Villa Ferrera, vino, piedra y hospitalidad en Palencia
Una posada rural donde descansar y comer bien en el valle del río Arlanzón
La piedra es testigo solemne de lo que significa esta posada para los viajeros que se pierden por el valle del Arlanzón. Esa piedra de páramo, de rocas calizas y silicatos, entalla los viñedos de la denominación de origen Arlanza que dan origen a Herrera de Valdecañas. Javier Martínez del Val, conocedor de sus vinos, quiso ejercitar el arte de la hospitalidad en esta antigua población de herreros donde se dice que recaló un día Juana La Loca camino de Torquemada. La casa que le sirve de posada es como las de antes, de piedra, madera y adobe. Adusta, castellana. Algo oscura, por protegerse del frío y de la nada.
Puntuación: 6 | |
Arquitectura | 6 |
Decoración | 5 |
Estado de conservación | 8 |
Confortabilidad habitaciones | 6 |
Aseos | 5 |
Ambiente | 5 |
Desayuno | 6 |
Atención | 8 |
Tranquilidad | 8 |
Instalaciones | 4 |
A cambio de cierta afectación rústica, los interiores fluyen ingrávidos y silenciosos hasta la hora del menaje, cuando los huéspedes han salido de sus habitaciones para desayunar frente a las cristaleras corridas del salón principal o han tomado las de Villadiego para recorrer los pueblos y castillos del Cerrato. Anfitrión voluntarioso y formal, Martínez del Val ha abierto la zona derecha de la entrada a los vecinos. Más al fondo se delata el propietario en su entonación barroca, como se estilaba en muchos hoteles de pueblo hace tres décadas. Las arañas de cristal parecen extraviadas de algún palacio castellano. Con ellas rivalizan algunos arreglos florales de tela en una vana pretensión de frescura y querencia por los detalles. Y qué decir de las puertas de cuadrantes similares a aquellas que dieron fama y trono a Artespaña.
Aire, transparencia, soledad. El restaurante provisiona una cocina genuina de la tierra, sin demasiadas complicaciones. Pero no encontraremos unas croquetas más ricas en toda la provincia, ni un revuelto de morcilla como los que sirve el propio Javier con ánimo diligente.
Las habitaciones aluden a costumbres, oficios y personajes de la época herrera. El Cunacho, El Garillo, El Realengo, El Cillero, La Fonsadera, La Pipa, La Serna, La Alcabala, La Martiniega… Con tanto abolengo, todas invitan a unos sueños inmateriales, aunque las duchas pecan de estrechas. Arriba del todo se extiende la suite abuhardillada, la única estancia de la posada con cama de matrimonio y cierta amplitud, pintada de rojo, con dos butacones a rayas blanquirrojos y dos claraboyas como únicas entradas de luz. A su través no se ve más que el cielo, pero se intuyen las tierras ferruginosas de la villa, cuya historia puede estudiarse en el Archivo General de Simancas.
Villa Ferrera
- Categoría oficial: posada rural.
- Dirección: Cervantes, 17. Herrera de Valdecañas, Palencia.
- Teléfono: +34 979 79 32 25.
- Web: www.villaferrera.es
- Instalaciones: salón de estar, sala de reuniones, comedor acristalado.
- Habitaciones: 10 dobles, 1 suite.
- Servicios: una habitación adaptada para discapacitados; animales domésticos prohibidos.
- Precios: desde 46 euros la habitación doble, desayuno e IVA incluidos.
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