Un toque de hierbas

Una dehesa con 3.000 hectáreas donde interactúan, en armonía astral y medioambiental, la viña con el bosque, las tierras de labor con los olivos y almendros, el clima continental extremado con la atemperada altitud superior a los 800 metros, los días calurosos con las noches frías. Un equipo humano de categoría: Ignacio de Miguel, asesorando los coupages,que son la piedra angular de la calidad; José Ramón Lissarrague en el diseño y control de las viñas; María Nieto a pie de cuba, cuidando la elaboración, y José Luis Asenjo en la gerencia y dirección técnica de la bodega. Y unas instalaciones modernas, inauguradas en 2012, junto a los viñedos. Con tales argumentos resulta casi imposible una narrativa vitivinícola fallida. Lo que ya no resulta tan seguro es que garanticen por sí solos un elevado nivel de los resultados. Porque el mundo del vino no es reducible a una fórmula matemática.

Dehesa de Luna tiene gran futuro por delante y todas las cartas para ocupar un lugar destacado entre los vinos españoles. De momento ha conseguido con su 2009 un tinto de impecable factura. Aroma a frutillos rojos y negros en licor, algo compotados, notas de torrefactos y especias cálidas, un toque de hierbas y el entrañable recuerdo del terruño. Goloso, amable, deja frescas sensaciones en su largo final.

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