Un mezcal al atardecer
Con cinco millones de habitantes, Monterrey, capital del norte de México, es un foco universitario tecnológico que destaca en Latinoamérica. Industrial, dinámica y profundamente inquieta
Monterrey fue el gigante del acero de Latinoamérica en el siglo XX. Desmantelados ya esos altos hornos, hoy ocupa aquel espacio el inmenso Parque Fundidora (1). Monterrey sigue siendo una ciudad industrial y de servicios que aloja al líder de la cerveza de México, Cuauhtémoc Moctezuma, SA. Destaca además por el prestigioso Instituto Tecnológico, una universidad de referencia que apuesta por la biotecnología, las ingenierías y lo virtual, entre otras ramas del conocimiento, y que es famosa asimismo por su Escuela de Negocios. Con 33 campus en 25 ciudades del país, el Tecnológico cuenta en Monterrey con edificios emblemáticos como el del Rectorado, obra de Enrique de la Mora con un bajorrelieve de Jorge González Camarena. Ricardo Legorreta es otro de los arquitectos destacados que han construido para la universidad.
9.00 Desayuno regio
Hay que comenzar con buen pie y los desayunos mexicanos son posiblemente los mejores del mundo. Muchos regiomontanos suelen ir a los hoteles a desayunar, ya que por un precio más o menos módico te hartas en el bufé; pero si buscamos algo más auténtico, habría que visitar Palax (2). Lo típico es el machacado con huevo, que es la carne seca tradicional, pero también está muy rico el menudo rojo, con limón y orégano. En cualquier caso podemos acudir a los clásicos: quesadillas con huitlacoche, chilaquiles divorciados… Otro lugar más sofisticado podría ser Peace & Love (3).
10.00 ¿Campo o ciudad?
No hay que perderse los alrededores de Sierra Madre, con las impresionantes formaciones rocosas de La Huasteca (4). Si avanzamos kilómetros adentro estaremos acercándonos al desierto, a localidades salidas de un western o de alguna otra peli en la que los personajes se encuentren en medio de la nada. Pero la otra opción, pasear por la ciudad, no pierde peso: Monterrey no es especialmente monumental, pero posee, desperdigados, bonitos edificios, casas señoriales y solariegas, sobre todo en el Barrio Antiguo (5). No se ha respetado demasiado la historia urbana y el viajero adivina lo que tuvo que ser un casco histórico con sabor.
12.00 Un paseo por el centro
Recomendable es sin duda el Museo de Arte Contemporáneo (MARCO) (6), con interesantes exposiciones temporales. Enfrente se halla la catedral Metropolitana (7) (siglo XVIII) y el ayuntamiento (siglo XX). Allí se abre un ancho y largo paseo llamado Macroplaza, una de las plazas más grandes del mundo (40 hectáreas), que da al Palacio del Gobierno de Nuevo León (8), como a un par de kilómetros, pasando por la conocida e hiperbólica Fuente de la Vida, curiosamente diseñada por el escultor español Luis Sanguino en 1984, con un Neptuno que recuerda al de la plaza madrileña dedicada al dios romano de las aguas.
14.00 Cultura carnívora
Aquí en el Norte impera la cultura carnívora, y todo aquel que conoce Monterrey debe visitar El Rey del Cabrito (9), un restaurante muy kitsch en su decoración que, gastronómicamente, no defrauda en absoluto. O El Gran Pastor (10), siempre a base de proteínas. Otros restaurantes recomendables son La Nacional, El Mirador o La Catarina, donde hay que probar la sopa de fideo seco al estilo norteño. Suele hacer muy buen clima y un almuerzo informal —en una terraza— puede ser también una excelente opción. Para eso, nada mejor que las tortas de La Purísima, de diferentes tipos, con base de maíz y muchos ingredientes. Por la calle de Hidalgo y Matamoros (11), distintos restaurantes abren con un amplio horario de comida, desde el mediodía hasta las cinco de la tarde.
16.00 Ante la tumba de Pedro Garfias
Para bajar la carne, paseamos y subimos al Cerro del Obispado. Allí residió el obispo, pero hoy alberga el Museo Regional de Historia (12). Durante el día, Monterrey es segura, pero al anochecer mejor ir en taxi, y a ser posible, de confianza. Los españoles atraídos por la literatura sentimos especial inclinación por visitar los panteones Carmen y Dolores (13), que son un solo cementerio, para buscar la tumba del poeta nacido en Salamanca pero criado en Sevilla Pedro Garfias (1901-1967). No es difícil encontrar al autor de Primavera en Eaton Hastings, que vivió aquí sus últimos años de exilio y que murió prematuramente a causa del alcohol. Los numerosos discípulos que dejó, y otros que no le conocieron, pero que hoy le admiran, todavía van todos los años, el día de su muerte, a leer sus versos como homenaje. En su tumba reza un verso: “La soledad que uno busca no se llama soledad”.
18.00 Un museo, un té
Con los últimos rayos de sol se contemplan al fondo los perfiles de los rascacielos. La ciudad se extiende por una ladera en la que se pierden de vista las casitas. Como buen núcleo universitario, en Monterrey hay mucha gente joven. A esta hora se nota. Con la violencia, desde hace años el ambiente se ha trasladado de la noche a la tarde. Siguiendo a los poetas y artistas, entre ellos los españoles del exilio, y de la colonia que aglutina todavía a sus descendientes, nos acercamos a los bares Reforma y al Nuevo Brasil, o al Museo de Historia Mexicana (14). Pero también hay que pasear por el Barrio Antiguo y tomar un té en Trece Lunas (15), siempre por la calle de Abasolo, y por otros locales como Kundul o Tierra Libre.
20.00 Láser en la noche
Desde la Macroplaza, el Faro del Comercio señala por la noche con su láser la ruta (construido en 1984 por Raúl Ferrara, su diseño tiene ecos de Luis Barragán, aunque el famoso arquitecto no reconoció la autoría). Como aperitivo tomamos un mezcal en El Tinieblo (16), o en Café Iguana (17), donde se ven, casi como atracción turística, las ráfagas de las balas —“balacera” es una palabra muy usada— en la pared, que se han quedado allí grabadas y no las han quitado.
22.00 Cena de mendigo
Hay que desayunar como príncipe, comer como rey y cenar como mendigo. Eso dicen y así lo hemos hecho hasta ahora. Pero en Monterrey no vamos a dejar de recomendar La Divina (18), donde se puede alternar un buen ambiente y unos ricos tacos para luego visitar el “musicantro cultubar” La Tumba (19), donde escuchas música en vivo. En España se decía “antros” a aquellos locales poco recomendables, y como se sabe “antro” viene de cueva. Sea como sea, en México a los pubs se les llama antros, lo cual no deja de ser una invitación a quemar la noche. ¡Un tequila!
- Juan Carlos Abril es autor del poemario Crisis (Pre-Textos).
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