Cullerot 2015, milenario y moderno

Ahora que tanto se habla de vinos naturales, lo que no deja de ser un oxímoron, ya que el vino es fruto de la manipulación humana (la naturaleza hace vinagre), no estaría mal darse un trago de este soberbio blanco elaborado por el genial Pablo Calatayud, ingeniero agrónomo y propietario de la bodega Celler del Roure, al estilo ancestral, pero con los imprescindibles conocimientos científicos de la moderna enología.

Utiliza uvas procedentes de distintas parcelas de sus 10 hectáreas de viñedo con cepas de hasta 80 años. Combina más de media docena de variedades, entre ellas la autóctona verdil. Luego, tras macerar parte del mosto con sus hollejos, fermenta cada variedad por separado, un 60% en vasijas de barro semienterradas y el resto en acero inoxidable. El vino permanece seis meses en sosegada crianza con sus lías finas dentro de las tinajas de barro.

El resultado es un vino de fuerte personalidad pero accesible, con un aroma a fruta carnosa revestida de leves notas a flor marchita, dotado de vivacidad cítrica y recuerdos de levaduras sobre un fondo terroso. Graso, fresco, sabroso, tiene el toque elegante de un acidulado amargor. El tiempo en botella ha terminado por redondear este moderno vino milenario.