18 ciudades españolas para enamorarse de la arqueología
De Cádiz a Lugo, pasando por Mérida y Coca, vestigios cartagineses, romanos, visigodos o de época musulmana que relatan las apasionantes historias de poblaciones milenarias
Las ciudades son entes vivos que atesoran centenares o miles de años. Millones de vidas. Las ciudades nunca dejan de mudar de piel, cubriendo bajo capas superpuestas de hormigón, pavimento y sentido práctico todo aquello que un día fueron.
Esconden en sus tripas rastros del pasado, de las mujeres y los hombres que las levantaron y habitaron. También de aquellos otros que las destruyeron, o lo intentaron. En ese largo camino siempre quedan pistas que los arqueólogos saben hallar, leer e interpretar para contarnos lo que nos precedió, el aire que se respiró antes del asfalto, la soledad de la piedra y el barro y el óxido bajo el ruido actual del tráfico y la prisa. Presentamos 18 ciudades españolas que albergan en el subsuelo interesantes restos arqueológicos que conservan la esencia de lo que fuimos y somos.
1. Gadir / Gades / Qadis (Cádiz)
Según el historiador romano Veleyo Patérculo, la antigua Gadir fue fundada por navegantes fenicios de Tiro en 1104 antes de Cristo, 80 años después de la caída de Troya. No sabemos en qué datos se basaba, pero diversas excavaciones arqueológicas —en la calle Ancha, en el mirador Entre Catedrales o el Teatro Cómico— han hallado estructuras urbanas datadas en el siglo IX antes de Cristo, por lo que en verdad se puede considerar a Gadir como una de las ciudades más antiguas de Occidente, incluso la más antigua.
En Cádiz también pueden visitarse restos de periodos posteriores, de la Gades romana —famosa por la producción de garum y salazones de pescado— y la Qadis musulmana, especialmente próspera en el periodo almohade.
2. Ispal / Hispalis / Isbiliya (Sevilla)
El fundador mítico de Sevilla fue el dios fenicio Melkart, identificado luego como Heracles por los griegos. Las excavaciones arqueológicas en el Alcázar datan los restos más antiguos en el siglo VIII antes de Cristo. Aquel poblado, llamado Spal o Ispal, tuvo influencias turdetanas, tartésicas, fenicias y cartaginesas, hasta que fue conquistado por los romanos en 206 antes de Cristo y pasó a llamarse Hispalis. La mayor parte de los restos conocidos corresponden a la época romana, pero hay también vestigios de los pueblos posteriores que habitaron la ciudad. Bajo las modernas Setas del arquitecto berlinés Jürgen Mayer, en la plaza de la Encarnación, el Antiquarium muestra restos desde el periodo romano hasta una casa almohade de los siglos XII y XIII.
3. Qart Hadast / Cartago Nova / Qartayanna (Cartagena, Murcia)
Desde que el general cartaginés Asdrúbal la fundó en 227 antes de Cristo, la ciudad y su codiciado puerto natural no dejaron de cambiar de mano: en 209 antes de Cristo fue conquistada por las legiones de Escipión el Africano; hacia el año 425 fue saqueada por los vándalos; tras la caída del Imperio Romano (476), pasó al reino visigodo; en 555 fue conquistada por las tropas bizantinas y pasó a ser capital de la provincia de Spania; volvió a manos de los visigodos a principios del siglo VII y poco después fue conquistada por los musulmanes. Normal que la llamen Puerto de Culturas.
Se pueden visitar las murallas púnicas, el teatro romano, el impresionante Augusteum, el parque arqueológico del Molinete —con un registro arqueológico que va desde el siglo III antes de Cristo hasta el siglo XX, protegido desde 2012 por una gran cubierta proyectada por el estudio de arquitectura Amann-Cánovas-Maruri—, sin olvidar el reciente hallazgo del puerto romano en la Casa Llagostera.
