10 miradores al Mediterráneo
Una ruta por la costa alicantina entre cabos, islotes, playas y calas. Oteaderos sobre los acantilados que permiten disfrutar de perspectivas en picado
Entre los cabos de San Antonio y La Nao se desarrollan los cuadros litorales de mayor esplendor visual de la Comunidad Valenciana. Los acantilados del término municipal de Xàbia (Jávea), más allá de sus 150 urbanizaciones, dan para un juego imbatible de perspectivas, aéreas en su mayoría, que tientan al viajero. Con 15 de ellas la oficina de turismo local enhebró y señalizó la Ruta de los Miradores, de la cual entresacamos diez. En xabia.org es posible bajarse el mapa con los miradores.
1 Lo que el viento nos dejó
Los Molinos
A dos kilómetros de Xàbia y a cinco de Dénia se abre el desvío al cabo San Antonio. Justo antes del Santuario de Nuestra Señora de los Ángeles está el giro señalizado. Siempre es grato dejar el coche junto al templo y caminar medio kilómetro por la plana des Molins, entre cipreses, hasta ganar la línea de antiguos molinos de amputadas aspas, colgados del escarpe, que permiten vislumbrar la bahía de Xàbia en su conjunto.
2 A los pies del Montgó
Cabo San Antonio
Unos 400 metros antes del faro del Cap Sant Antoni, este mirador invita a mano derecha con sus balaustradas de madera orientadas a Xàbia y su vasta ensenada. Los senderistas pueden acceder a él tras ascender cinco kilómetros por el sendero PR-CV 355 que parte de la cala portuaria de Tangó, o del Pope; es la senda que usaba el farero para bajar a sus retoños a la escuela.
Al cabo San Antonio hay que entenderlo como una extensión del parque natural del macizo del Montgó y su reserva marina. Cerca subsisten dos microrreservas de floras: una en el acantilado norte y otra en l´Illot de la Mona.
No nos podemos ir sin rendir homenaje al faro que raya a mayor altura entre Girona y Almería (174 metros de altitud de la luz al agua). A sotavento predominan las pitas alrededor del antiguo semáforo de señales. A este cabo se le tiene además por el mejor oteadero desde donde adivinar Ibiza, tanto mejor en estas fechas otoñales. Cabe la opción de sacar la cabeza sobre el precipicio, pero con cuidado.
3 En el canalillo
Acequia de la noria
Ha llegado el momento de tocar las olas. Entre El Arenal y cala Blanca se extiende un tramo de costa rocosa de 1,5 kilómetros denominado Segundo Montañar. Sirvió de cantera de piedra arenista, o marés, para la construcción de edificios y muros de fincas. Con la Séquia de la Nòria se hace referencia al canal de origen romano tallado en la piedra tosca (arena fosilizada) de unos 140 metros (cruzado por la carretera y por un sencillo puente de madera) que vertía agua en las salinas al tiempo que accionaba una noria. Al encontrarse entre chalés habrá que fijarse bien en la señal de mirador.
4 Encrucijada de caminos
Cruz del Portitxol
Subiendo por la carretera del Portitxol se abre un amplio abanico de posibilidades estéticas. En el punto kilométrico 6,900, junto a la carretera, está el casi siempre concurrido mirador señalado por una cruz de piedra tosca (aparcar con cuidado para permitir la salida de los demás conductores). Brinda una soberbia vista del islote del Portitxol (Puertito), de 300 metros de diámetro, y al que es peligroso acceder a nado. Separada por un canal se encuentra la playa de La Barraca, a la que se puede bajar a pie desde el mirador. Esta playa pedregosa, en la que luego nos podrán recoger en coche, es destino preferente de buceadores por la calidad de los fondos. Una empresa recomendable para explorarlos es Buceo Cabo La Nao. Otra ruta senderista, menos conocida, nos traslada desde la Cruz del Portitxol a la cala Sardinera y, mejor, a lo largo del cabo Prim (o de San Martín) entre naturaleza intocada. En esta zona se cuentan dos microrreservas de flora. En la carretera al Portitxol está el desvío al hotel El Rodat Village Spa , dotado con villas turísticas y correctas instalaciones.
5 La Barraca, en picado
La Falsía
Retornamos a la carretera principal y a 400 metros volvemos a girar a la izquierda, entre urbanizaciones que, una vez más, no deben desanimarnos. Daremos sin dificultad con el mirador de La Falzia, trazado con dos orientaciones y más largo de lo que parece: la visión de la playa de La Barraca guarda reminiscencias de paisajes baleáricos. Caminando unos 50 metros se despliega la perspectiva meridional, la que encara el cabo Negro.
