Tinto de terruño

El hermano pequeño se hace grande, muy grande. Hablo de la bodega Emina y su tinto Atio 2005, una de las propuestas más atractivas de vino de alta gama a precio ajustado. Ejemplar la trayectoria de esta bodega, fundada en 1995, que nace como la oferta más asequible y juvenil de Matarromera. Desde sus primeros vinos, simplemente correctos, ha ido escalando puestos, sobre todo con la línea Prestigio, sin renunciar al diseño original, basado en la amabilidad, el amplio espectro de consumidores y la elaboración rigurosa.

Así han logrado una de las mejores relaciones calidad precio de Ribera del Duero. Fiel al espíritu de Carlos Moro, su creador, que aúna rigor científico con una visión vanguardista y aventurera, no exenta de romanticismo, Emina es hoy un modelo de empresa sostenible, con un modélico sistema de aprovechamiento integral de la uva: vino, aguardientes, compost, y extracto de polifenoles para alimentación y cosmética.

El remate es Atio, elaborado solo en los mejores años a partir de un pequeño viñedo de 2,5 hectáreas en el Pago El Horno, sobre terrenos franco-calizos a 800 metros de altura. Un tinto, por tanto, de terruño, con una nariz de soberbia riqueza frutal a mora silvestre ácida, grosella negra madura, frutos de sotobosque y la deliciosa eficacia aromática del cedro, café, cacao, especias, tostados. Boca voluminosa, de taninos robustos y maduros, con una gozosa sensación de frescura que alarga y ennoblece el elegante gusto final.