10 razones para redescubrir Atenas
Del flamante centro cultural de la fundación Stavros Niarchos a los locales de marcha en el barrio de Gazi, la capital griega tienta al viajero con su renovada efervescencia
Atenas está llena de arte, y no solo clásico. La capital griega vive una nueva efervescencia creativa y cultural, que va desde el arte contemporáneo a la gastronomía y cuyo buque insignia es el nuevo centro cultural de la fundación Stavros Niarchos, que aloja la ópera y la Biblioteca Nacional. Y no es este el único punto que reconvierte a la ciudad en la escapada perfecta.
1 Descubrir el SNFCC
Es el nuevo símbolo del resurgir cultural de Atenas, tras siete largos años de crisis. Abierto en agosto de 2016, el Centro Cultural de la Fundación Stavros Niarchos (SNFCC) ocupa 21 hectáreas de vegetación y de cristal frente a la bahía de Phalère, un puerto ilustre en la Antigüedad, antes de la fortificación del Pireo en el siglo V. Creado por el estudio de arquitectura de Renzo Piano, este ambicioso proyecto abriga, bajo una colina artificial con árboles mediterráneos y rodeados por un canal de agua marina, los nuevos edificios de la ópera y la Biblioteca Nacional, dos cubos contiguos, completamente transparentes, cuidadosamente disimulados en un enorme parque, dando de nuevo sentido al nombre del barrio en el que se encuentra: Kallithea (Bellavista). El proyecto ha servido también para dinamizar la zona: el parque tiene paseos, pistas para ciclistas y patinadores y también un canal para pequeñas embarcaciones. Y dentro del gigantesco edificio (construido de forma sostenible), dos alas albergan la biblioteca y la ópera, esta última con dos auditorios: uno para representaciones clásicas y otro para obras más experimentales.
El lugar ya forma parte del escenario cultural diario de los atenienses que acuden a sus muchas actividades gratuitas, desde exposiciones temporales y conciertos hasta visitas guiadas, kayak o vela en el canal o yoga en el parque.
La biblioteca, que poco a poco va incorporando los dos millones de obras del edificio histórico que ocupaba en el centro de Atenas, recibe ya a los estudiantes y lectores, envueltos en luz natural. En la terraza de la ópera se puede admirar una perspectiva 360º de Atenas, dejando que la mirada vaya desde la Acrópolis al Mar Egeo.
2 Contemplar la Acrópolis con nuevos ojos
Pese a los cambios, la Acrópolis sigue siendo el centro de todo, en especial para los viajeros. Pero incluso aquí, la vanguardia ha llegado para combinarse sabiamente con casi 3.000 años de historia. Con su arquitectura contemporánea firmada por Bernard Tschumi, el museo de la Acrópolis, abierto en 2009, enlaza sutilmente la herencia antigua con la modernidad. El espectacular museo expone con ingenio diversas capas de la historia: las ruinas subterráneas visibles desde arriba y la Acrópolis que se cierne sobre él, permiten ver las obras maestras en su contexto. La colección cubre los períodos arcaico y romano, aunque el énfasis está en la Acrópolis del siglo V antes de Cristo, época considerada el cénit artístico de Grecia.
Conviene reservar algo de tiempo a la tienda del museo (en la planta baja) y ver la película que describe la historia de la Acrópolis (en la planta superior). En su café restaurante de la segunda planta hay unas vistas soberbias de la Acrópolis.
3 Una inmersión en el arte callejero en Exarchia
Cerca del Museo Arqueológico Nacional merece la pena recorrer las calles de Exarchia, un barrio bohemio con una cultura y una historia alternativas que lo diferencian de las zonas más estilosas de Atenas. Aunque comienza a estar un poco aburguesada, la zona conserva una identidad juvenil y poco convencional gracias a sus estudiantes, artistas, actores, intelectuales, anarquistas y la vieja guardia de izquierda que siguen siendo su población mayoritaria. Los grafitis omnipresentes resaltan su papel alternativo y revolucionario: en 1973 fue el escenario de las revueltas estudiantiles contra el régimen de los Coroneles que se extendió rápidamente y que inició la caída de la dictadura militar más tarde. Este espíritu contestatario anima también los muros tapizados de arte callejero que hoy se han convertido en excusa y reclamo para pasear por sus calles sombreadas salpicadas de pequeños cafés, restaurantes y librerías.
