Una historia de Hervás
HOSPEDERÍA VALLE DEL AMBROZ, vida en un convento del siglo XVII
A la judería de Hervás se va para zambullirse en la historia, arquitectura y paisaje humano de un vecindario constituido en el siglo XV por un grupo de familias de origen hebreo que llegó a transformar esta villa cacereña de 4.000 habitantes. Su entramado de casas y callejas estrechas y empinadas llega hasta la orilla misma del río Ambroz, del que toma nombre y seña una bonita hospedería fomentada por la Junta de Extremadura en un fallido plan de paradorizaciónregional o como se quiera denominar la actual red de siete Hospederías de Extremadura. Por delante o por detrás, a través de un vasto aparcamiento ajardinado, la entrada previene contra la banalidad turística. Estamos frente a un monumento histórico relevante.
Puntuación: 6,5 | |
Arquitectura | 7 |
Decoración | 6 |
Estado de conservación | 5 |
Confortabilidad habitaciones | 6 |
Aseos | 6 |
Ambiente | 6 |
Desayuno | 6 |
Atención | 8 |
Tranquilidad | 6 |
Instalaciones | 6 |
Los trinitarios se instalaron aquí en 1664, cuando María López Burgalés y su hijo, judíos conversos, quisieron restaurar el honor familiar por su pasado y erigieron un convento con 10 celdas y capilla exclusivamente destinados a la oración. Un siglo más tarde, los monjes abrieron el lugar a la práctica teológica y los estudios filosóficos, hasta que Mendizábal los desamortizó, en 1836. Sus muros albergaron entonces un hospital, y luego, la casa consistorial de Hervás.
Agua y nenúfares
Como hotel apenas lleva una década en funcionamiento, pero acredita mejor diseño que otros más antiguos en la localidad. Tras su portentosa fachada de ladrillo se esconde un claustro no menos singular ambientado con una lámina de agua y nenúfares, galería donde exponen sus obras diversos pintores contemporáneos: Barjola, Gastón Orellana, Rufino Mesa, Luis Costillo, Vega Osorio...
Los empleados del hotel, algo escasos en los meses bajos, ilustran amable y generosamente sobre lo expuesto, además de servir a los huéspedes o visitantes cuanto soliciten. Especialmente dispuestos se muestran a la hora de las comidas o el desayuno, aceptable en su variedad y elaboraciones.
El día se pasa tranquilamente visitando la judería o en la intimidad del convento, bien sea de paseo por el jardín o al frescor de la piscina, a poco que entre la primavera. Desde ahí se goza de unas vistas privilegiadas sobre la sierra de Pinajarro, que troquela el paisaje característico del valle del Ambroz.
Esta misma panorámica da vida —y dimensión monástica— a las habitaciones, ampliadas y enriquecidas en detalles sobre lo que ofrecían las antiguas celdas. Agradables, bien decoradas, amuebladas con alguna recurrencia al minimalismo de libro, incluso ambientadas con algún que otro detalle floral. Solo desmerece su pobre insonorización, que en temporada de ajetreo puede hacer incómodos algunos ruidos. También afloran desconchones y maltratos subsanables por la autoridad competente.
Quizá no hallemos demasiada vida en la hospedería durante los meses de invierno. Pero, seguramente, mucha más que lo habitual en estos lares.
Hospedería Valle del Ambroz
- Categoría oficial: cuatro estrellas.
- Dirección: plaza del Hospital, s/n. Hervás (Cáceres).
- Teléfono: 927 47 48 28.
- Internet: www.hospederiasdeextremadura.es.
- Instalaciones: jardín, terraza, piscina, claustro de agua, salón, bar, restaurante El Convento. Habitaciones: 2 individuales, 16 dobles, 1 júnior suite, 1 suite, 1 triple.
- Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, animales domésticos prohibidos.
- Precios: desde 55 euros la habitación doble por noche, IVA incluido; desayuno, 9,50 euros, IVA incluido; paquete escapada gastronómica, desde 99 euros.
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