su preciosa ermita de Nuestra Señora de las Rocas. Un consejo de Juan Pujol, director del Iberostar Heritage Grand Perast, uno de los mejores hoteles de la zona: “Para visitar Kotor, Perast y, en general, cualquier lugar de la bahía es preferible hacerlo a primera o a última hora, cuando los ocupantes de los cruceros dejan de llenarlo todo”.

En el lóbulo más al norte de la bahía se halla la pequeña ciudad de Risan, con sus importantes mosaicos romanos. A lo largo de la singladura cualquier momento será bueno para echar el ancla y darse un baño. Antes de fondear para hacer noche, nada mejor que callejear un rato por Herceg Novi y subir hasta su vieja fortaleza de Forte Mare.

La ermita de Nuestra Señora de las Rocas, en la pequeña isla de Gospa od Skrpjela.
La ermita de Nuestra Señora de las Rocas, en la pequeña isla de Gospa od Skrpjela.Manuel ROMARIS (getty images)

Día 4. Herceg Novi-Budva

Jornada matinal de navegación, baño y deportes acuáticos, haciendo algún alto en la cala de Dobra Luka o en la playa de Jaz. Luego toca atracar en Budva y conocer uno de los primeros asentamientos de la costa adriática, con más de 2.500 años de antigüedad. Su pequeño núcleo histórico atesora algunos de los templos cristianos más bellos del área balcánica.

Día 5. Budva-Bar

Hacia la mitad del recorrido rumbo a Bar fondearemos frente a Sveti Stefan, una minipenínsula, casi una isla, que alberga una antigua población amurallada del siglo XIV. En los años sesenta fue el refugio predilecto de celebrities, y hoy se ha convertido en un original y exclusivo hotel-pueblo de la cadena Aman, con visitas limitadas para los no huéspedes. Al llegar a Bar lo mejor es tomar un taxi para, a unos seis kilómetros de la ciudad nueva, visitar la ruinas de la antigua ciudad fortificada de Stari Bar.

Día 6. Bar-Ulcinj

Ulcinj es prácticamente el último núcleo de población antes de entrar en aguas albanesas y la ciudad más antigua de Montenegro. Desde el mar, la primera imagen que se tiene es la imponente estampa de uno de los lienzos de la muralla de su ciudadela-fortaleza. La leyenda dice que Cervantes estuvo cautivo allí y que el nombre de Dulcinea lo tomó de una bella dama del lugar que se llamaba Dolcino. Sorprende que en el casco antiguo haya una escultura dedicada al autor del Quijote. Esta perdida villa costera también tiene los arenales más extensos del país, como Velika Plaza y Ada Bojana.

Día 7. Ulcinj-Bar

Es el momento de ir de excursión al parque nacional de Durmitor, donde está el cañón del río Tara, que posee las gargantas más profundas de Europa (alcanzan los 1.000 metros). Durmitor figura en la lista del patrimonio mundial de la Unesco, entre otras razones por albergar la mayor diversidad de mariposas del continente europeo. Durante la visita también se puede conocer el espectacular lago glaciar Crno Jezero. Por la tarde toca reprender la navegación para llegar a fondear en Bar antes de anochecer.

Día 8. Retorno a Tivat

Salida temprana, desayuno y llegada a Tivat, cuyo espléndido puerto deportivo se ha convertido en un lujoso escaparate-pasarela para las grandes fortunas de la zona. Potentados turcos, rusos, ucranios… exhiben allí su poderío económico atracando sus espectaculares yates en las modernas marinas del lugar.

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