Cortijo sensorial

Durante los años de bonanza económica, muchos de los cortijos de los alrededores de Sevilla acabaron reconvertidos en hoteles de lujo o haciendas con encanto. El turismo rural estaba de moda y cualquier vestigio rústico servía como reclamo del negocio. Con esas, y bajo el porte de una hacienda del siglo XVIII, se rehizo en la depresión del Guadalquivir un complejo turístico de 18 hectáreas que incluye cinco patios ajardinados, un centro de equitación, un lago, un putting green de golf, un helipuerto y un spa como pocos se ven en Andalucía. A las vicisitudes que hubieron de afrontar sus promotores se sumó el abandono de la marca Hilton durante los inicios del proyecto y la nueva gestión asegurada por Eurostars, que lleva camino de convertirse en el grupo hotelero más diversificado y expansivo del turismo español.

Semiescondido en la nueva cortijada, el caserón primitivo evidencia un rigor, una escala arquitectónica y una tipología deliciosa de hacienda donde la actividad campestre llena todas las horas. Bien conservados aparecen el patio, el jardín y las antiguas cuadras de caballos, en parte reutilizadas como salones de reuniones. Lo demás es un postizo de columnas, arcos, capiteles, arañas, espejos dorados y otros alambicados delirios barrocos.

Cuatro patios de rosales y limoneros configuran el área habitacional, cada uno ambientado a su aire: Las Palmeras, Los Ángeles, Las Fuentes y La Paz. Un quinto, llamado de los Vientos, se hace coronar por una veleta sobre una antigua —esta, sí— columna de mármol. Grabados, cortinones de volutas, mobiliario repollo y algunas moderneces aparte, como la base para iPod, desde los 133 dormitorios se tienen vistas de estos patios ajardinados y también de la promisoria vega de Alcalá. El silencio está asegurado, salvo cuando tocan días de congreso y reunión.

Muy recomendable el cenador sobre la isla de Sirio, el museo de carruajes del siglo XIX, las sesiones de enganches de caballos abiertas al público y las tientas que se organizan a petición de algún grupo. Aunque lo mejor de todo el complejo es el spa, un templo acuático adosado según los cánones de la arquitectura de los sentidos. Una experiencia única, a precios esporádicamente asequibles para todos, por gentileza de Eurostars.

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