De santos y 'raves' en Goa
Arquitectura portuguesa, las aventuras de San Francisco Javier y los chiringuitos más fiesteros en la zona católica de la India
Conducir en la India es una locura. El comportamiento de los conductores es tan malo como cuentan los más catastrofistas. No hay exageración. Nada puede ser peor que esto. Hay, además, una dolorosa constante: las calles son un estruendo de bocinas. Los vehículos pesados llevan escrito "Horn, please", o sea, "Pítame, porque yo no utilizo retrovisores ni intermitentes".
Cada cual obedece la ley que marca su propio tamaño. El más grande gana siempre. El pequeño ha de salirse al arcén. Recorrer estas saturadas carreteras es una lotería. Cada adelantamiento, cada curva ponen los pelos de punta. Una mínima distracción puede ser fatal.
Sin embargo, el paisaje es espectacular. Al sur de Bombay, recorriendo el litoral el mar Arábigo, estamos en la India tropical de los mangos, las palmeras y los cocoteros. Puestos de dulcísimas frutas, tuk tuks petardeantes y coloridos saris femeninos dan al horizonte alegre aire de exotismo. Tras cruzar la frontera de Goa el asfalto mejora pero la densidad circulatoria aumenta. Hay muchísima gente; también extranjeros. Aunque menos de los que esperaba.
Guía
Requisitos entrada personales: Pasaporte con seis meses de vigencia y visado turístico obtenido previamente.
Requisitos vehículo: Carne du Passage expedido por el RACE.
Alojamiento en Vieja Goa: Residencia Old Goa. Propiedad del Estado de Goa, ofrece alojamiento muy básico pero limpio a muy poca distancia de los principales monumentos en una zona muy tranquila..
Comer en Panjim. Restaurante A Ferradura. Ourem Road. 2431788
Vieja Goa
Desemboco en una avenida flanqueada de palmeras. Hay dos enormes iglesias frente a frente. Una es blanca y refulge bajo el sol declinante de la tarde. Es la Sé (catedral), construida en 1562. La otra es rojiza y más antigua. Es la Basílica del Buen Jesús. Son las dos joyas arquitectónicas del grandioso legado portugués en la India, monumental fruto de la Época de los Descubrimientos propiciado por la búsqueda de las especias, tan valiosas como el oro durante la Edad Media.
A finales del XV la búsqueda de una ruta marítima hasta ellas se convirtió en política de Estado. En 1598 Vasco de Gama alcanzaría la India. En 1510, Portugal conquistaría Goa y la convertiría en su principal base en Asia llenándola de monumentos. Declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, destacan la Capilla de Santa Catarina, la Iglesia de San Cayetano, el Arco del Virrey o el Convento de Santa Mónica, casi enfrentado a las ruinas de la Iglesia de San Agustín, de la que queda en pie el espinazo de una alta torre tras el derrumbe del complejo, consecuencia del abandono en que cayó Vieja Goa en el XVIII debido a la hegemonía lograda por nuevas potencias: Holanda, Inglaterra y Francia. En 1961, las tropas indias entraron por la fuerza. Fue el final de la presencia portuguesa.
Un cura explorador
Pero en el apogeo del siglo XVI había necesidad de clérigos. El rey Juan II pide curas al Pontífice. Uno fue Francisco de Jasso, nacido en 1506. Su padre era consejero del rey de Navarra Juan III, quien perdería el reino ante las armas de Fernando el Católico. Muerto el padre en el exilio, sus hermanos participarían en varias asonadas contra los reyes de Castilla y Aragón. En la de 1521, resultaría herido un capitán de la guarnición castellana de Pamplona llamado Ignacio de Loyola. Recuperado, viajaría a la universidad de París; allí conocería a Francisco Javier. Junto a otros ocho camaradas fundarían en 1534 el único ejército en el que se enrolarían en lo sucesivo: la Compañía de Jesús.
