De paseo entre dos países
El artista Tobias Rehberger ha creado un recorrido turístico entre Basilea y Weil am Rhein, mediante un sendero con 24 obras que cruza la frontera entre Suiza y Alemania
Al llegar a Basilea, lo primero que impacta es el Rin, con su caudal y su leyenda como frontera y como lazo entre culturas. Casi se podría hablar de una civilización renana, con todo su influjo romántico, como lo describe Victor Hugo en El Rin, su obra de viajes y relatos.
En Basilea el Rin cruza la ciudad, es navegable y, si tenemos la suerte de ir en verano, “nadable”. En los meses cálidos, al entrar por el puente Mittlere puedes observar en la distancia cientos de puntos de colores que se dejan llevar por la corriente a gran velocidad.
Desde hace años, los baños en el río han ido ganando adeptos, y el diseño tiene un papel importante para seguir esta corriente. Paseando por el Solitude Promenade al atardecer, te cruzarás con riadas de personas de cuyo hombro cuelga un curioso pez multicolor, la clave para dejarse llevar por el río. Es el Wickelfisch.
El joven diseñador Tilo Ahmels dio con la clave al unir forma y función en este pez —cuya versión oficial se vende en farmacias—, en cuyo interior se pueden guardar las pertenencias mientras te deslizas en las aguas turbulentas del río y finalizas el trayecto varios kilómetros más allá.
Ver a niños, jóvenes y mayores flotar y deslizarse por la corriente con su pez-flotador es un espectáculo, y solo lo mejora la experiencia de hacerlo tú mismo. Te aporta, aparte del placer de flotar en el agua y desplazarte, conocer una perspectiva única de la ciudad y sus históricas orillas.
El pez que nos lleva por el Rin es solo una de las novedades relacionadas con el arte, el diseño y la arquitectura en esta ciudad tan refinada como económicamente pujante. La industria farmacéutica apuesta con fuerza por los arquitectos estrella y por grandes colecciones de arte: Novartis por la diversidad internacional —Rafael Moneo, entre otros— en el Campus Novartis, y Roche por los arquitectos locales Jacques Herzog y Pierre de Meuron, quienes fundaron su estudio en 1975 en Rheinschanze, 6, dirección en la que siguen abiertos.
Otro centro de la arquitectura y el diseño es el Vitra Campus, situado en Will am Rhein, la ciudad cercana, ya en Alemania, donde se dan cita Álvaro Siza, Zaha Hadid, el equipo Sanaa, Frank Gehry, Nicholas Grimshaw y Tadao Ando, entre otros. Desde junio de 2016 está abierto el Museo de la Silla, proyecto firmado por los omnipresentes Herzog & de Meuron, segunda construcción en el campus después del Vitra Haus. También es una novedad el Depot Deli, segundo café y restaurante, cuyo interior ha sido diseñado por el equipo londinense Studioilse.
Pero si hay una novedad que ha despertado la curiosidad es la propuesta del artista alemán Tobias Rehberger. Se trata de un recorrido de cinco kilómetros y 24 obras de arte y diseño que, como si fuera un río, une dos grandes espacios culturales, el Vitra Campus y la Fundación Beyeler; dos países, Alemania y Suiza; y dos ciudades, Weil am Rhein y Basilea. Un camino de tierra que ofrece vistas panorámicas que contraponen lo bucólico con lo urbano e industrial.
A modo de juego, el artista ha dispuesto 24 coloridas paradas que ayudan al caminante a tomarse el paseo con calma. No son solo puntos de referencia, son objetos/esculturas que exploran un aspecto distinto de la relación entre la forma y la función en el diseño. Encontramos desde una fuente, un mirador con prismáticos e incluso una ducha. En su conjunto es un juego visual y participativo estimulante y lúdico.
Al gran viajero del Rin, Victor Hugo, en su doble faceta de escritor y pintor, le hubiese entusiasmado el cariz poético y casi épico de estos dos ríos de agua y tierra, los nadadores del Rin y los paseantes del camino Rehberger, que arrastran riadas humanas de entusiasmo por el diseño, la arquitectura y el arte.
Marisa Santamaría es directora de relaciones institucionales del Istituto Europeo di Design (IED) de Madrid.
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