Parador de Trujillo, entre los muros de un convento del siglo XVI
50 habitaciones, un claustro renacentista y un restaurante para catar delicias extremeñas
Puntuación: 7,5 | |
Arquitectura | 9 |
Decoración | 5 |
Estado de conservación | 7 |
Confortabilidad habitaciones | 6 |
Aseos | 6 |
Ambiente | 8 |
Desayuno | 7 |
Atención | 9 |
Tranquilidad | 9 |
Instalaciones | 7 |
Recuerda Pepe Menguiano, uno de los directores históricos de esta casa, cómo las monjas concepcionistas franciscanas tuvieron que mudarse en los años ochenta a otra residencia más cómoda, enfrente, porque se les quedó grande el convento en el que vivían. Fundado en 1533 por Beatriz de Silva Meneses, amiga de la reina Isabel la Católica, sus sólidos muros y altas tapias clausuraban a una comunidad de religiosas entregadas con devoción repostera a la elaboración de bizcochos y tocinillos de cielo muy apreciados por el vecindario. Aunque estas monjas ya han abandonado la actividad, otras de la orden jerónima continúan vendiendo sus delicias a los turistas que se animan a visitar el palacio de San Carlos, entre el parador de Trujillo y la iglesia parroquial de Santa María la Mayor.
Trujillo fue desde tiempos inmemoriales una villa acendrada de iglesias y conventos. El que nos ocupa, el de Santa Clara, convertido en parador en 1984, apabulla al visitante antes incluso de adentrarse en el claustro herreriano de doble pórtico, con tres fachadas bordadas de arcos y columnas toscanas, donde todo invita a pasar la tarde junto a una cerveza artesana Yuste elaborada en la zona. El otro claustro, por sus cuatro costados enjalbegado, aporta un toque más contemporáneo a la factura renacentista del monumento, con un refectorio abovedado que deja sin habla.
Si se le inquiere y no se lo impide la gestión compartida del parador de Cáceres, Menguiano encadena uno tras otro los relatos que el curso de la historia ha firmado entre estos muros. Su facundia aumenta cuando la prosa pierde su prosapia y se le hace agua la boca al encadenar —también aquí— el rosario de delicias en mesa: jamones de Montánchez, Guijuelo y Aracena, albóndigas de cordero, tortas del Casar, tintos de Habla y Habla del Silencio, por no abundar en las perrunillas, los bizcochos y otros dulces monjiles despachados desde el torno de otro cercano convento.
Menos mal que el trabajo del equipo humano del parador sustituye en el recuerdo a la precariedad de unas estancias que las últimas actualizaciones no han logrado aliviar. A qué viene seguir con los doseles ceremoniosos, los cortinajes de alcurnia o el batiburrillo cromático de las colchas y tapicerías. ¿Volverá toda esta monserga decorativa su paso hacia la salmodia franciscana del convento, al recogimiento y a la simplicidad del viaje, como recoge el catecismo fundacional de Paradores?
Parador de Trujillo
- Categoría oficial: 4 estrellas.
- Dirección: calle de Santa Beatriz de Silva, 1. Trujillo (Cáceres).
- Teléfono: +34 927 32 13 50.
- Web: parador.es
- Instalaciones: garaje, piscina exterior, cuatro salas de reuniones con capacidad para 180 personas, salón de estar, bar, restaurante, capilla.
- Habitaciones: 50 dobles.
- Servicios: una habitación adaptada para discapacitados; animales domésticos, prohibidos.
- Precios: desde 225 euros la habitación doble en fin de semana completo, IVA incluido; 16€ desayuno, IVA incluido.
RESERVA ONLINE
Todas las habitaciones incluyen: aire acondicionado, baño privado, calefacción, caja fuerte, secador de pelo, televisión de pantalla plana y minibar.
Valoración media en Booking: 8,9 (672 comentarios)
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