6 Culebreando
El Castillo de La Granadella
Un parque forestal rodea La Granadella, cala a la que se accede por una antigua carretera de montaña sin línea de separación. A unos tres kilómetros del desvío de la carretera principal giramos a la izquierda en una complicada curva de herradura, por el cartel “Zona Verda”. El mirador se señaliza en la carretera con un pequeño tocón de madera pintado de azul que puede pasar inadvertido. Desde el mirador El Castell de La Granadella se divisa el morro Castell, con la ruina de la fortaleza defensiva, y la punta de Ambolo; pero no la fastuosa cala de La Granadella, razón del desplazamiento. Para ello habrá que bajar zigzagueando por la calle Pic Tort, fotografiando, ahora sí, el magnífico escenario.
El faro del cabo San Antonio es el más alto de la costa (174 metros de la luz al agua) entre Girona y Almería
La Granadella ha padecido numerosas desgracias, la última en agosto pasado, bajo una tormenta que la desfiguró. Es buen momento conocerla ahora que no está cerrada al tráfico privado. Y es que desde este verano, en julio y agosto se baja a la cala en autobús turístico. Ir a las ruinas de El Castell exige 45 minutos a pie desde la cala, a lo largo del sendero (PR-CV-354) de 1,6 kilómetros.
7 Costa norte
Punta del Cabo Negro
El Carrer Cap Negre atraviesa la urbanización Balcón del Mar, cuyas calles rebosan toponimia melómana. Tras dejar el coche caminaremos 120 metros por un vial ancho, como si de un cortafuegos se tratara. El mirador Punta del Cap Negre extrae un espectacular dibujo de la línea de costa desde la bahía del Portitxol al cabo San Antonio, rematando su punto de fuga en el macizo del Montgó.
8 Sobre la cala nudista
Ambolo
Ya en pleno cabo de La Nao cambiamos diametralmente de orientación buscando diversidad geomorfológica y paisajística. Rodeando la cornisa en forma de cuña que soporta la punta de Ambolo quedaremos absortos en la contemplación fija de la isla d’Ambolo, o del Descubridor. Aunque angosta y pedregosa, refulge el atractivo de la playa de Ambolo: nudista y de acceso prohibido, oficialmente por el peligro de desprendimientos. Rodeando el mirador, la vista se proyecta también al Sur por la punta de Moraira, también llamada Cap d’Or. En el extremo apreciamos la torre almenara de Ambolo, privatizada por un chalé.
9 Faro a la vista
Les Pesqueres
Las Pesqueras hace referencia a una actividad más bien invernal, en la que los pescadores sin barca se suspendían en la base de los acantilados sobre superficies armadas sobre cañizo que subían y bajaban con cuatro tirantes de cuerda. La bajada, valiéndose a veces de escaleras de madera, entrañaba casi siempre peligro. Es este el mejor mirador para apreciar la contundencia del cabo de La Nao, línea divisoria entre los golfos de Alicante y Valencia, desde el que sobresale la torre luminosa del faro por encima del resto de urbanizaciones, embelleciendo la vista con el último sol.
10 El cabo invisible
Cabo de La Nao
Este cabo no es tanto para hollarlo como para contemplarlo a distancia; o mejor, desde el mar, incluyendo en la panorámica la cueva de los Órganos, a la que se puede entrar en barca. El promontorio apenas da opciones más allá de ver batir las olas en el derrumbadero a cien metros de altura. Subir al vértice geodésico, junto a la microrreserva de florahabitada por gecos (lagartos de pequeño tamaño) y sapos.
Frente a uno de los faros más potentes y significativos de la costa levantina bascula la navegación hacia y desde Valencia. Como todo faro de primer orden, este destila empaque arquitectónico, empezando por el torreón de 26 metros de alto y sección octogonal de arista vista. Estamos en el punto más oriental de la Comunidad Valenciana, por lo que los crepúsculos son particularmente atractivos por los segmentos de acantilados visibles hasta el peñón de Ifach. Inmediato a la torre de luz se halla el restaurante Cabo La Nao, fundado por un farero en 1957, y que sirve arroz a banda o fideuá del senyoret (toda pelada) hasta el 17 de diciembre.
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