El siete de abril de 1541 zarparía desde Lisboa. Trece meses después llegaría a Goa. Pasará tres años recorriendo el sur de la India y Ceilán. En Madrás escribiría a una carta fechada en 1545. Siente que el Señor quiere que se dirija más al Este. "Si ningún barco portugués zarpara este año para Malaca, iré con una embarcación mora o pagana, o inclusive con una balsa."
Llegaría a Malaca y más allá, hasta las lejanísimas Islas Molucas. En 1548 regresa a Goa para asignar a los misioneros jesuitas su respectivo campo de acción; para él se reserva Japón. En abril de 1549 parte de nuevo con Cosme de Torres y Juan Fernández. En Malaca ningún navegante civilizado acepta llevarle. Finalmente viaja con un marinero chino de sobrenombre "Ladrón". Tras siete semanas infernales, atracan en la bahía de Kagoshima, en el sur del archipiélago. Allí comenzaría uno de los viajes por tierra más fantásticos y legendarios de la historia de las exploraciones a lo largo de más de mil kilómetros en pleno invierno.
Allí predicaría con ahínco a pesar de la oposición de la mayoría de bonzos o sacerdotes; sin embargo, demostraría en sus textos una visión abierta y tolerante, una actitud que hoy podría llamarse de diálogo interreligioso, como cuando habla de un alto religioso japonés del que se ha hecho amigo:
"Con algunos de los más sabios hablé muchas veces, principalmente con uno, a quien todos en estas partes tienen acatamiento, así por sus letras, vida y dignidad que tiene como por la mucha edad, que es de ochenta años, y se llama Ninshitu, que quiere decir, en lengua del Japón, corazón de verdad. Es entre ellos como obispo... Es este Ninshitu tan amigo mío, que es una maravilla."
Regresará a Goa enfermo y agotado en enero de 1552. Zarpa de nuevo y arriba a la isla de Sanchón. Esperando que alguien acepte llevarle hasta China, recae y el 3 de diciembre de 1552 muere. Su cuerpo se guarda en un ataúd con cal viva. Un año después es repatriado a Goa y se descubre que está incorrupto. Un médico certifica que no hay signos de embalsamamiento. La canonización tiene lugar en 1622. A finales del XVII se deposita el cuerpo en una urna de plata en la Basílica del Buen Jesús y a mediados del XIX comienza el ciclo de exposiciones temporales cada diez años. La próxima será en el 2014 y se prevé que sea multitudinaria debido a la profunda reverencia que le dispensan los habitantes de esta región.
Demasiado 'hot'
Goa es famosa por ser la zona católica de la India. Pero sin duda es también por sus playas vírgenes y sus festivales rave. Ya nada es lo que era. Muchas de las playas hoy son un vertedero de chiringuitos, restaurantes cutres y mendas en taparrabos. Lo que fuera en su día paraíso, es hoy infierno. Los occidentales que se ven son morralla británica y rusa, que ya controla completamente los mejores enclaves. Salvo algún mochilero despistado, los verdaderos viajeros han huido a lugares como Om Beach en Gokarna.
La persecución policial ha hecho que las fiestas más intensas se celebren sin música para evitar ser localizadas. La peña danza con auriculares inalámbricos en un espectáculo surrealista para quien no está conectado. El sedimento dejado por la leyenda libertaria ha convertido el otrora santuario en lugar donde acuden los indios a hacer aquello que no se les permitiría en sus localidades de residencia.
Sentado en una terraza de la masificada playa de Calangute observo el atroz trasiego de autobuses, coches y motos de alquiler. Un tipo ocupa una mesa. Tiene pinta de venir directamente de un after. Grandes gafas de sol, ceñida camiseta de tirantes y cascos puestos. Bailotea mientras bebe cerveza. Le traen un cuenco lleno de comida humeante. Se mete una gran cucharada en la boca. La escupe inmediatamente. "Very hot", brama. "Hot like Goa".
Miquel Silvestre (Twitter: @miquelsilvestre) acaba de publicar el libro de viajes en moto 'Europa Lowcost sin dejar de trabajar' (Editorial Comanegra) y es autor del blog La ruta de los exploradores olvidados.
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