4. Tarraco (Tarragona)
En el año 218 antes de Cristo, durante la II Guerra Púnica, Cneo Cornelio Escipión desembarcó en un poblado ibérico y estableció una guarnición que fue el germen de Tarraco. Augusto residió allí dos años (26-25 antes de Cristo) mientras dirigía las luchas contra cántabros y astures. En los siglos I y II se erigieron edificios como el templo de Augusto, que se halla debajo de la catedral de Tarragona. Se conservan espléndidos vestigios de época romana, como el anfiteatro, el circo (que albergó después una basílica visigoda y una iglesia medieval), las murallas del siglo II antes de Cristo, el foro provincial y el foro local, el cementerio paleocristiano de Francolí y, en la Via Augusta, la Torre de los Escipiones y el Arco de Bará.
5. Carmo / Qarmuna (Carmona, Sevilla)
Habitada desde época tartésica y conquistada por Roma en 206 antes de Cristo, como fortaleza causó admiración a Julio César. De las murallas romanas solo se conservan las dos puertas que remataban el cardo máximo: la puerta de Sevilla, que tiene su origen en una torre cartaginesa reforzada posteriormente por los romanos y mucho después, entre los siglos IX y XII, por los almohades; y la puerta de Córdoba, que presenta, a pesar de su origen romano, un aspecto entre barroco y neoclásico por las reformas de los siglos XVII y XVIII. El conjunto arqueológico de Carmona incluye el anfiteatro, las canteras y una necrópolis con cámaras sepulcrales rupestres, entre las que destacan las del Elefante, de Servilia, de las Guirnaldas, de Postumio o el Mausoleo Circular.
6. Toletum / Tulaytula (Toledo)
Este antiguo enclave carpetano fue conquistado por las legiones romanas en 192 antes de Cristo. Entre los testimonios del periodo romano están el circo —ocupado por el gremio de alfareros y por un cementerio en época musulmana—, unas termas y parte del sistema de abastecimiento de agua. Debajo de la catedral se han documentado restos carpetanos, romanos y de la mezquita aljama del siglo XI. Más lejos del centro de Toledo se han conservado las ruinas de la capital de los visigodos, que Leovigildo quiso hacer monumental, en el yacimiento de la Vega Baja, cuya ocupación perduró hasta época andalusí (siglo X), aunque las gestiones para hacerlo visitable parecen detenidas en el tiempo.
En Astorga destacan las termas, el templo de Augusto, la domus del Oso y los Pájaros y las cloacas romanas
7. Cauca (Coca, Segovia)
Habitada por los vacceos, fue tomada en 151 antes de Cristo por el cónsul Licinio Lúculo, quien, en defensa de sus aliados carpetanos, aniquiló a toda la población. Restos de la muralla vaccea de ladrillos de adobe aparecieron hace pocos años y están a la espera de ser musealizados. La nueva Cauca optó por el bando de Sertorio y fue arrasada por las tropas de Pompeyo en 74 antes de Cristo. Volvió a ser grande y con el tiempo fue la cuna del emperador Teodosio (347-395), el último que gobernó sobre los imperios de Oriente y Occidente. Entre las ruinas visitables en Coca destaca el edificio de Los Cinco Caños, parte de una de las numerosas villas que salpicaban los alrededores de la ciudad.
8. Corduba (Córdoba)
Aunque el origen de su nombre parece ser fenicio, su fundación se atribuye al cónsul Marco Claudio Marcelo en el siglo II antes de Cristo, al noroeste del antiguo asentamiento íbero, con el que coexistiría en los primeros tiempos. Destruida durante la guerra civil entre César y Pompeyo (45 antes de Cristo), después fue capital de la Bética. Entre los restos romanos destaca el singular palacio imperial de Cercadilla, que fue la sede del tetrarca imperial Maximiano durante su estancia en Hispania en 296-297. Tras su abandono, varias dependencias se utilizaron desde el siglo VI como cementerio y lugares de culto cristiano. Poco después de la conquista musulmana, se fundó el emirato independiente de Córdoba, luego califato Omeya, y en el siglo X era una de las ciudades más pobladas del mundo.
