La Posada del Torcal, baño de silencio en el Torcal de Antequera

La pareja británica formada por los hermanos Greg y Karen Ducker abrió esta posada en la malagueña sierra del Torcal de Antequera con la añoranza de reproducir en suelo andaluz una country inn como siempre las hubo en su campiña natal. Años después, otro dúo venido esta vez de Holanda continuó la labor de hospedaje sin cambiarle una coma al nombre, aunque introduciendo el idioma neerlandés en sus comunicaciones vía web. Corine y Mark Boskamp rehicieron su hogar fuera del hogar, entre los olivares y almendros que dibujan este sinuoso paisaje, y desde cuya terraza casi se divisa la línea azul del mar, a escasos 30 kilómetros de La Posada del Torcal.

Entre 2014 y 2017, como a ellos les gusta contar, la posada fue renovada con mobiliario de sesgo contemporáneo y algunas piezas de artesanía procedentes de países muy diversos. Siempre con la intención de personalizar los espacios, crear atmósferas íntimas y confiar el resto de la experiencia vacacional en una atención cercana a los huéspedes. Si bien el inglés centra las conversaciones a la hora de las cenas y los desayunos —la mayor parte de la clientela es centroeuropea—, Mark se hace entender sobradamente con la parroquia nacional. Él mismo cocina con toques asiáticos y verduras de su propia huerta, y ya quisieran muchos que lo hiciera todos los días. Pero la impronta de la posada impone su ritmo, que no siempre consiste en aposentarse en el comedor o ver cambiadas las toallas a diario.

La estancia gravita en torno a las excursiones guiadas por la sierra, a otear los buitres leonados que sobrevuelan el Torcal, a zambullirse en la piscina cuando aprieta la caló (no siempre en verano), a leer en la atalaya hasta el crepúsculo o incluso a esconderse en la fantasiosa penumbra de los dormitorios, exornados de detalles exóticos no siempre defendibles en un estricto sentido mediterráneo. Sobran oropeles en los espejos, en las arañas que cuelgan del techo. Y qué decir de los doseles entelados en las buhardillas o los cojines de plumas a la siberiana.

Aquí prima el silencio sobre la estética, lo que no es desdeñable cuando se viaja en petit comité y sin niños. Mark y Corine Boskamp convierten el acto de la recepción en un agasajo con la etiqueta, hoy de moda, adults only (solo para mayores de 16 años).

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Todas las habitaciones incluyen: baño privado con ducha, balcón o terraza, aire acondicionado, insonorización y cafetera.

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