Jugársela en el transporte público de Berlín

Aterrizas en Berlín con tu aerolínea de low-cost. Buscas las indicaciones: "Tren para llegar al centro de la ciudad, siga la S blanca en círculo verde gigante". Llegas al andén. Y ya estás dentro del vagón. Así, sin anestesia. El tren echa a andar y no has pagado ningún billete. Sin querer, ya eres parte del 4% de berlineses que son Schwarzfahrer. Viajeros en negro. El sinpa de toda la vida, versión tudesca.

Bienvenido a Berlín, 3,4 millones de habitantes y 891 kilómetros cuadrados de extensión. Un bicho de considerables dimensiones para el que necesitas el transporte público. Sí, bueno, la bici es una opción durante el verano, que son las dos semanas más intensas del año. La empresa de transporte público en Berlín, VBB, ofrece cinco opciones: el metro (U-Bahn), el tren ligero (S-Bahn), el tranvía (Tram o MetroTram), el clásico autobús (originalmente denominado Bus) y transporte fluvial. Todos ellos, salvo el bus y el barco, muy indicados para el Schwarzfahren. De ahí la tentación que muchos turistas (y más locales de lo que pensaríamos) sienten: "Eh, si no hay tornos, ¡es gratis!"

No, no lo es. El billete sencillo (el más común, válido para dos horas con transbordos ilimitados en una dirección) vale 2,30 euros; el abono mensual 74 euros; pero disfrutar del espectáculo de ver al clásico Schwarzfahrer tenso en cada estación, vigilando al pasaje que entra y sale, no tiene precio.

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Tácticas de un controlador: Tienen entre 25 y 45 años y van siempre en pareja. Vestidos de calle, extremadamente de calle, con chaquetas o camisetas holgadas para ocultar el electrónico cacharro que tomará tus datos y te convertirá en un delincuente. De bajo grado, eso sí. Nunca entran juntos en el vagón, cada uno accede por un extremo. Mantienen contacto visual y en cuanto se cierran las puertas, se identifican con un "Fahrscheinkontrolle, Ihre Fahrkarten bitte" ("Control de billetes, sus billetes por favor") y muestran un carné que los identifica. No tienes escapatoria, hacen la pinza en el vagón y tú eres la loncha de jamón del medio.

Poca broma con ellos. German style. No, la técnica del "sorri ai don anderstan" no funciona. Te sacarán del vagón y si no quieres identificarte aparecerán en la siguiente estación dos policías. Alemanes. De esos con espaldas en las que podrías hacer exponer el Guernica.

Pese a la multa de 40 € (que se convierte en 74€ si eres residente y no pagas en dos semanas), hay quien se lo toma como un juego. Existen perfiles de Facebook donde se actualiza a tiempo real en qué línea están los controladores y qué ropa visten. Paranoia vía 3G. Yo, como residente, prefiero viajar tranquilo. Tienes tarjetas de 7 días (27,20 euros) que amortizarás bien pronto. Aunque sólo sea porque el verano dura dos semanas.

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