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Aire libre

Grandes paisajes para descubrir a caballo

Paseos cortos por playas o bosques y rutas de varios días por dehesas y montañas. Visitas a yeguadas y espectáculos con mucho brío. Ideas para disfrutar del turismo ecuestre en España

Jinetes en una ruta por las Bardenas Reales (Navarra).
Jinetes en una ruta por las Bardenas Reales (Navarra).
Belinda Saile

El rítmico sonido que producen las herraduras al pisar el camino pedregoso —y a ratos muy empinado— cesa tras una hora y media de ascensión desde los establos de Pirineos Ecuestre, en las cercanías de Jaca. Ya solo se escucha el leve silbido del viento. Y algún resoplido de los caballos, que se han ganado un momento de descanso. Alrededor se despliega un asombroso paisaje pirenaico: 360 grados de valles verdes, con los picos nevados de Las Blancas y Collarada a lo lejos en un flanco, y con la propia senda —entre alfombras de piornos— como única evidencia de civilización. Imposible retratar este panorama con una foto. Para un excursionista a pie hubiera sido mucho más esforzado alcanzar esta cota, conocida como el cerro de Los Ángeles. Además de añadir la evidente pizca de aventura, la posición elevada sobre el lomo del caballo brinda una perspectiva privilegiada que sobrevuela la vegetación. Lejos de aquí, al otro extremo de la Península, en el litoral onubense del entorno de Doñana, los jinetes de Arte Andaluz también han alcanzado el tramo clave de su paseo: la playa de Torre del Loro. De un lado se levanta vertical el imponente acantilado del Asperillo, un singular sistema de dunas fósiles, y del otro, las aguas del golfo de Cádiz, que reflejan los rayos de un sol deslumbrante. Tras comprobar que la ancha franja de arena está despejada, el guía, Alejandro Écija, da la señal, apenas un gesto sutil: ¡a galopar! El viento en la cara, el agua de la orilla salpicando, sonrisas pletóricas.

Un paseo a caballo por la playa de Torre del Loro, cerca de Mazagón, en el litoral onubense del entorno de Doñana. 
Un paseo a caballo por la playa de Torre del Loro, cerca de Mazagón, en el litoral onubense del entorno de Doñana. B. S.

“El aire del paraíso es aquel que sopla entre las orejas de un caballo”, dice un proverbio árabe. Y en España existen innumerables y muy diferentes paisajes donde comprobarlo, incluso si uno tiene poca o ninguna experiencia montando. Paisajes que de otra manera serían más difíciles de alcanzar. Y para quienes prefieran disfrutar de los caballos con los pies en el suelo se multiplican los espectáculos ecuestres, las yeguadas que admiten visitas y los espacios naturales —como el entorno de Doñana, los montes de Sabucedo (Pontevedra), la Serra da Capelada (A Coruña), el valle de Losa (Burgos) o las montañas de Teverga (Asturias)— donde admirar a estos formidables animales en libertad y sin necesidad de subirse a una montura. Aquí algunas pinceladas para aficionarse al mundo del caballo.

Desde los Pirineos

Bautismos ecuestres para un primer contacto, paseos de una o más horas, y rutas de varios días con pícnics campestres durante el día y noches en hoteles rurales (y logística, como el traslado del equipaje). Si uno quiere montar, lo primero es tener claro lo que busca y lo que es capaz de hacer. Algunas empresas ofrecen todas las opciones, como Pirineo Ecuestre, cuyas instalaciones se encuentran a orillas del río Aragón, en Huesca. Dos horas siguiendo el Camino de Santiago a caballo (35 euros por persona); tres días descubriendo los oxigenantes paisajes del Pirineo oscense, incluido el remoto valle de Isín (495 euros), o una semana por el desierto navarro de las Bardenas Reales, con alojamiento, comidas y cenas (1.245 euros), son algunas de sus propuestas. “El turismo ecuestre recupera la esencia del viaje. Se trata de un viaje lento, sostenible, que nos pone en contacto con la naturaleza y que estimula todos los sentidos”, dice Jeannine Camps, que —junto a su marido, Gaizka Echegaray— lleva este centro del Pirineo conocido por sus campamentos de verano para jóvenes, en los que combina la equitación con el aprendizaje de inglés y francés (castellano en el caso de los chavales extranjeros). Además de la naturaleza, algunas de sus rutas descubren de una manera original enclaves culturales, como la iglesia románica de Santa María de Iguácel o los cinco monasterios que trazan la que llaman la Ruta del Santo Grial. Es una de las empresas recomendadas en Turismo Ecuestre España, un portal cuya creación impulsó la Real Federación Hípica Española. Además de compañías, se detallan, por ejemplo, los Itinerarios Ecuestres Homologados (IEH), los equivalentes para los jinetes de los GR senderistas que surcan gran parte de la geografía española.

