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10 destinos donde toparse con animales de pedigrí mítico De unicornios marinos y calamares sedientos de sangre al basilisco, el rey de las serpientes, una ruta por lugares donde toparse con especies conectadas a seres tan legendarios como el yeti del Himalaya La primera vez que se vieron criaturas translúcidas con forma de tritón corriendo por la cuevas de Eslovenia se dijo que eran crías de dragón. El hábitat natural de esos anfibios ciegos son las grutas de Postojna, unas de las muchas que tiene Eslovenia, país con 9.000 cuevas registradas. Guido Cozzi El laberinto subterráneo de las cuevas de Postojna es un paraíso para los amantes de la espeleología y, también, uno de los principales reclamos turísticos de Eslovenia. De hecho, el término karst (sistema de erosión propio de las calizas) procede del Carso, región donde se encuentran. La entrada se encuentra bajo el castillo de Predjama (en la foto). Sura Ark Cuando Cristóbal Colón vio por primera vez un manatí descubrió que las sirenas no eran tan atractivas como había imaginado. Más allá de confundir al desgarbado dugongo, o dugón, único superviviente de su familia (los sirenios) con tan bellas y mitológicas criaturas, hay que observar la elegancia con la que dan volteretas y husmean entre las praderas marinas de Filipinas. Guido Cozzi El vârcolac, un hombre lobo, obligaba a los campesinos a cerrar los postigos al anochecer en Rumanía. La visión de este lobo gris (en la foto) suscita miedo primigenio en muchos, por lo que no sorprende que antiguas supersticiones rodeen a este temible depredador. Y aunque los rumanos modernos mirarían con desdén al vârcolac, mantienen una incómoda relación con estos animales salvajes. S. Widstrand Las leyendas de los indios americanos hablan de aves de trueno, cuyo batir de alas conjura tormentas. Su descendiente natural, el águila calva, es un icono de Estados Unidos y figura en su escudo nacional. También se puede ver en libertad en gran variedad de escenarios por todo el país (desde los pantanos de Luisiana hasta el desierto de Sonora, al suroeste, fronterizo con México), Sin embargo, donde realmente abundan es en Alaska (en la foto) y en Canadá. Ron Sanford Las historias del kraken –un calamar gigante aficionado a la carne humana– se extendieron desde Noruega por el mundo marinero. Muchos pescadores han sido heridos por el pico afilado y serrado del diablo rojo o calamar de Humboldt (en la foto), cefalópodos carnívoros que se desplazan a 25 kilómetros por hora, forman bancos de hasta mil ejemplares y se tornan rojos cuando se enfadan. Pueden llegar a medir dos metros de largo y frecuentan las aguas del Mar de Cortés, en México. Louise Murray El montañero Reinhold Messner (el primer hombre que subió al Everest sin oxígeno y el primero en coronar los 14 ochomiles principales del planeta) aseguró haber visto a este hirsuto humanoide, aunque acabó aceptando que quizá fuera un oso pardo del Himalaya que, alzado sobre sus patas traseras, podría llegar a confundirse con un yeti. Sin embargo, en el monasterio de Pangboche, en Nepal, incluso aseguran conservar restos (en la foto) de este esquivo especimen. Earl y Nazima Kowall Los unicornios de mar gozan de un oscuro mito originario: según la tradición inuit, pueblo esquimal de Groenlandia, el narval proviene de una mujer arrojada al mar junto a un arpón lanzado por su hijo, cuyo pelo empezó a enredarse y formó un cuerno. En la Edad Media, los groenlandeses vendían estos colmillos –que pueden llegar a medir tres metros– a los colonos nórdicos como si fueran cuernos de unicornio. Michelle Valberg Las tortugas humanoides japonesas originales, los kappa, gastan, según la tradición, bromas infantiles o (si se tiene mala suerte) traen el infortunio. Eso sí, según la leyenda japonesa son fácilmente sobornables con fideos de soba o pepinos. Sus estatuas adornan templos por todo el país (en la foto, en Ushiku-shi, prefectura de Ibaraki) e incluso podemos encontrar supuestos restos de un kappa en el museo de la residencia Miyakonojo Shimazu, en Miyazaki (isla de Kyushu). JTB El basilisco, rey de las serpientes, fue descrito por narradores y naturalistas como un maligno devorador de hombres. Este monstruo milenario pudo estar originalmente inspirado en la cobra real, una serpiente agresiva que se puede ver en su hábitat natural (las húmedas junglas de India) o en algún mercado local de Rajastán (en la foto), donde se instalan los encantadores de serpientes. getty Monstruos, espíritus y criaturas mitológicas abundan en la tradición oral de los aborígenes australianos, pero el bunyip perdura en el imaginario popular de Australia. Se dice que este rugiente monstruo habita los pantanos y 'billabongs' del interior del país (en la foto, el lago Pinaroo, en el parque nacional de Sturt), y todos las descripciones históricas coincidían en una extraña criatura barbuda parecida a una foca que se escondía en el agua y llevaba a la gente a su muerte. getty