Horchata granizada, por favor
Paseos en bici, playas nudistas y una refrescante merienda para disfrutar una jornada veraniega en Valencia sin sofocos
Visitar Valencia en pleno verano es una delicia si sabemos escoger los planes adecuados para transformar el sol en nuestro aliado y el viento de poniente en un grato acompañante durante las mañanas playeras. Como buena urbe mediterránea, que exprime hasta el último rayo de luz para envolver de vitalidad a sus gentes, Valencia ofrece en verano infinitos entretenimientos que el visitante puede aprovechar para conocer las múltiples facetas de la ciudad. Cinco pistas para sin salir de la ciudad, escaparse de ella.
A pedales
El viento fresco siempre sopla para quien se sube a la bici. A pesar de no contar con los kilómetros de carril bici deseables, Valencia es una de las mejores ciudades españolas para pasear sobre dos ruedas. El servicio público de alquiler Valenbisi ofrece un abono semanal prepago que puede solicitarse en cualquiera de sus puntos de anclaje mediante tarjeta de crédito. Funciona para trayectos inferiores a media hora, al superar los 30 minutos el importe va ascendiendo. Para recorridos más largos es mejor alquilar en lugares como Do You Bike, cuyos tres locales cuentan con bicis de paseo, carretera e incluso tándems.
Dunas salvajes
A sólo 14 kilómetros del centro de la ciudad se encuentra la pedanía de El Saler, vecina de la Albufera. Su parque natural comprende un tramo de playa de casi cinco kilómetros de arena fina, casi blanca, felizmente apartado de la mano del hombre. Las dunas separan el bosque de estas playas que permiten el nudismo y que, desde la gola de Puchol hacia el sur, están casi desiertas. Un refrescante baño en ellas puede ser una merecida recompensa a una excursión en bicicleta hasta este paraje, al que también puede llegarse en autobús, que para en la avenida Germanies, en la plaza de Cánovas o el Centro Comercial El Saler.
Cocina de vanguardia en el mercado
Si abre el apetito, y no se opta por saciarlo con un tradicional arroz en alguno de los restaurantes de la Albufera, merece la pena comprobar cómo reinterpreta el chef Ricard Camarena las tapas y los bocadillos de toda la vida en Central Bar, integrado en el Mercado Central de Valencia; una apuesta informal y a precio asequible. En la carta también aparecen vinos de la tierra, patatas bravas Lourdes Luz y un bocadillo Mercat (pisto con embutido). Todo, entre el bullicio de los puestos de frutas y pescado.
Horchata granizada
Tras una siesta que deje pasar las horas de más calor, un paseo vespertino por los barrios céntricos de la ciudad (El Carme, Ruzafa o la Xerea) que siempre debe finalizar con un refresco que devuelva la temperatura corporal a un punto agradable. La Horchatería Santa Catalina (Plaza Santa Catalina, 6), con dos siglos de historia, es el lugar tradicional para calmar la sed de líquido y de dulce. Leche merengada, tartas, azulejos de Manises y, por supuesto, fartons y horchata (medio líquida, medio granizada), brebaje, este último, que eclipsa al resto de la carta.
Ruta de microteatro
Quince es el número clave del Microteatre Valencia (Cádiz, 59). Escenas de 15 minutos en una sala de menos de 15 metros cuadrados en la que hay, como máximo, 15 espectadores. Esta iniciativa se desarrolla en el barrio de Ruzafa y mezcla propuestas de profesionales del teatro con las de estudiantes de arte dramático. Hay funciones de miércoles a domingo y se puede asistir a varias el mismo día para después picar algo y cambiar impresiones en el bar del propio local.
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