El puente de San Miguel, en Jaca (Huesca).
El puente de San Miguel, en Jaca (Huesca).pirineos ecuestres

De Navarra a Galicia

Siguiendo las IEH o no, hay paisajes que se prestan especialmente para ser descubiertos a caballo. Un clásico es, por ejemplo, el parque natural de las Bardenas Reales, en Navarra, cuya riqueza natural y geológica —­caprichosas formas esculpidas por la erosión de la piedra arenisca— le han valido la declaración como patrimonio mundial por la Unesco. Entre las empresas que ofrecen rutas cortas y largas por este espacio desértico está Añézcar, club hípico de la localidad navarra del mismo nombre. Con ellos la ruta por las Bardenas puede alargarse hasta una semana para incluir también la cañada real de los Roncaleses, una tradicional ruta de trashumancia, y acabar en la famosa Selva de Irati, bosque que en otoño se tiñe de mil tonos ocres. Otras propuestas de Añézcar son salidas nocturnas con luna llena o el Camino de Santiago. “La ruta jacobea es larga, pero hay tramos muy bonitos para hacer a caballo. Según los días que se quieran emplear [y calculando que se recorren entre 20 o 25 kilómetros al día], se elige uno de ellos. Aunque también hemos tenido un grupo de estadounidenses que ha recorrido el Camino entero a caballo a lo largo de tres años”, explica César Pérez de Zabalza, quien coordina estas salidas. Otras rutas por Navarra se pueden explorar en la web de Anatre, la asociación de turismo rural ecuestre de la comunidad foral con propuestas que exploran desde viñedos hasta monumentos megalíticos.

El occidente asturiano, la provincia de Lugo y todas las variantes del Camino de Santiago son la especialidad de Equusfera, con sede en A Fonsagrada, con paseos desde una hora hasta una semana.

Ruta a caballo por la sierra de Gredos (Ávila).
Ruta a caballo por la sierra de Gredos (Ávila).gredos ecuestre

Las dos caras de Gredos

Gabi Méndez lleva 15 años organizando rutas para jinetes desde Arenas de San Pedro, en Ávila, donde se sitúa la base de Gredos Ecuestre. “A caballo parece que estás en otra dimensión, en otro tiempo. Diseñamos los itinerarios para pernoctar en pueblos lo más pequeños posible y poniendo el acento en la gastronomía local”, explica. A veces incluye paradas para visitar bodegas. Las dos vertientes de la sierra de Gredos —mediterránea la meridional y escarpada la norteña—, la sierra de la Demanda, la ribera del Sil, los cañones del Ebro, la Montaña Palentina, la sierra de la Culebra o los Picos de Europa son territorios que toca en sus viajes.

Hoteles con establo

  • Yeguada Albeitar
    "Una granja con hotel", así define Inmaculada Adeba su agroturismo situado en un alto de Oneta, en Navia (Asturias). Desde sus habitaciones se ve a los caballos pastando en los prados. No ofrecen rutas, pero sí bautismos ecuestres para niños y, sobre todo, la posibilidad de conocer y participar en las tareas de la cría de caballos.
  • El Añadío
    En las laderas de Sierra Morena, en Jaén, rodeado por una finca de cría de toros de cerca de 400 hectáreas, el hotel El Añadío ocupa las antiguas viviendas de los mayorales de esta ganadería. Los huéspedes pueden participar en las labores de la ganadería de lidia y recorrer la dehesa a caballo, al estilo vaquero.
  • Villa Nazules
    Entre los olivares de Almonacid de Toledo se encuentra este hotel de cuatro estrellas con spa junto al club hípico San José, que ofrece desde visitas hasta clases y sesiones de iniciación.
  • Granja San Miguel
    Las rutas a caballo por la montaña de Benicadell y los paseos en poni para niños pequeños son uno de los atractivos de esta casa rural de Salem (Valencia).
  • El Hotelito
    El origen de este hotel de Navaluenga (Ávila) fue un club hípico. Siguen criando caballos y se pueden visitar las instalaciones, aunque no realizan paseos. A veces organizan cursos de fotografía de caballos.

