_
_
_
_

Diez pistas con mucha historia por Galway

Torres, callejones y los restos desperdigados de la muralla recuerdan el pasado de la ciudad irlandesa

La torre de los Lynch.
La torre de los Lynch.Laura García Rojas

Se esconde entre las fachadas coloridas de esos pubs que se alinean en la calle principal. Si algo ha de pasar, pasará por aquí. Por eso, ese tiempo pretérito, el que habla de un rico pasado manejado por las famosas 14 tribus de Galway, se detuvo en su corazón medieval para despertar la frágil memoria. Son retazos de una historia que empezó en el siglo XII, con una fortaleza construida por Turlough O Connor, el rey irlandés de Connacht. Luego llegaron batallas que derrumbaron las piedras y más tarde iniciativas que las pusieron de nuevo en pie. Estas son algunas pistas para conocer lo que, a veces, la magnética bahía de Galway y las pintas no dejan ver.

La muralla, en el centro comercial

En el siglo XIII, Galway fue una ciudad amurallada. El lienzo llegó a tener un perímetro de 1.300 metros y cobijaba la vida en un recinto de 11 hectáreas. De aquella muralla apenas queda un tímido recuerdo. En el interior del centro comercial de Eyre Square, la vieja torre del zapatero observa las idas y venidas de los que van de compras.

Forthill Cemetery

En el cementerio de Forthill hay una placa que recuerda a la Armada Invencible. Nombra a aquellos españoles sin nombre que fueron fusilados aquí, en el otoño de 1588. El Atlántico puede ser terrible y algunos de aquellos barcos que no debían conocer la derrota se hundieron sin remedio en la salvaje costa oeste de Irlanda. La tripulación fue capturada y hecha prisionera. 300 de aquellos hombres murieron en este lugar que en el siglo XVI ocupó una abadía de agustinos.

Lynch’s Castle

Los Lynch se hicieron un nombre en Galway. De las 14 tribus, esta rica familia de mercaderes fue quizá la más famosa. A finales del siglo XV mandó construir esta torre que en realidad no era defensiva, sino un hogar. A la vista, el escudo familiar. En la fachada también se pueden ver gárgolas y una talla que hay que mirar dos veces para saber lo que es: un mono que sujeta a un niño. Cuenta la leyenda que el simio rescató del fuego a un bebé que dormía plácidamente en su cuna, en el piso de arriba.

La iglesia medieval de San Nicolás

Hay monumentos que ganan de noche. A la iglesia de San Nicolás hay que ir con nocturnidad, porque ese reloj malva que marca las horas en Galway brilla a la luz de la luna. Los sábados, de buena mañana, a sus pies se reúnen artesanos y granjeros en un mercadillo que es un escaparate de productos frescos. El templo se fundó en 1320, en el lugar que ocupaba una capilla normanda. Luego se amplió en el siglo XV, pocos años después de que, según cuentan, el mismísimo Cristóbal Colón recalara aquí, en 1477, en una expedición hacia Islandia. Por algo el templo está dedicado al patrón de los marineros. En su interior, una de las seis columnas de la nave principal se diferencia del resto por su forma de cruz. Dicen que es porque su fábrica salió de las manos de un aprendiz.

Lynch Memorial Window

La ventana de los Lynch tiene una calavera y un par de tibias. Se masca la tragedia. No está en su torre de Shop Street sino detrás de la iglesia de San Nicolás. Es una reconstrucción para recordar un episodio que, dicen, dio lugar al verbo linchar. La famosa leyenda cuenta cómo en 1493 el alcalde, que era un Lynch, después de saber que su hijo había asesinado a un mercader en España le condenó a morir en la horca. Ante una multitud que pedía clemencia, el verdugo de Galway no se atrevió a ejecutar la sentencia, así que fue el propio Mayor quien agarró a su hijo, le rodeó el cuello con una cuerda y lo dejó caer por la ventana.

The Kings Head

Abierto como pub desde finales del siglo XIX, el Kings Head (15 High Street; +353 91 566 630) fue en origen tres edificios tardomedievales, aunque ahora no se note. Lo más famoso del lugar es la leyenda que le da nombre: la cabeza del decapitado rey Carlos I de Inglaterra. Aquí vivió el coronel Peter Stubbers. Se dice que fue él quien se escondía tras la máscara del misterioso verdugo. Hace unos años, las obras de rehabilitación del pub descubrieron algunos tesoros ocultos tras una capa de yeso, como una chimenea de principios del siglo XVII. Está a la entrada del pub. El fuego ha crepitado aquí desde 1612 y templó el frío invierno irlandés a tres de las 14 tribus de Galway: los Bodking, los Martin y los Ffrench. 

The Hall of the Red Earl

Es solo un puñado de piedras, aunque en realidad es un viaje a los orígenes. The Hall of the Red Earl (Druid Lane; +353 91 564 946) es el resto más antiguo del Galway intramuros. Los paneles de este sitio arqueológico ayudan a hacerse una idea de cómo fue esta construcción del siglo XIII levantada por la familia anglonormanda De Burgo. El edificio sirvió como ayuntamiento, juzgado y oficina para recaudar impuestos. Se cree que fue abandonado a finales del siglo XV. Acabó en ruinas y bajo edificios posteriores. Lo descubrieron en 1997 y en 2010 la excavación se abrió al público. 

Kirwan’s Lane

En este callejón, la historia espera a la vuelta de la esquina. Lo fechan en el siglo XVI y como muchos otros rincones de Galway lleva el nombre de una familia noble y pudiente. Hubo un tiempo en que un edificio construido justo en el medio lo dividió en dos. Hubo un tiempo, en 1782, en el que un teatro abrió aquí sus puertas. Hoy se acumulan restaurantes, una tienda de cerámica y el Busker Browne’s (entrada por Cross Street; +353 91 563 377). En este pub, que ocupa el lugar de un convento dominico, se baila el swing todos los domingos por la mañana.

Blake’s Castle

Es otro ejemplo típico de torre-casa tardomedieval de una familia pudiente, los Blake. En la parte superior conserva la ladronera por la que derramar brea caliente en caso de ataque. La de los Blake fue una torre multiusos a lo largo de la historia. Originariamente fue vivienda. Después, cárcel, en la que malvivían los presos en condiciones insalubres sin un fuego con el que calentarse. Se dice que a finales del siglo XIX formó parte de la desaparecida destilería Burkes, que se levantó a su lado, donde ahora hay un hotel. Hoy la torre es un restaurante, el KC Blakes (Quay Street, Galway; +353 91 561 826).

Spanish Arch

Tiene dos arcos que se abren a la historia, aunque originariamente llegó a haber cuatro. Se construyó en 1584 como extensión de la muralla para proteger la ciudad también desde el mar. Después y hasta mediados del siglo XX, el Spanish Arch se convirtió en un mercado donde vendían el género recién pescado. Aunque en su nombre algunos quieren ver el vínculo comercial que Galway tuvo con España, no hay pruebas de que los españoles tuvieran algo que ver en su construcción. Hoy, como los universitarios que aprovechan cada rayo de sol, los españoles también suelen sentarse al lado del Spanish Arch, a la orilla del río Corrib, para observar la vida pasar.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_