Feliz ‘Utopía’ en Lovaina
La coqueta ciudad universitaria belga se vuelca en el aniversario de la obra de Tomás Moro con exposiciones y hasta menús inspirados en la obra
Hace 500 años se imprimía en Lovaina Utopía, de Tomás Moro (1478-1535). Un pensador que creyó en un paraíso: la isla de Utopía (de vuelta a su país, Inglaterra, Enrique VIII le haría decapitar por no aprobar el cisma anglicano, y la Iglesia católica acabaría canonizándolo). Que ese libro fundacional viera allí la luz no fue casual; la ciudad belga, enriquecida por el comercio de paños, era en el siglo XVI un hervidero de humanistas. Lovaina ha potenciado desde entonces su carácter académico. Incluso ahora el número de alumnos universitarios, unos 40.000, iguala al de vecinos del núcleo antiguo. Y donde hay estudiantes, hay jolgorio (dato indicativo: su mayor fábrica de cerveza, Stella Artois, es tan antigua como la universidad). Por su bagaje histórico y arquitectónico, pero también por su calidad de vida, Lovaina es una cita obligada.
10.00 La isla idílica
Desde cualquier calle del centro se ve asomar la torre de la biblioteca (1) universitaria. Dicen que se parece a la Giralda. Lo cierto es que el imponente edificio, en Ladeuzeplein, fue levantado por Whitney Warren entre 1921 y 1928, con donativos americanos, sobre los escombros de la antigua biblioteca, incendiada por los alemanes en la Primera Guerra Mundial. Allí se puede ver una de las dos grandes muestras que celebran la publicación de Utopía. El texto lo llevó a imprimir Erasmo, que enseñaba en las aulas locales con colegas como Vesalio o Mercator. El libro de Moro describe una isla idílica, supuestamente del Nuevo Mundo recién descubierto, con un orden social perfecto, sin las desigualdades de entonces… y de ahora. La ficción de Moro (que inventó el nombre, no el género) dio pie a muchas utopías plasmadas en literatura, arte, cine, política e incluso urbanismo: las viviendas diseñadas por Arturo Soria para la Ciudad Lineal de Madrid, en pleno siglo XX, son un calco de las descritas por Moro.
11.00 Insecto gigante
A pocos pasos se encuentra la otra sección de la efeméride. Hay que cruzar la plaza, donde se alza el llamado Tótem (2), un insecto gigante atravesado por una aguja, obra de Jan Fabre, para llegar al M-Museum Leuven (3), edificio cúbico y blanco abierto a un patio interior. Allí se puede ver la colección permanente y muestras temporales. Como la que ofrece ahora una visión sobre Utopía; no sobre el libro y figura de Moro (eso está en la biblioteca), sino sobre el concepto en sí de utopía y su reflejo en el arte y la ciencia. Con obras de visionarios como El Bosco, capaz de pintar El jardín de las delicias… y su revés, el horror infernal. También están los primeros globos, esferas armilares o astrolabios, que rompían el corsé del mundo conocido. Algunas piezas proceden de España, cuya conexión con Flandes era entonces tan fecunda.
12.00 ‘Silicon Street’
La Universidad de Lovaina, fundada en 1425, ha sido el gran motor de la ciudad, y los colegios o residencias de estudiantes, su marca (en el campus de Arenberg, a las afueras de la ciudad, merece la pena visitar la biblioteca, una de las mejores obras del arquitecto español Rafael Moneo). Uno de los recintos más apabullantes es el Colegio Papal (4), que se fundó con el legado de Adriano de Utrecht, consejero de Carlos V y luego Papa. El edificio actual es moderno y sigue alojando estudiantes. Cruzando su enorme patio —característica de estos colegios— se llega a Naamsestraat (5) (la calle de Namur), milla de oro o calle del talento, donde se concentran muchos colegios. Tras los de Vandale, Arras y Premostratenses encontramos el Colegio Real, fundado por Felipe II (el actual edificio es posterior). Al lado, la iglesia barroca y jesuita de San Miguel. Unos metros más abajo, los colegios de Santa Ana, Espíritu Santo y los Hallen (6) o Lonja de Paños, gótica en su piso bajo, que ahora aloja el rectorado de la universidad, además de eventos y conciertos.
13.00 Bodegón flamenco
La calle desemboca en la Gran Plaza (Grote Markt) (7), donde se alza el Ayuntamiento gótico, uno de los más bellos de Flandes. Las estatuas que ocupan sus nichos (236) son del siglo XIX. Enfrente, la colegiata gótica de San Pedro, en cuyo tesoro puede verse La última cena de Dirk Bouts y una copia del Descendimiento de Van der Weyden. Otro gran edificio gótico junto al Ayuntamiento queda oscurecido por este… y porque tuvo que ser muy restaurado tras las bombas; en él se aloja Tafelrond, uno de los restaurantes estrella que con motivo de la Utopía de Moro ofrecen platos inspirados en el primer libro de cocina impreso en neerlandés (que data de 1514). Otros restaurantes creativos que se adhieren a la iniciativa son Zarza (8) o Trente (9). Los restaurantes exóticos o étnicos (en Lovaina conviven unas 160 nacionalidades) se agrupan en la cercana Parijsstraat (calle de París).
15.00 De ‘vita beata’
Un paseo para hacer la digestión nos puede llevar a las callejas y canales en torno a la abadía gótica de Santa Gertrudis (10). Enfrente se halla el Pequeño Beguinaje (mal llamado Beaterio), una calle empedrada y orillada de casitas blancas. Muy distinto es el Gran Beguinaje (11) (Groot Begijnhof), en la otra punta de la ciudad (se puede alquilar una bicicleta en el Fietspunt (12), Van Overstraetenplein, 1, junto a la estación de tren). Atravesado por el río Dijle, este beguinaje (comunidades autónomas de religiosas, las beguinas) es una miniciudad, un oasis peatonal patrimonio mundial. Las casas de ladrillo, en torno a una iglesia gótica, son residencia universitaria. A pocos minutos en bici se puede llegar a la abadía del Parque (13), una de las más grandes y pintorescas del país, con pórticos, iglesia, jardines, estanques de pesca y molino convertido en café.
18.00 La barra más larga
A escasos metros de la Gran Plaza esta la plaza Vieja (Oude Markt) (14), considerada como una de las barras más largas de Europa: 40 bares y terrazas arropan a la Kotmadam o casera de estudiantes, escultura en cuyo regazo de bronce es tradición llorar cuando suspenden. La fábrica de cerveza Stella Artois se puede visitar los fines de semana, con degustación incluida. El Café Belge (15) sirve más de 100 clases de cerveza; también amplia oferta en De Metafoor (16) o en Domus (17), que elabora la suya propia. Un bar muy reciente y de moda en la Oude Markt es Bar Nine, donde además se pueden comer exquisiteces. Locales con música o espectáculo son el Café Entrepot (18), en el centro cultural OPEK, Der Blauwe Kater (19) o Het Depot (20), sala de conciertos frente a la estación.
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