Para hacerse una idea muy general, y dependiendo del tipo de alojamiento y de las comidas que se incluyan, los precios de los viajes largos oscilan entre unos 120 y 300 euros por jinete y día. Y los paseos cortos, entre 20 y 60 euros, o algo más si se alarga todo el día o incluyen algún tipo de tentempié.

“Me suelen decir que soy una memory maker, o sea, una creadora de memorias”, dice María Elena Dendaluce, la responsable de Equiberia, con sede en Navarredonda de Gredos. En sus aventuras recorre el entorno de Gredos, aunque también organiza viajes ecuestres en Andalucía, Segovia y Menorca. Y en la abulense Riocabado se sitúa Horas a Caballo, que propone, por ejemplo, la ruta ecuestre de santa Teresa. Aunque también realizan, como la mayoría de empresas, paseos más cortos para todos los niveles.

Rutas extremeñas

Dehesas Extremeñas está especializada en recorridos largos. En su listado se encuentran propuestas como una ruta de Carlos V (tres días por la cacereña comarca de La Vera), recorridos por el parque nacional de Monfragüe o un viaje que finaliza en Guadalupe. “Llegar a un lugar con encanto a caballo es algo muy especial, aunque a la gente lo que más le suele gustar es poder galopar, por ejemplo entre las encinas de la dehesa”, reconoce Vidal Carreño.

Caminos del sur

En el almeriense desierto de Tabernas finaliza una ruta que realiza Cabalgar Rutas Alternativas desde las Alpujarras granadinas, concretamente desde Capileira, un coqueto pueblo blanco en la vertiente meridional de Sierra Nevada. Rafael Belmonte es el responsable de esta incursión en las entrañas de Andalucía, en “una ruta casi salvaje que recorre montaña, ramblas y cañones espectaculares”, según explica. Tienen programada una salida para el 13 de octubre: 8 días, 7 noches, 6 días montando (cuesta 1.490 euros) y la posibilidad de acabar el viaje, ya sin caballos, en Granada visitando la Alhambra.

Atardecer en el litoral de Mazagón (Huelva).
Atardecer en el litoral de Mazagón (Huelva).Arte andaluz

Andalucía es un territorio estimulante para los apasionados del caballo. Y Doñana, un lugar emblemático, donde se pueden ver las yeguas marismeñas galopando a sus anchas. Una vez al año, en junio, se reúnen en la playa y se conducen (el día 26) hasta Almonte, pasando por El Rocío, la aldea onubense que da nombre a la famosa romería que atraviesa con sus jinetes y carruajes cada primavera el parque (el año que viene, el 1 de junio). Y en agosto de 2020, las famosas carreras de caballos de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) celebran su 175º aniversario.

Varias sillas de montar.
Varias sillas de montar.getty

El entorno de Doñana brinda experiencias únicas para montar. Entre las muchas empresas de la zona, Arte Andaluz, con establos junto al Camping Doñana, en Mazagón (Huelva), propone descubrir el parque nacional desde un carruaje tirado por caballos o montando, una opción única para introducirse en ese universo de dunas y marismas que se realiza desde principios del otoño hasta mayo, y que suele incluir un pícnic con manzanilla y música flamenca en directo. Pero su propuesta estrella durante todo el año —para la cual conviene reservar con tiempo— es el paseo por la playa a la hora del atardecer, cuando el sol tiñe la arena mojada de las playas de Mazagón y Matalascañas con sus increíbles tonos naranjas y rojos hasta esconderse por el Atlántico. La salida dura cerca de dos horas, no exige experiencia previa y cuesta 28 euros por persona. Y al volver, nadie duda ya de que el apodo de Costa de la Luz es muy apropiado para este litoral. “Es una imagen que no se olvida en la vida. Pero sea la ruta que sea, lo que queremos es transmitir la pasión por los caballos y por este entorno único”, dice Alejandro Écija, que pone alma a cada uno de sus paseos entre fragantes jaras, cantuesos y romeros (algunos atraviesan zonas de pinar que todavía muestran las huellas del gran incendio de junio de 2017, que llegó a las puertas del parque nacional).

