Cuándo y dónde ver auroras boreales
De la canadiense Yellowknife, la remota capital de los Territorios del Noroeste, a los fiordos noruegos y la Laponia finlandesa, una ruta bajo mágicas luces danzantes por el Círculo Polar Ártico
Dragones de fuego surcando los cielos del Norte, espectros danzantes y dioses vikingos luchando en las noches del Ártico. Son algunas de las interpretaciones que se han dado para explicar las auroras boreales, un fenómeno luminoso que se puede observar durante los meses de invierno a lo largo de una franja que se extiende por Alaska, el norte de Canadá, Groenlandia, Islandia y el norte de Noruega, Finlandia y Rusia. La explicación científica es más prosaica, pero no menos interesante: al llegar a la Tierra, las partículas cargadas —protones, electrones y núcleos de helio— que constituyen el viento solar son desviadas por el campo magnético terrestre hacia las regiones polares —también hay auroras australes en el hemisferio Sur—, donde chocan con las capas altas de la atmósfera emitiendo energía en forma de luz, algo parecido a lo que ocurre en un tubo fluorescente.
Fue Galileo Galilei quien las bautizó como auroras boreales, en 1619, tomando prestado el nombre de la diosa griega del amanecer, Aurora, y de Bóreas, el viento del Norte. El mejor momento para ver auroras boreales va de octubre a marzo, aunque en lugares como Groenlandia ya empiezan a verse desde agosto. Contra lo que muchos creen, la mayor concentración de auroras boreales no se produce en los polos, sino en una franja ovalada que los rodea algo más al sur, coincidiendo más o menos con los círculos polares.
Noruega
Uno de los mejores lugares para observar este fenómeno es el norte de Noruega: Tromsø, las islas Lofoten o ciudades como Kirkenes o Alta, en la provincia de Finnmark, cuentan con vuelos diarios desde Oslo, hoteles cálidos y confortables y empresas de servicios turísticos que conocen los lugares óptimos para contemplarlas. Alta es también conocida por su hotel de hielo Sorrisniva Igloo, que reabrirá sus puertas para este invierno el próximo 15 de diciembre. Norwegian vuela entre Madrid y Alta, con una escala en Oslo, desde 296 euros, ida y vuelta. La naviera Hurtigruten acaba de comenzar su temporada de cruceros de invierno con sello Northern Light Promise, una garantía que avala con un crucero gratuito al pasajero si no se consiguen ver auroras boreales debido a las condiciones climatológicas.
Islandia
Cada año Islandia recibe a más visitantes (en 2017 fueron casi 2,2 millones), atraídos por su sus espectaculares cascadas y glaciares, sus páramos de lava petrificada, géiseres, volcanes activos y lagunas termales. En invierno, las condiciones climáticas son más duras y muchas carreteras están cerradas por el tiempo, pero a cambio hay auroras boreales, sobre todo en el norte de la isla. No hace falta alejarse de Reikiavik para verlas: el faro de Grótta en Seltjarnarnes o la colina del bosque de Oskjuhlid son dos buenos observatorios. Otra posibilidad es refugiarse en algún alojamiento rural y esperar a que se produzca el espectáculo. Algunos hoteles ofrecen un servicio de despertador si aparecen auroras boreales en plena noche mientras el cliente duerme. Norwegian vuela en invierno a Reikiavik desde Madrid y Barcelona desde 130 euros, ida y vuelta.
Finlandia
Además de ser el país más feliz del mundo, según el último informe de Naciones Unidas, el norte de Finlandia reúne las condiciones óptimas para ver auroras. Entre los japoneses corre la leyenda de que achucharse arropados por su luz trae buena suerte, y que los hijos frutos del revolcón boreal se salen del percentil. Por eso, muchas parejas niponas eligen Finlandia para celebrar en invierno su luna de miel. A media hora en coche desde el aeropuerto de Ivalo, puerta a la Laponia finlandesa, el hotel Kakslauttanen de Saariselkä ofrece alojamiento en iglús fabricados de vidrio térmico para ver las luces del norte desde la cama.
Groenlandia
Kangerlussuaq, una población en la costa oeste de Groenlandia con trescientos días de cielos despejados al año y el único aeropuerto internacional de la isla, es uno de los lugares del mundo donde mayor probabilidad hay de ver auroras boreales. En Ilulissat, una población de 4.700 habitantes perdida en un extremo de la bahía de Disco, a unos 300 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico, se encuentra el hotel Arctic. Además de las habitaciones y suites en el edificio principal, sus cinco iglús metálicos son espacios perfectos para aquellos que quieran alojarse cerca del fiordo helado de Ilulissat declarado patrimonio mundial por la Unesco. Cada iglú tiene capacidad para dos personas.
Canadá y Alaska (EE UU)
En Canadá confluyen ciudades cosmopolitas y territorios casi inexplorados, con más de 200 espacios naturales protegidos que abarcan desde la cordillera de las Cascadas, en la Columbia Británica (Canadá), hasta el parque nacional de las Mealy Mountains, en la península de Labrador. Yellowknife, la remota capital de los Territorios del Noroeste; Churchill, en la bahía de Hudson, en Manitoba, y la región del Yukón, un territorio casi tan grande como España pero con solo 34.000 habitantes fronterizo con Alaska, atraen en invierno a los cazadores de auroras. Artic Kingdom, con sede en Toronto, organiza safaris en motos de nieve por las regiones remotas de Nunavut y la isla de Baffin, avistamientos de osos polares y estancias en alojamientos como el Yellowknife Lodge, un albergue lejos del bullicio y la contaminación lumínica, para ver el espectáculo en primera fila. Los fines de semana de diciembre a marzo, el Alaska Winter Snow Train, más conocido como el tren de las Auroras, viaja por los paisajes nevados de Alaska, entre Anchorage y Fairbanks, en busca de las luces del norte (se ven una media de 200 veces al año).
Más información sobre auroras boreales en spaceweatherlive.com/es
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.