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El barrio indie de Gijón

Locales para escuchar música por Cimadevilla, referente del 'Xixón Sound'

Concierto acústico de Xabel Vegas y Éras Sánchez en el bar La Plaza.
Concierto acústico de Xabel Vegas y Éras Sánchez en el bar La Plaza.Alejandro Nafría

Nacho Álvarez comprendió que la cosa funcionaría el día que pinchó a John Coltrane después de Spacemen 3 y nadie se fue del bar. De esto hace ya 20 años. Eran los 90, la década del noise pop, del grunge, y de una juventud descontenta que en Gijón aún lo estaba más por la falta de locales donde escuchar rock alternativo. Un limitado escenario que en 1992 Nacho y Carmen González contribuirían a ensanchar. “Abrimos La Plaza con el propósito de vender cervezas”, comenta Nacho con humildad, pero como quien no quiere la cosa su bar aportó un nuevo significado cultural a la ciudad.

Situado en el histórico barrio de Cimadevilla, de húmedas callejuelas alumbradas por farolas, al tradicional paisanaje del barrio, pescadores, cigarreras y canciones de chigre comenzaron a incorporarse chavales con vinilos bajo el brazo. En torno a este pequeño local se gestaron buena parte de los grupos conocidos bajo la etiqueta de Xixón Sound, incluido el mismo Nacho, entonces bajista de Manta Ray y hoy al frente del Quarteto Bendición. Al indie inglés y americano que sonaba en La Plaza se sumó el indie hecho en Asturias. El éxito de alguno de estos grupos, junto a un proyecto de rehabilitación del barrio declarado conjunto de interés histórico-artístico, supuso la conversión de Cimadevilla en zona de ocio y de atractivo turístico. El barrio de pescadores, “guapo e inhóspito”, recuerda Nacho, se erigía en emblema de la modernidad gijonesa.

Superados los 90, La Plaza conserva una genuina esencia underground que reúne a las nuevas generaciones en torno a los platos y la personalidad del también músico Manuel Scattini. Ocasionalmente, el dj Óscar Mulero, cliente habitual, moviliza a los parroquianos con sesiones sorpresa. Para completar el cuadro, en verano, su animada terraza situada en el corazón de Cimadevilla es el lugar ideal para iniciar un affaire mientras suena el último disco de Lee Renaldo.

La Folixa

El farolillo de la calle Óscar Olavarría 8 alumbró durante años memorable veladas de la escena sixties gijonesa. Por caprichos del destino, recientemente mudó de sede hasta el número 10 de la misma calle. Sin farolillo, pero intacto su espíritu, este local de culto, cuyo nombre en asturiano significa juerga, ha conseguido conciliar entre sus muros a mods y punks en torno a una envidiable colección de vinilos. Con una parroquia fiel al espíritu de juntarse en un bar y charlar de música, si estas paredes hablasen contarían muchas cosas. Desde Roy Loney a los Dictators o los Fleshtones, los grupos que recalan en Gijón se acercan a la Foli para relajarse tras sus conciertos. Garage, rock&roll o new wave, si te gusta la gente con actitud este es tu sitio.

El Soho

Si uno es de naturaleza festiva y desea ver amanecer desde el barrio alto, puede que el camino le conduzca hasta el Soho, uno de los locales de Cimadevilla que más tarde cierra y, sobre todo, un lugar divertido y con color. A ello ha contribuido gente como Juan de Pablos o Jesús Ordovás, que han acarreado sus discos hasta estas tierras del norte para poner a la gente a bailar. Así también el grupo gijonés Australian Blonde, que tras su disolución se reunió para un concierto con motivo del 15º aniversario de este local. Hasta las 4.00 de la mañana nos moveremos con una buena selección de pop español, desde clásicos de los 80 a Los Planetas. A partir de esa hora, soul, indie electrónico y otros sonidos de más allá de los Pirineos giran en los surcos. Su terraza de verano, emplazada en una de las calles más bulliciosas del barrio, es un perfecto escaparate para tantear el ambiente.

 La Corrada

Cuando Cimadevilla aún era un arrabal portuario, ya existía La Corrada. Este clásico del barrio es desde hace más de de 30 años la despensa de Cimadevilla. Los mejores bocadillos del casco antiguo, y carajillos, para reponer fuerzas a cualquier hora de la tarde y de la noche. Además de lo alimenticio, un acogedor interior de madera, unido a una buena oferta de juegos de mesa y música de jazz, blues y rock, lo convierten en una opción muy apreciada en las brumosas tardes asturianas. Los domingos organizan el llamado Pub Quiz, un concurso de preguntas en directo y en inglés por grupos y rondas. Su terraza, abierta todo el año, ha convertido la populosa plaza en la que se asienta en un improvisado foro donde rastrear tendencias.

Mubarak

Si la noche te seduce y deseas seguir adentrándote en ella es muy probable que acabes bailando en el Mubarak. Un bar que ha sido el estandarte para la generación posterior al Xixón Sound, en donde se pincha una buena representación del indie rock nacional y con un público que no suele rebasar los 35 años. A partir de cierta hora es difícil encontrar hueco en la pista.

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