Epona, Entre Toros y Caballos o Turismo Rural Osuna son otras opciones en Andalucía, comunidad que cuenta en su web de turismo con un listado de empresas de turismo ecuestre, además de una asociación, Agetrea, dedicada a este tipo de actividades.

La sombra de un grupo de jinetes en una playa de Doñana.
La sombra de un grupo de jinetes en una playa de Doñana.Valeria Schettino (getty)

Camí de Cavalls

El origen del sendero de 185 kilómetros que rodea la isla de Menorca por la costa se remonta al siglo XIV. El Camí de Cavalls, vinculado al ancestral sistema de defensa de las caballerías, se puede recorrer a pie y en bicicleta de montaña, pero también a caballo. Lo organiza, por ejemplo, Cavalls Son Àngel. Desde su sede a cuatro kilómetros de Cala Morell, al noroeste de Menorca, salen en pequeñas rutas con comidas y meriendas que incluyen paradas como la playa de Ses Fontanelles, donde los jinetes se pueden refrescar con un chapuzón en temporada de baño. En octubre-noviembre y abril-mayo organizan viajes de tres y hasta cinco jornadas montando por el Camí de Cavalls. “Para mí, el tramo más bonito a caballo es el que lleva de Algaiarens a Cala Pregonda por un paisaje salvaje, agreste. El camino coge altura y brinda unas vistas maravillosas sobre el Mediterráneo”, explica Antonio Bosch Moll, que lleva años recorriéndolo.

Caballos cruzando el río Segre en Puigcerdà (Girona).
Caballos cruzando el río Segre en Puigcerdà (Girona).Gonzalo Azumendi

Costa Brava

El mar es también un elemento clave en las rutas de Panorama-Trails, con base en Terradelles, a media hora en coche al norte de Girona. Desde la casa rural Mas Alba proponen, por ejemplo, un viaje de cuatro días (tres montando) hacia el golfo de Roses, en plena Costa Brava. Desde la Ruta de los Bandidos, que llega a los paisajes volcánicos de La Garrotxa, hasta un itinerario de una semana que finaliza en el Port de la Selva, las opciones por la zona son múltiples, pero también dirigen sus pasos hacia el Pirineo catalán y Andorra.

“El cuerpo humano es el carruaje; el yo, el hombre que lo conduce; el pensamiento son las riendas, y los sentimientos, los caballos”, dijo Platón. Compañeros en las labores de campo y también en las conquistas y guerras de medio planeta, los caballos han sido una constante en la historia de la humanidad y en la literatura. Unas horas o unos días en su compañía puede ser una forma divertida para comprender la fascinación que generan. Y una manera diferente de descubrir grandes paisajes a la vuelta de la esquina.

Cuando bailan los caballos

En 2018 se inició el proceso para que la cría del caballo de pura raza española (PRE) sea declarada patrimonio cultural inmaterial por la Unesco. La belleza, elegancia e inteligencia de estos animales se pueden admirar en espectáculos como los de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, en Jerez de la Frontera (Cádiz). A su Cómo bailan los caballos andaluces (21 euros), con números de doma clásica, doma vaquera y manejo de enganches, se suma la posibilidad de visitar las instalaciones y dos museos.

A 15 minutos de Jerez se encuentra otro lugar mítico del caballo andaluz, la Yeguada Cartuja-Hierro del Bocado, donde se crían ejemplares de la estirpe cartujana, tradición que se remonta al siglo XV. Una visita al lugar incluye un show en el picadero cubierto (desde 16 euros). Pasión y duende del caballo andaluz es el título de la exhibición que Córdoba Ecuestre presenta en las Caballerizas Reales de Córdoba (entrada, desde 16,50 euros). Y en Málaga están los programas del teatro ecuestre de Equitación Artequus. En Menorca, de mayo a octubre se puede asistir al entrenamiento y los espectáculos de doma menorquina de Son Martorellet. Y en la Feria de Madrid se celebra cada otoño la Madrid Horse Week (del 29 de noviembre al 1 de diciembre), cuyo programa de competiciones se acompaña con espectáculos ecuestres, como los del ballet de Pilar Domínguez junto a los caballos de los Hermanos Baena.

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