Concierto secreto en el salón de casa

El concierto es en el salón de la casa de Abby. -¿Y quién es Abby? -Ni idea. -¿Quién toca? -Pues no lo sé… -¿Dónde es? -Pues no estoy seguro… -¿Y cuánto cuesta? Nada… Ah bueno, ahí se pone interesante la cosa.

En el salón de la casa de Abby, un loft en uno de los barrios más trendy de Londres, somos unas 60 personas. Hay un par de sofás pero la mayor parte de la gente está sentada en el suelo, algunos con bolsas de plástico llenas de latas de cerveza y cosas para picar. Al fondo hay una mesa de sonido y un par de altavoces que realmente no hacen ninguna falta; va a ser imposible no oír perfectamente a todos los que van a tocar aquí esta noche.

La mayor parte del público no llega a los treinta años y cae en el común denominador de lo que en la calle se denomina hipster. El piso de Abby tiene paredes descubiertas, enormes cuadros colgados y una cocina que parece salida de una casa del medio oeste norteamericano de los años cincuenta.

Tras acomodarme en un sillón y mirar entretenido a los que van llegando, que parecen entre confusos y emocionados de estar en un lugar donde no saben muy bien lo que va a pasar, el maestro de ceremonias inaugura la noche con un largo “Shhhhh… bienvenidos a Sofar”.

Parece que la cosa empezó así: unos cuantos colegas que viven en Londres, cansados de conciertos masivos, decidieron montar pequeños conciertos en salones de casas de gente que prestaba su espacio desinteresadamente. Colgaron fotos y vídeos en Internet de las primeras sesiones y empezaron a recibir peticiones por correo electrónico desde San Francisco y Nueva York para formar parte del proyecto. Tres años después Sofar organiza conciertos secretos y gratuitos en salones de docenas de ciudades en todo el mundo, y en Londres forma parte de la última oleada de eventos pop-up que plaga de experiencias itinerantes (desde conciertos hasta cines o restaurantes) la capital británica. Uno se registra, elige la ciudad y la fecha y, con un poco de suerte, le toca.

Secreto desvelado

Un día antes del concierto llegan por mail los detalles: el dónde y el cuándo. Quién toca se descubre cuando alguno de los que nos encontramos en el salón de Abby se dirige decidido hacia el escenario.

La primera en tocar es Soak, una especia de cantautora folk de 17 años que sale al escenario acompañada exclusivamente de su guitarra. Con su primera broma sobre lo apabullante que puede resultar para una chica irlandesa una ciudad como Londres se mete al público en el bolsillo. Después de cuatro canciones hay un descanso y al poco rato aparece Mo Kolours, un beatboxer mitad británico mitad mauritano que aunque lo intenta no consigue convencer del todo. Poco después será el turno de Fiona Bevan, otra chica con guitarra, y para cerrar lo mejor de la noche: Tigger Da Author, que acompañado de piano y acústica se monta un mini show previo al concierto que celebrará el primero de mayo en uno de los locales de moda de la zona.

Justo antes de la última canción llega el momento de pasar la gorra. “Todo lo que sacamos va para los que están haciendo vídeos y fotos del evento, y para los artistas”. Aquí no se mueve mucho dinero, todo está organizado por voluntarios y el amor por la música que transmiten los que forman parte de Sofar parece auténtico. Si la idea era crear esa especie de magia que surge cuando un concierto se reduce al mínimo (artista, espacio reducido y público), los chicos de Sofar lo están consiguiendo.

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