Hay tiendas de discos y cómics, salas de concierto de rock y rébético (blues griego), muchas tabernas a lo largo de las calles peatonales Valtestiuou y Benaki, además de bulliciosos cafés y bares casi en cada esquina. Y así, caminando podremos llegar también al pie de la colina de Strefi donde se desarrolla los sábados por la mañana un colorido mercado de frutas y legumbres.
Para comer, nada como una vieja taberna: el Barbagiannis (calle Emmanuel Benaki, 94) es toda una institución, una discretísima casa de comidas que sirve platos tradicionales.
4 Perderse en el barrio secreto de Anafiotika
Parece casi mentira que a un paso de la concurrida Acrópolis atestada de turistas reine la tranquilidad y la calma. Las casas del barrio de Anafiotika, en la vertiente nordeste de la Acrópolis, fueron construidas a mediados del siglo XIX por los albañiles que el rey Otón contrató para la construcción de su palacio. Procedían casi todos de las islas Cícladas, concretamente de Anafi, y decidieron construir un pequeño pueblecito similar al suyo en la ladera de esta montaña ateniense.
Es casi un secreto, un remanso de paz en forma de laberinto de callejuelas con casas encaladas y cascadas de buganvillas. Del barrio original, en parte destruido en los años 50 por diferentes excavaciones arqueológicas, subsisten unas 40 casas, las suficientes para transmitirnos el encanto de las islas en pleno de Atenas.
5 Descubrir las noches al ritmo de rébétiko
Exarhia es también el barrio del rébético, el conmovedor blues griego nacido del reencuentro de los ritmos de Asia Menor y de la música helénica tradicional en la década de 1920 en el puerto del Pireo. La vida nocturna cobra un aire muy particular con este particular ritmo y lo podremos comprobar por ejemplo en el veterano Rembetika Historia, donde hay actuaciones todas las noches y sirven cenas y mezzes.
Los infinitos locales de Atenas invitan a una gama variada de artistas, sobre todo en invierno, con parada inevitable en un bouzoukia, un local parecido a un cabaret donde los clientes lanzan bandejas de claveles a las bailarinas de danza del vientre y la juerga dura hasta el amanecer.
6 Las mejores vistas panorámicas
Para contemplar la puesta de sol, Atenas ofrece una infinidad de tejados, aunque no hay muchos que permitan contemplar un panorama de 360º. Entre las posibilidades están el Galaxy Bar en el piso 12 del Hotel Hilton, en el barrio de Kolonaki, o la explanada de la capilla de Agios Georgios, en la colina del Licabeto, a la que se sube desde Kolonaki en funicular o a pie si se quiere disfrutar del aroma de sus pinares. En la cima, podemos tomar un café mientras disfrutamos de las vistas.
Entre las mejores vistas panorámicas atenienses están también la que se contempla desde la colina de Filopapos, al suroeste de la Acrópolis, conocida como la colina de las Musas, o la vista desde la propia Acrópolis. Desde la colina Strefi, en el barrio de Exarchia, contemplamos la vecina colina de Licabeto y la Acrópolis, con la ventaja de que encontraremos menos turistas.
Entre las terrazas panorámicas de hoteles: el Thea Bar, en la última planta del hotel Central Athens, en el barrio de Plaka; el The Rooftop Bar, en el AtheanStyle, un hostel del centro de Atenas (Agias Theklas, 10), o el Bar Koloumi, si queremos huir de los hoteles caros y elegantes (Avissinias Square ,3)
7 Una joya entre las joyas
Entre todas las maravillas artísticas que ofrece Atenas, hay algunos rincones que pasan más desapercibidos pese a reunir un auténtico tesoro. Es el caso del Museo Benaki, el museo privado más bello de Grecia. Contiene los fondos de Antonis Benakis, acumulados durante 35 años de búsquedas en Europa y Asia. En 1931 convirtió la casa familiar en un museo. La amplitud de la colección es asombrosa: hallazgos de la Edad de Bronce de Micenas y Tesalia; obras de El Greco; mobiliario eclesiástico traído de Asia Menor; cerámica, cobre, plata y trabajos en madera de Egipto, Asia Menor y Mesopotamia; y una increíble colección de trajes regionales griegos.
