Cuatro terrazas junto al mar muy animadas para este verano
De Tenerife a Ibiza y de Girona a Málaga, propuestas en la arena que combinan cabañas de masaje, sushi y coctelería con y sin alcohol
Bajo la canícula, chiringuitos y beach clubs llenan de ocio las costas españolas. Su renovación no da respiro: cabañas de masaje, actuaciones a pie de playa y botón llamacamareros cobran protagonismo al igual que los aperitivos italianos Aperol Spritz y Hugo. El sushi y los platos bajos en grasas marcan tendencia maridados con una coctelería abrumadora en la que se sustituye el alcohol por los zumos. Estos son cuatro locales junto al mar que nos invitan con sus atmósferas amigables.
Meca hedonista en Canarias
Papagayo Beach Club (Arona, Tenerife)
De los locales más deseados de Canarias, el Papagayo Beach Club ha hecho de la necesidad —un anodino litoral junto a la playa de Troya (Adeje)— una gran virtud: la meca del hedonismo tinerfeño. El blanco mobiliario, las tres barras y la tarima de madera de ipé se completan con cinco palapas que son atracciones visuales en sí mismas: de la costa por el día, y del sol derrumbándose por el mar de La Gomera. Propone cocina de proximidad con ecos internacionales y, además, sushi y sashimi. El patio del Papagayo se articula en torno a una pista de baile al aire libre; a partir de las 23.00 adopta una iconografía de disco con velas, gogós, confeti, clubbers bailando y elevando la vista a las estrellas. De beber, cóctel granizado de piña colada (9 euros). En la fiesta Black Label (jueves), los DJ pinchan desde rhythm and blues a hip-hop. I Wanna Pop (viernes) abunda en remixes de los noventa, y el sábado tienta con house contundente; el 18 de agosto tendrá como DJ invitado a Louie Vega, el Miles Davis de la música dance. Para festejar el declive del sol, todos se citan en los Purple Sundays.
Pionero del ‘chill out’
Cala Banys (Lloret de Mar, Girona)
Este peculiar jardín botánico se halla próximo al centro de Lloret de Mar, pero distante años luz de su bullicio; y aunque dotado de aparcamiento, lo suyo es llegar a Cala Banys por el camino de ronda de 700 metros que bordea la estatua de la mujer marinera. Sobre la costa rocosa se despliegan los antiguos huertos escalonados unidos por escaleras, disponiéndose los sillones de mimbres a la sombra de las palmeras; bien mirada, la mesa de piedra no es sino una rueda de molino. Cala Banys acuñó avant la lettre lo que hoy entendemos por forma de vida chill out. Abierto en 1967 por Pep Tallada, tanto su viuda como su hijo mantienen el legado con primor. No hay cocina: solo picoteo de berberechos, almendras, aceitunas y patatas fritas. Lo mejor acontece al encenderse la tenue iluminación (hasta las 3.00); priman los tragos clásicos, el daiquiri sin ir más lejos, que el lloretense Constatino Ribailagua elevó en el Floridita de La Habana a rango de cóctel. A partir de las 22.00 suben los precios, excepto los cócteles, que siguen costando 12 euros (10,50 sin alcohol).
Bienestar ibicenco y cocina sana
Aiyanna Ibiza (Santa Eulària des Riu, Ibiza)
La búsqueda de bienestar y comida saludable nos redirige a cala Nova, un rincón del oriente de Ibiza rodeado de pinos en el que rige la prohibición de atracar. A la vista del islote des Canar, el Aiyanna desprende un ambiente chic, lo esperado en un restaurante de playa ibicenca. Los techos están decorados con caña y los suaves tonos ocres imperan en el local, salvo en el interior de las sombrillas guatemaltecas, estampadas con diseños cometeros. La comida, fresca y creativa —también vegana—, y que puede llevarse en envases orgánicos, remite al oriente del Mediterráneo. Como el pide turco, una suerte de pizza fría con masa de espelta, crema de pistacho y queso feta (13,50 euros). En la gastrocamioneta de la terraza cortan y exprimen fruta. Si bien los vinos —ecológicos, naturales, biodinámicos— merecen atención, en su coctelería despunta el Amor Aiyanna de mezcal, con esencia de pomelo, lima y cassis. Al amanecer la estrella son los cursos de yoga (lunes, miércoles y viernes), seguidos del desayuno. Aceptan perros y sorprende la boutique ibicenca con modelos exclusivos.
Sosiego para adultos
Amàre Beach (Marbella, Málaga)
A 10 minutos a pie del casco antiguo de Marbella, el Amàre Beach es, desde 2016, una de las más destacadas opciones del paseo marítimo, situado junto a un espigón que defiende la playa de las corrientes. El Amàre es local de día —cierra a las 19.00, salvo los viernes, que sirve cena y espectáculo—, con el sosiego que avala el sello only adults (solo para adultos). Restaurante de blanco mobiliario, en parte cubierto por toldos, donde se elaboran recetas mediterráneas con toques internacionales, como el tartar de mango, aguacate y langostinos (17,25 euros). El quiosco de sushi abre de miércoles a domingo, y no falta una palapa de masajes. Desde las amplias hamacas se reclama la atención del camarero pulsando un botón. Y por la tarde, la música gana en intensidad con el DJ. El restaurante Hayaca del hotel Amàre, situado detrás del beach club, abre hasta el 16 de septiembre con las recetas latinas de Mauricio Giovanini, chef del cercano Messina, con estrella Michelin. En la arena se organizan cursos de yoga, coctelería y masterclass de DJ.
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