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Arte romaní en Berlín

La galería Kai Dikhas pretende dar visibilidad a la creatividad de la minoría gitana

La galería de arte Kai Dikhas lleva solo dos años abierta.
La galería de arte Kai Dikhas lleva solo dos años abierta.

Una galería del centro de Berlín celebra su segundo año de vida con un taller abierto al público en el que se reivindica un lugar para una de las minorías menos reconocidas: Sinti y Roma.

“Quiero un sitio donde poder dar voz a la minoría”. Moritz Pankok dejó de idear, diseñar y fabricar bambalinas de los mejores teatros de Alemania para reencontrarse con sus orígenes. Su infancia le marcó. Su abuelo, romaní (gitano), dejó en él una impronta imborrable. “La historia de Sinti y Roma es una historia de huida, de éxodo, que en Alemania, además, tiene un peso especial por el nazismo”. ¿Por qué un hombre renuncia a vivir de un oficio con el que vive bien y es tan creativo? “Para poder dar un espacio a artistas buenos y poco conocidos que intentan hacer la doble tarea de buscarse en el mundo del arte y en la sociedad actual”.

“Todo el mundo conoce el flamenco, una mezcla de música sefardí, gitana y música árabe”, cuenta Pankok, “pero lo que la gente no parece querer saber es que esta minoría es muy creativa y tiene mucha fuerza en el arte contemporáneo”. Kai Dikhas, que en romaní quiere decir “sitio que ver”, es una galería joven; lleva solo dos años intentando hacer ver que “no hay nada que sea etiquetado como arte romaní, pero existe; tiene un pasado y un bagaje muy distinto e interesante”. El pasado mes de abril, Pankok puso en marcha una acción cultural fascinante. Reunió a un grupo de artistas romaníes para crear en cualquiera de sus disciplinas una obra de arte que después se expondría en la pequeña galería frente al huerto urbano de Moritzplatz (línea U8).

Dos pintores -uno tradicional y el otro un grafitero-, un escultor, un vídeoartista y dos escritores se pasaron cinco días trabajando en un local, cerrado por un gran escaparate de cristal, que permaneció abierto para que los artistas interactuaran con el público. “Puede pasar cualquier cosa mientras permanecen junto a ellos”, explicaba Pankok el día de la apertura, “puede ocurrir que el artista matice algo, y que en el diálogo con el público de pronto reflexione sobre algo distinto, pero sobre todo estará hablando con su propia voz, la de la minoría”.

El mismo Pankok formó parte, por primera vez, de este ‘Open atelier’. “Me invitaron, me hizo tanta ilusión poder cruzar el límite de ser director artístico a artista”, cuenta. “Cuando hacía giras con los teatros, lo que importaba era que el escenario y el público cambiaba, como aquí, que puede entrar cualquiera por la puerta”, explica. “Es ideal que podamos comunicarnos con el público, esto es en esencia esta galería”.

La galería Kai Dikhas expone constantemente obras de esta minoría, “es plural, es multicultural, pero tiene en común que los gitanos son señalados allí donde viven, y así su arte habla de esos prejuicios”. Pankok es alemán, pero, como él cuenta: “no hago esto por la minoría, intento darle un espacio, una galería donde ellos puedan hablar por sí mismos”. “En todos los viajes que hago para conocer a los artistas romaníes me encuentro con la misma historia, tienen muchos puntos en común, uno de ellos es expresar la exclusión por medio de la creatividad”.

Esta filosofía queda impregnada en los lienzos que cuelgan de este pequeño espacio y en un manifiesto que fue leído el día de apertura. “Hay un movimiento de artistas romaníes mundial, porque los artistas romaníes están en todo el mundo”, cuenta. “Aquí nosotros unimos las generaciones de artistas más mayores, los que vivieron realmente lo que fue estar desplazados, y los jóvenes, activistas, que aún siguen buscando un sitio en la sociedad”. La exposición fruto de este Open Atelier ha estado expuesta hasta mediados de junio; pero Kai Dikhas sigue exponiendo obras de esta minoría tan desconocida y fascinante.

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