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Gominolas en el tráiler

El modista Lorenzo Caprile recuerda un viaje familiar al suroeste de Estados Unidos, entre parques nacionales y moteles

El modista Lorenzo Caprile.
El modista Lorenzo Caprile.

Igual que otras personas miden el tiempo en torneos de fútbol y recuerdan, por ejemplo, que “aquello sucedió el año del Mundial de México”, Lorenzo Caprile ordena sus recuerdos en vestidos de novia. Pensando en un viaje que fue mágico para él, dice: “Acababa de casarse Carla, así que debió ser hace 21 años”. El diseñador, que ha publicado ¿De qué hablamos cuando hablamos de estilo?(Temas de Hoy), recomienda encarecidamente una ruta atípica por el suroeste de Estados Unidos, como él hizo con sus padres y una de sus hermanas.

No se quedaron en California

No, qué va. Empezamos en el cañón del Colorado, que lo vimos haciendo todas las cosas que hacen los turistas, que si el rafting, que si el helicóptero…, y luego bajamos hasta Santa Fe pasando por todos los parques naturales y durmiendo en moteles como los de las películas. Era todo muy Perdita Durango.

¿Qué les pareció Nuevo México?

No me extraña que allí se refugiara Georgia O’Keefe y todos aquellos artistas en los años cuarenta. La luz es muy especial. De Santa Fe recuerdo uno de los mejores museos que yo he visitado en mi vida, el de Antropología. Tenían una zona preciosa dedicada a los juguetes de todas las culturas. Habían reproducido un río, y allí había, por ejemplo, lavanderas, muñecas europeas, un mercado como el acuático que hay en Tailandia…

¿Hicieron amigos?

Pues sí. Era agosto y estaban en fiestas en muchos de los pueblos. El cabecilla de uno de los festejos acabó invitándonos a comer a su casa, que era de esos tráileres móviles. La comida era un horror. Recuerdo una misteriosa ensaladilla rusa, gelatinas de colores insospechados… Mi madre, que es muy lanzada, se lo comió todo y mi padre no sabía dónde meterse.

¿Suelen viajar en familia?

Pues ese fue el último gran viaje que hice con ellos. Fue como un punto de inflexión. Al volver, me puse en serio con el taller y me convertí en el Lorenzo que soy ahora, quizá por eso me ha quedado ese recuerdo tan vívido. Pero sí hemos viajado muchísimo. Somos siete hermanos y mis padres nos llevaban a todas partes, a veces por grupos. Hicimos mil acampadas en los Picos de Europa, muchos viajes a Italia, de donde eran mis padres, y un viaje fantástico a Escocia. En general, eran muy de soltarnos por ahí y animarnos a viajar, nada sobreprotectores.

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