El Benaki se ha expandido y ahora cuenta con varios edificios adicionales que albergan sus colecciones amplias y diversas. El anexo del Pireo, ubicado en un edificio de origen industrial, alberga exposiciones contemporáneas de artes visuales, cultura e historia y grandes exposiciones internacionales.
La cafetería del Benaki es famosa por su buena comida en un comedor que se abre a una terraza con vistas a los jardines nacionales y la Acrópolis.
8 De marcha por Gazi
Gazi y Keramikos son barrios de marcha de cambiante panorama. Las altas chimeneas de Technopolis, en Gazi, se iluminan en rojo por la noche, cuando empieza la fiesta. Hay un laberinto de calles entre la plateia (plaza) central de Gazi y Keramikos, repleto de bares y restaurantes. Aunque el panorama nocturno cambia constantemente, hay algunos locales ya clásicos, como por ejemplo el Funky Gourmet, convertido en un templo gastronómico que hace nueva cocina con ingredientes mediterráneos frescos y que en 2105 se llevó una segunda estrella Michelín. Para citas románticas es perfecto el moderno y elegante Aleria que utiliza solo ingredientes locales y los sirve en una mansión restaurada con un bonito patio iluminado suavemente.
La Atenas más moderna podemos verla en un edificio industria de la Bauhaus, cerca de Gazi, el Bios, un bar vanguardista de varias plantas donde además se organizan conciertos y exposiciones de arte.
En verano la acción se traslada a las azoteas, y una de las mejores es la del Gazarte con vistas que llegan hasta la Acrópolis: hay cine, restaurante y música.
También en Gazi está el Atenas de ambiente, centrada en torno a las vías del tren. Sodade, fino y diminuto, y el Noiz Club, el principal club lésbico de Atenas, son referencias seguras.
9 Ver cine bajo las estrellas
Cuando hace buen tiempo, una de las experiencias más encantadoras en Atenas es disfrutar de una sesión de cine al aire libre, por ejemplo en el Cine París o en el Cine Thision, al pie de la Acrópolis y con una bonita vista al Partenón. El Thision es un encantador cine a la antigua ubicado en un jardín frente a la Acrópolis. Conviene sentarse en la parte trasera para ver algo del edificio resplandeciente. Por su parte, el Cine París fue el primer cine al aire libre de Atenas, abierto en la década de 1920 y desde el que se sigue disfrutando de unas magníficas vistas de la Acrópolis desde los asientos.
La programación en estos cines suele ser en versión original (muchas en inglés), subtitulada en griego.
10 Escaparse a la isla de Hidra
A dos horas del Pireo en hidrodeslizador, la pequeña isla de Hidra, en el golfo Sarónico, es una de las mejores escapadas de la ciudad. Tal vez su mayor atractivo es la ausencia de vehículos, lo que le da un aire tranquilo y silencioso. Desde el siglo XVII, Hidra tuvo su importancia: jugó un papel determinante durante la liberación griega de 1821 y la liberación del yugo otomano en 1822. De esta edad de oro conserva intactas las bellas mansiones de los armadores, algunas convertidas en museo, como la de Lazaros Koundouriotis, con una bonita fachada ocre, o en hoteles como el Orloff Boutique Hotel una cálida casa familiar que hoy es un hotel con encanto.
En los años sesenta, la isla cobró un aire bohemio que atrajo a artistas como Léonard Cohen o Sophia Loren. Su puerto abriga un anexo de la Escuela de Bellas Artes de Atenas y de la Fundación de arte contemporáneo Deste, y despliega una buena programación cultural en verano. Por último, en su costa sur hay encantadoras casas de pescadores, pinares, limoneros y molinos de viento, además de pequeños bares y restaurante al borde de aguas cristalinas. Casi un paraíso a un paso de Atenas.
Información en www.lonelyplanet.es y en la nueva guía Lonely Planet Atenas de cerca.
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