9. Valentia / Balansia (Valencia)
Fue fundada por el cónsul romano Junio Bruto en 138 antes de Cristo para asentar a las tropas licenciadas de las guerras lusitanas. En las guerras sertorianas fue destruida por Pompeyo (75 antes de Cristo). Se reconstruyó en los años 20-15 y conoció su máximo esplendor con las dinastías Flavia y Antonina. El mayor número de restos romanos se halla bajo la plaza de la Almoina de Valencia, donde se pueden ver el horreum, las termas republicanas, el ninfeo, la curia, la basílica y tumbas del siglo V. En un extremo del foro estaba el templum, cuyas ruinas sirvieron como cimientos de la catedral. A esos restos visitables y a los del circo romano se unirán los hallados recientemente en las obras del palacio del Almirante.
10. Baetulo (Badalona, Barcelona)
La Baetulo romana se fundó en torno al año 100 antes de Cristo sobre una colina conocida como el Turó d’en Seriol y pronto prosperó gracias a los viñedos y la exportación de vinos. Del periodo romano conserva un buen número de vestigios, como la Casa de los Delfines, la domus de L’Heura — con dependencias para la elaboración de vino—, el Jardín de Quinto Licinio o un acueducto subterráneo que se puede recorrer en uno de sus tramos. Y en el Museo de Badalona se visitan restos de las termas romanas, de una calle y de varias tabernae o tiendas.
11. Salduie / Caesaraugusta /Saraqusta (Zaragoza)
Fundada por Augusto en 14 antes de Cristo en el solar de la población ibera de Salduie, fue poblada con legionarios licenciados de varias legiones y alcanzó su auge entre los siglos I y II después de Cristo. En el plano actual de la ciudad aún se distingue el característico urbanismo romano.
El Museo del Foro muestra el interior de una gran cloaca, restos del mercado y del foro y el recientemente restaurado mosaico de las Musas. También son muy interesantes los restos del puerto fluvial que existía en el Ebro. De las termas públicas se conservan unas letrinas altoimperiales sobre las cuales se construyó después una gran piscina porticada. El teatro fue expoliado durante el siglo III para construir las murallas, visibles en el convento del Santo Sepulcro y junto al Torreón de la Zuda.
12. Asturica Augusta (Astorga, León)
En su origen fue un campamento militar fundado hacia el año 15 antes de Cristo por la Legio X Gemina para pacificar el territorio astur tras las guerras cántabras. El asentamiento derivó en una próspera ciudad dedicada a gestionar las grandes explotaciones auríferas de la zona. Se pueden visitar el foso del primitivo campamento, las termas mayores y menores, el templo de Augusto en el foro (actual plaza Mayor), la domus del Oso y los Pájaros y las cloacas romanas. La muralla bajoimperial se mantuvo prácticamente intacta hasta que la guerra de la Independencia y el desarrollo urbano del siglo XIX la hicieron desaparecer casi por completo.
El Museo Romano se encuentra en la Ergástula, una gran galería abovedada de 50 metros de longitud que pudo ser un criptopórtico o bien el horreum publicum, usado como cárcel en la Edad Media.
13. Lucus Augusti (Lugo)
Fundada tras las guerras cántabras (25-19 antes de Cristo), su importancia radicó en las cercanas minas de oro. A finales del siglo III después de Cristo, la inestabilidad política y la llegada de tribus bárbaras propiciaron la construcción de una muralla que aún se conserva completa. Entre los años 411 y 585 formó parte del reino suevo de la Gallaecia. La muralla de Lugo conserva 71 torres de las 85 que tuvo y tiene 10 puertas, 5 antiguas y 5 nuevas, abiertas con el ensanche de la ciudad.
Otros lugares de interés son la domus de los Mosaicos, la del Mitreo, las termas, la piscina, un templo o el puente sobre el Miño, así como una necrópolis romana fuera de las murallas y un estanque ritual vinculado con deidades orientales.
14. Augusta Emerita (Mérida, Badajoz)
En el vado de los ríos Guadiana y Albarregas se asentaron en 25 antes de Cristo los soldados eméritos de dos legiones veteranas de las guerras cántabras. Fue sucesivamente capital de la Lusitania, sede arzobispal y capital de una de las provincias del reino visigodo.
