Diez playas para flipar
Surferos, familias, naturistas, gurmés o amantes de la naturaleza encuentran en estos arenales momentos de felicidad. De una caminata hasta la menorquina Cala Pilar a un arroz con bogavante en la gallega Porto de Bares. Playas que no decepcionan
Cala Pilar
Ferreries (Menorca)
El rojo y ocre del collado, la arcilla con que se embadurnan los naturistas, su fronda pinariega, su ubicación remota en el norte menorquín (accesible solo a pie) hacen de Cala Pilar un escenario único. En el kilómetro 34 de la ME-1, entre Ferreries y Ciudadela, está al desvío al Camí del Pilar. A 1,8 kilómetros aparcamos y caminamos 40 minutos.
Windsurf en Pozo Izquierdo
Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria)
Se reivindica como una de las primeras referencias windsurfistas internacionales. Playa de guijarros, agitada por alisios pertinaces (de junio a septiembre, con velocidades de 40 nudos y olas de tres metros). Las gradas acogerán, del 14 al 20 de julio, al público del Campeonato del Mundo de windsurf (PWA). El Centro Internacional de Windsurfing (www.pozo-ciw.com) es un albergue abierto a todo el mundo.
El Torn
L’Hospitalet del Infant (Tarragona)
Playazo de 1,4 kilómetros y un aplastante porcentaje de bañistas sin textiles. Más allá, dunas, pinares decorando el entorno montañoso… y el campin naturista El Templo del Sol (www.eltemplodelsol.com). Existe una asociación que defiende la playa, y este año cumple 25 (www.naturismo.org/torn).
Los Caños de Meca
Barbate (Cádiz)
Una vez en el cabo de Trafalgar, rebasado el bar de paja Las Dunas, aparece la Marisucia. “Mariecológica” debiera llamarse, porque su toponimia deriva de las algas que la alfombran, que muchos asocian con suciedad. Para la puesta de sol, Karen Abrahams, dueña de unas acogedoras chozas (www.casaskaren.com), recomienda rodear el faro.
El Peñón
Sopelana (Bizkaia)
Los 600 metros cuadrados divididos en tres terrazas invitan permanentemente a dar cuenta de rabas o nachos al aire libre bajo la protección de las mamparas de cristal. Así oteamos el peñón, y delante, el escollo Penatxuri de la playa de Atxabiribil. Desde 2013 es posible comer a la carta (http://elpeñondesopelana.com).
Paseo de Poniente
Benidorm (Alicante)
Este paseo mirador playero –obra de Carlos Ferrater y Xavier Martí Galí– mide 1,3 kilómetros de sensuales líneas alabeadas de hormigón peraltado, que contienen al nivel de la arena un segundo paseo sobre madera (apena que su mantenimiento deje que desear). Si aún no hemos merendado, en Pais Valencià, 28, está la pastelería Yago.
Porto de Bares
Mañón (A Coruña)
El norte del Norte. Concha a la que se accede desde un seductor puerto de origen fenicio. Una lengua de tierra con restos arqueológicos, la saja en un lateral. El apartado gastronómico está completito: longueirones en A Muller Mariña y arroz con bogavante en La Marina.
Caló des Mort
Formentera (Baleares)
La labor de filtraje de las praderas de posidonia es razón de las aguas límpidas de que hace gala el litoral de Formentera. Un buen sitio para comprobarlo es Caló des Mort, agraciado embarcadero reconvertido en zona naturista. Para alcanzarlo es preciso caminar por la base de La Mola tomando como punto de partida Els Arenals.
Torimbia
Llanes (Asturias)
Dentro del apartado de playas norteñas es la reina y señora. Declarada paisaje protegido y conservada tal cual, es un museo al aire libre. Las laderas se visten de tojos y helechos. Se accede a ella por Niembro. Y se recomienda comer en el restaurante San Pelayo (www.restaurantesanpelayo.com).
Liencres
Piélagos (Cantabria)
Por su gran tamaño y grado de naturalidad –fue declarada parque natural en 1986–, la de Liencres es la cornisa dunar más impactante de la costa cantábrica, con 33,5 hectáreas. La dunas están localizadas en la desembocadura del río Pas (Ría de Mogro), y de camino se atraviesan densos pinares.
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