Una cascada para Johnny Depp
En La Caprichosa, un salto de agua en el zaragozano Monasterio de Piedra, rodó el actor escenas de una película inacabada
La escritora americana Mary Francis Kennedy Fisher decía que su capacidad de saber estar sola la protegía de la arrogancia. La soledad puede ser muy entrañable. Hay paisajes que llaman a ella y el Monasterio de Piedra es uno de ellos, además de un ejemplo de turismo sostenible que apuesta por combinar ocio y preservación del entorno.
Basta una ojeada a los alrededores por la carretera que sube de Nuévalos, en Zaragoza, para comprender que se llega a una curiosidad natural extraordinaria. Sobre el cauce del río Piedra se vertebra todo el ecosistema del parque, abundante en bosques de ribera y en especies de animales y plantas, entre los primeros el buitre leonado, tan común en la zona.
El Monasterio de Piedra, fundado en 1194, es parque natural, monumento y jardín histórico, y es punto de partida para excursiones cercanas. Con una media de 275.000 visitantes al año, es un referente del turismo de Aragón y un remanso para quienes quieren desconectar.
Entre los atractivos del parque destaca El Vergel, un valle por uno de cuyos lados pasa el río acariciando el pie de varias cascadas. La llanura sugiere un paseo agradable a la sombra de plataneros, nogales, fresnos, sauces, álamos blancos, olmos y chopos, que aportan matices salvajes y tropicales.
Sin embargo, lo que más llama la atención son las cascadas, y entre todas ellas, dos. Por un lado La Caprichosa, rotunda, elegante, alta y abierta, que desprende una torrencial cortina de agua por una montaña que parece cortada a pico. No es extraño que fuera una de las localizaciones elegidas por Terry Gilliam para el rodaje de la película inacabada del año 2000 El hombre que mató a Don Quijote (un fiasco mítico entre las producciones de cine recientes, recogido en el documental Perdido en La Mancha). En cualquier caso, Johnny Depp rodó aquí varias tomas (se conservan los trailers en youtube) y aquí se quedará usted embobado como todo hijo de vecino. Y por otro, la conocida como Cola de Caballo, un clásico de Piedra ante el que no queda más que una expresión de asombro. Catarata de 50 metros de altura, emerge espontánea de entre las rocas y se precipita al abismo un tanto arremolinada para luego desplegarse y golpear majestuosamente la superficie. Para observarla en su punto conviene descender e internarse por la gruta Iris. En verano se recomienda hacerlo al atardecer, porque el sol ilumina toda la caverna y se refleja en el agua generando una explosión con los colores del arcoíris (de ahí el nombre) y un velo de vapor que empaña dulcemente la vista.
Lejos del jolgorio y los zooms, el llamado lago del Espejo acumula tanta calma que todo el tiempo que se quede le parecerá nada. De camino, a alguien con muy buen ojo se le ocurrió plantar abedules, que delgados y fibrosos le dan aún más elegancia al valle. Bordeando el estanque es común encontrar a jóvenes pintores con caballete y lienzos esperando el mejor reflejo de luz. Sus pinceladas dan también sentido al nombre del lago.
Un experto en cetrería
Antes de abandonar el parque conviene consultar los horarios de la exhibición de aves rapaces. Bajo las explicaciones de un cetrero, permite conocer valores y modos de vida de estas aves en el medio ambiente, sus formas de vuelo y su morfología.
Vale la pena, además, adentrarse en el conjunto histórico por el hotel y apreciar la escalinata renacentista del siglo XVI y los salones, en especial el del bar Don Gaufrido, cuya balconada se asoma al parque. También el llamado jardín del Poeta es una parada clave para reponer energía. Allí puede sopesar si precisa o no de una burbujeante sesión de spa bajo techos abovedados, en lo que sería una verdadera mezcla de recogimiento conventual y laxitud. No conviene pasar por alto la sala capitular de columnas octogonales, el refectorio del siglo XIII ni, por supuesto, la cocina conventual, reconvertida en museo de la Historia del Chocolate, pues fue aquí donde, gracias al monje Fray Jerónimo de Aguilar, que volvió de América con cacao, se elaboró el primer chocolate de Europa.
Todavía dentro del conjunto histórico, si sigue el camino que traza la torre del Homenaje llegará a un mirador. Allí se encuentra la cruz de Gayarre: lugar ideal para medir la calidad del aire (que es canción, según el poeta Claudio Rodríguez) y para que la vista se pierda bajo sus pies en la frondosa presencia del parque. Julián Gayarre, el famoso tenor del siglo XIX, fue un asiduo del monasterio, donde venía a remediar sus problemas de voz. En este rincón practicaba todas las tardes.
Si lo suyo es el senderismo, sepa que cerca de Jaraba, a apenas diez kilómetros, le aguardan las hoces del río Seco. Y si usted es más de contemplación, de pensar en la calma y en la naturaleza, y en la suerte de gozar de ambas, en la cercana laguna de Gallocanta, de octubre a marzo, podrá asistir al espectáculo de ver y oír a más de 40.000 grullas en su periodo de nidificación.
Use Lahoz es autor de la novela El año en que me enamoré de todas (Espasa).
Guía
Información
» Monasterio de Piedra (www.monasteriopiedra.com). Se encuentra a 105 kilómetros en coche desde Zaragoza y a 229 desde Madrid. Horarios del parque: de abril a octubre, de 9.00 a 19.00, y de noviembre a marzo, de 9.00 a 18.00. Visitas guiadas del monasterio: salidas de 10.00 a 13.00 y de 15.00 a 18.00. La entrada conjunta cuesta 10 euros; solo el monasterio, 8 euros.
{ "active": true, "code": "187448", "elementType": "offerExtension", "id": 17, "name": "ZARAGOZA", "service": "tripadvisor" }
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.