Entre sus numerosos restos visitables en Mérida están el Arco de Trajano, el Templo de Diana —conservado gracias a que en el siglo XVI fue convertido en palacio—, el interesante subsuelo de la iglesia de Santa Eulalia, el puente romano, el teatro y el anfiteatro, el circo romano, la casa del Anfiteatro, la casa del Mitreo, los columbarios, el conjunto arqueológico de Morerías —con restos de época romana, visigoda y árabe—, la alcazaba, los acueductos de San Lázaro y de los Milagros. Más lo que ofrece el gran Museo de Arte Romano, ubicado en un elegante edificio proyectado por el arquitecto Rafael Moneo.
15. Leiria / Edeta / Lyria (Liria, Valencia)
La antigua Edeta o Leiria, capital de la Edetania (yacimiento de Tosal de San Miguel), fue destruida durante las guerras sertorianas (76 antes de Cristo). Sus habitantes se trasladaron a la llanura, donde se fundó la Edeta romana. Uno de sus ciudadanos, el senador Marco Cornelio Nigrino, llegó a competir por el trono imperial con Trajano.
Los restos romanos en Liria incluyen mausoleos, el santuario de Mura, donde se consultaba el oráculo y había unas termas dobles —para hombres y mujeres por separado—, numerosas inscripciones romanas y el tesoro de la calle del Duque de Liria, compuesto por 6.000 denarios de plata de época imperial. Entre los restos posteriores, destaca un hamman de época almohade (siglo XII).
16. Complutum / Al-qal’a Nahar (Alcalá de Henares, Madrid)
Fundada en el siglo I antes de Cristo junto al río Henares, en la vía que unía Emerita y Caesaraugusta, conserva en el foro restos de un pórtico, la basílica civil, unas termas transformadas en curia a finales del siglo III, el colegio de augures, el mercado y un criptopórtico. La Casa de los Grifos muestra una excelente colección de pinturas murales, conservadas paradójicamente gracias a un incendio. De la época bajoimperial resulta singular la Casa de Hippolytus, un colegio para jóvenes de familias acomodadas. Los musulmanes trasladaron la ciudad a la margen izquierda del río y la llamaron Al-qal’a Nahar, “castillo sobre el Henares”.
17. Barcino / Barchinona (Barcelona)
Fundada por Augusto en 10 antes de Cristo, el foro estaría en el entorno de la plaza de Sant Jaume. En sus alrededores están la mayor parte de los restos romanos visitables: el conjunto monumental de la plaza del Rey, que permite pasear por la antigua Barcino y ver una fábrica de garum y una tintorería del siglo II, el templo de Augusto y la vía sepulcral romana, además del conjunto episcopal (siglos IV-VIII).
De la muralla bajoimperial quedan vestigios en varios puntos y en la Ciutat Vella hay unas termas del antiguo puerto romano. En el mercado del Born se puede ver la trama urbana de época moderna, pero también estructuras de la ocupación original de ese barrio (siglo XIII) y vestigios de una maqbara (cementerio musulmán), de los siglos X y XI, y una necrópolis tardorromana (siglos III al V).
18. Gegionem (Gijón, Asturias)
Su origen remoto se halla en el castro astur de Noega (Campa Torres), habitado desde el siglo VI antes de Cristo por los cilúrnigos, de la tribu de los luggones. Los romanos mantuvieron la ocupación del castro y fundaron en Cimadevilla, junto al mar, un asentamiento militar que acabó siendo una ciudad de cuyo nombre aún no se tiene certeza, aunque acabó derivando en Gegionem. La muralla tardorromana tenía 16 torres y protegía la península por su lado terrestre. La puerta principal estaba cerca de la Torre del Reloj, lo mismo que las termas de Campo Valdés, convertidas después en vivienda y, en época medieval, en lugar de culto y cementerio. La excavación del aljibe de la antigua Tabacalera, construido en los siglos III y IV y en uso hasta el V, cuando pasó a utilizarse como basurero, ha proporcionado una excepcional información sobre la ciudad romana y medieval.
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