Una quincena terrorífica en Londres

Payasos maquiavélicos, la niña del exorcista, zombies con motosierras… Todos los monstruos y personajes de terror que uno pueda imaginar los puede encontrar en Tulleys Scream Park, un parque temático que invita a vivir una experiencia pavorosa durante las noches del mes de octubre cerca de Londres.

Un festival de terror efímero que se organiza cada año con motivo de la noche de Halloween (31 de octubre) en un bosque a las afueras de Crawley, localidad ubicada a poco más de una hora de la capital británica, y que se desmantelará el 1 de noviembre.

Ocho atracciones que buscan despertar los mayores miedos, entrecortar la respiración y acelerar el pulso a niveles insospechados de quienes se atrevan a visitarlo. Todas parten con la misma premisa: un recorrido laberíntico por pasillos estrechos y a oscuras, donde uno se encuentra con todo tipo de criaturas dispuestas a darle el susto de su vida en escenarios espeluznantes –sótanos, mataderos o campos de maíz– y tan bien recreados que los ScareCon Awards, premios que organizan la industria británica de parques temáticos de terror, han distinguido a Tulleys Scream Park como el mejor en Reino Unido desde 2008.

Zombies en el maizal

En The Nightshade Circus, un circo tétrico donde uno tiene que encontrar la salida en un laberinto de cortinas blancas y rojas, hay mujeres con barba, maestros de ceremonias bañados en sangre y hermanas siamesas siniestras que no lo pondrán fácil. Y si te gustó la película Los chicos del maíz no te puedes perder The Colony, donde se recrea un maizal repleto de zombis supervivientes a un apocalipsis que deambulan a la espera de carne fresca.

El enclave donde se ubica el parque Tulleys Scream es perfecto para lo que propone a sus visitantes: llegar a tener la sensación real de que está perdido en mitad de un bosque en ninguna parte, con un único ruido de fondo: los gritos de quienes se adentran en sus atracciones. El escenario es tan real, que conviene llevar botas de montaña o botas de agua, ya que el parque se encuentra literalmente en un campo embarrado.

Caminando por el interior del recinto te puedes topar, y hacerte un divertido selfie, con el mismísimo Frankenstein (y familia), así como recibir la atención de encantadoras acomodadoras de cine que ofrecen palomitas con trozos de cuerpo humano descuartizados. Pero no todo es terror aquí dentro: dos escenarios ofrecen actuaciones en directo para descansar y calentarse cerca de una hoguera después de cada tanda de alaridos y adrenalina.

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