Este verano, Madrid es de los ‘fringers’
Comienza en la capital el festival Fringe, con el espíritu de la mítica convocatoria de Edimburgo
Algo diferente pasa en Madrid. Durante este verano la capital, que desde hace años no disminuye su frenética actividad ni durante el caluroso estío, acoge el Fringe Madrid; un festival artístico que se sale de lo convencional por varias razones. Su escenario es el recién rehabilitado Cuartel de Conde Duque, en desuso desde su inauguración por falta de presupuesto; su cartel non stop programa actividades todos los días, del 13 de julio al 12 de agosto, con una ecléctica y diversa propuesta donde caben música, teatro, performaces o danza. Por si fuera poco, la cita se empapa del espíritu de la mítica convocatoria de Edimburgo. En 1947 varios artistas, que se quedaron fuera del circuito oficial del festival de teatro de la capital escocesa, decidieron representar sus obras en la calle. Ante esa invasión de arte un periodista los describió como fringers (marginales, alternativos o rarunos, en inglés) y, casi sin querer, inauguró la primera convocatoria del festival de arte underground más famoso del mundo que, ahora tras un tímido intento en 2010, tiene su definitiva versión madrileña.
El director Neil La Butte dirige una obra escrita por el italiano Marco Calvani, que a su vez es el encargado de llevar a escena una pieza del estadounidense. Esta especie de cadáver exquisito teatral (entradas de 4 a 14 euros) es una de las 37 que tendrán lugar en las bóvedas, patios y auditorio del Conde Duque. Por el edificio barroco, con un cierto aire industrial aportado por su última reforma, también pasarán propuestas tan extrañamente divertidas como los monólogos de Miguel Noguera (26 y 27 de julio) o la (aclamada) obra La tempestad, dirigida por Sergio Peris Mencheta (conocido por su papel como Capitán Trueno).
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Tras la tarde en los escenarios, llega el momento de la terraza. El último piso del Cuartel, construido en 1717 para alojar a los guardias de corps de Felipe V, se llena de ritmo con las actuaciones gratuitas de grupos de fado, rock o latin-jazz. Una noche se dedica al soul feminista de The Clams; otra, a la fusión contemporánea de Lara Bello y así cada día. Habrá espacio para noches cañeras con los sonidos electrónicos de Nothing Places o la batería de His Majesty the King. Mientras que las mañanas de los fines de semana, cuando los modernos duermen, se dedicarán a las familias que se sientan atraídas por los talleres de expresión sonora o el concierto de Abigail y la cosa del pantano. Edición Mutante.
Con la música en directo y las copas que sirven en sus barras, la terraza del Conde Duque se puede convertir en el sitio del verano para ver y dejarse ver. Además de la originalidad de sus propuestas, Fringe Madrid es la excusa perfecta para refugiarse del calor y echar un vistazo por dentro al solemne edificio. Este verano, Madrid es de los fringers.
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