Exe Casa de Los Linajes, ensoñación medieval en el casco histórico de Segovia

¿Tienen futuro los hoteles corporativos cuando la pandemia ha espoleado definitivamente el teletrabajo y las reuniones virtuales? Esta pregunta está en boca de la industria hotelera mundial, que debe decidir qué hacer con tantos alojamientos diseñados para viajes de negocios. Exe, la marca del grupo Hotusa orientada al hospedaje funcional en el centro de las grandes ciudades —posee 71 establecimientos en 12 países—, cuenta al menos con la ventaja de que su hotel segoviano está vinculado a la historia de la ciudad, lo que refuerza su atractivo para quienes se desplazan por interés cultural más que laboral.

A 10 minutos a pie de la plaza Mayor, la Casa de Los Linajes llevaba décadas acogiendo a este tipo de viajeros como herencia del siglo XVI en que la familia Falconi se estableció en el casco histórico en virtud de su abolengo y por las vistas relajantes que ofrecía al valle del Eresma.

La entrada, bajo el riguroso escudo de armas, se encuentra en un recodo de la calle del Doctor Velasco, que concluye en el entorno monumental de la puerta de San Cebrián. Nos recibe un mobiliario de ensoñación medieval que se desvanece en otro más contemporáneo junto a un patio oxigenante, aunque escasamente utilizado por los huéspedes. Seduce más irse a la terraza trasera, donde las mesas de teca invitan a un aperitivo veraniego y casi se toca con las manos una espadaña vecina.

El común de las instalaciones se despliega a través de un edificio anexo, de moderna construcción, que responde mejor al concepto funcional del anagrama Exe. No muy sobrados de espacio, ni tampoco de una perfecta puesta a punto, sus 62 dormitorios se explican por el silencio y la higiene que garantizan un buen descanso. El equipo de recepción suplirá al instante los problemas que surjan.

En la misma línea estética, el comedor presta un espacio longitudinal a los desayunos, sencillamente correctos. Asegurado el control del aforo, el envasado en monodosis, el servicio en caja individual Breakfast Box y otros afanes de aseo, no hay motivo por el cual no sentarse a desayunar.

Al final de la estancia, el reencuentro con el garaje del hotel se realiza a través de ascensor. Mayor comodidad, imposible. Pero conviene asegurarse con una llamada cómo acceder a través de la calle de la Puerta de Santiago el día de la llegada, a fin de no estar dando vueltas por toda la ciudad.