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Reportaje:24 HORAS EN... PLASENCIA

El seminario 'chill-out'

Rehabilitaciones futuristas, jóvenes chefs que deconstruyen el pimentón y relieves picantes en la catedral. A punto de que florezcan los cerezos del Jerte, el colofón del valle extremeño es esta joya amurallada

Hace tres años, el empresario Roberto Castela quiso rehabilitar un caserón junto a la muralla de Plasencia, al excavar se topó con un hondísimo pozo del siglo XVIII; no le quedó otra que integrarlo en su perfumería, Castela, iluminado bajo un suelo de cristal. Convivir con el pasado más remoto es natural en Plasencia. Pero incluso en esta ciudad de 40.000 habitantes cambian los tiempos.

10.00 Churros en la muralla

El soberbio convento de los Dominicos, hoy Parador (1) (plaza de San Vicente Ferrer), pasó décadas cerrado. Su restauración (la bodega-pub, el claustro, la escalera voladiza de la cafetería) supuso "un antes y un después para la ciudad", según el arqueólogo Pedro Matesanz: en los 10 años siguientes se han recuperado la oficina de turismo(2) (calle de Santa Clara, 10; 927 42 38 43), convento que tras un falso techo escondía un artesonado con magnífica policromía, o el recién inaugurado palacio Carvajal Girón (3) (plaza de Ansano; 927 42 63 26). Cojamos fuerzas con los churros y patatas fritas de La Data (Batalla de San Quintín, 11) -regentada por la familia Espinosa "desde antes de la Guerra Civil"- para recorrer la muralla. Alfonso VIII la levantó al fundar la ciudad, en el siglo XII, contra los envites de los almohades. Han sobrevivido 21 torreones y una torre, llamada Lucía (4) no por una mujer, sino por cómo se comunicaba con otros castillos, mediante fogatas.

11.00 Jabones de miel

A lomos de la furgoneta de Viveros Veraflor, José María Mateos vende por Extremadura flores recién cortadas, plantas y árboles. Los martes no falta al mercado centenario de la plaza Mayor

(5). Jugosos tomates del Tiétar, pimentón de la Vera o la miel (y derivados: cremas, jabones) del célebre Tío Picho... Los observa desde el Ayuntamiento el Abuelo Mayorga, una estatua que da las campanadas. Mejor no fijarnos en ciertos soportales, un pastiche modernista.

11.40 El escultor que voló

Entre las dos catedrales (6) hay un corte. Literal. La Nueva se iba edificando sobre la Vieja (en la argamasa del muro de unión se ven restos de arcos, porque la piedra se reutilizaba), pero el presupuesto se agotó y ahí quedaron las dos mitades. No se pierda el altar de Gregorio Fernández, ni el coro, del siglo XVI, en nogal, de Rodrigo Alemán. Los relieves bajo los asientos -misericordias- despliegan un humor blasfemo ("zorro predicando"), obsceno ("mujer azotando a su marido") y grotesco ("cerdo que olisquea el trasero a un hombre"). La Inquisición encarceló al escultor en la torre; la escritora Pilar Galán fabula que escapó con unas alas caseras. Más allá de leyendas, Carlos Márquez, editor de La sillería del coro explica: "Si quieres reconstruir la época, en el coro está todo: joyería, tejidos, muebles... y quizá, la primera representación de tauromaquia".

13.00 Misa con luz de neón

Igual de atrevidos fueron los arquitectos Andrés Jaque, Enrique Krahe y Miguel de Guzmán al plantear la intervención de la Casa Sacerdotal Diocesana (7) (plaza del Deán). A una austera residencia de piedra para clérigos jubilados (que ocupa un antiguo seminario) le incorporaron nuevos volúmenes, colores estridentes, neones azules que imitan el firmamento, bancos móviles con ruedas de bicicleta... Este "chill-out católico", como lo definen, les ha granjeado varios premios y alguna polémica. Otro proyecto, el geométrico y casi galáctico Palacio de Congresos (8), de José Selgas y Lucía Cano, promete animar el extrarradio.

14.00 Espuma de madroño

Hay vida después del vino de pitarra y del (exquisito) cabrito asado. La Escuela de Cocina (9) (plaza de la Cruz Dorada) de Luis Irízar ha lanzado a figuras como Fernando Calle, que asombra en La Arrocería (10) (www.laarroceriarestaurante.es; 927 41 66 98) después de curtirse en Berasategui. Jonathan del Alma (www.restaurantesucco.es) o Diego Monge (www.losmonges.com) hacen espumas y crujientes de productos típicos como los madroños. Más tradicional, Casa Tomás (11) (www.casatomas.com; 927 41 90 51) sirve los mejores ibéricos y unas carrilleras de llorar.

15.30 De la isla a las viñas

El clima y la cercanía invitan a una excursión por la naturaleza. Si tiene poco tiempo, baje (hay escaleras mecánicas) al parque de la Isla (12), en el río. O admire las vistas de la ermita de la Virgen del Puerto (13), ante un valle donde en marzo brotan las flores blancas de un millón de cerezos.

Aunque merece la pena recorrer con calma las gargantas y bosques del Jerte: www.valleaventura.com y www.jertextrem.com organizan rutas a caballo, bicicleta o piragua. También puede acercarse al parque natural de Monfragüe, como el profesor jubilado Ángel Isasi, que tiene cortes en las manos: "Son de abrir camino por las zarzas. Vemos ciervos, buitres, jabalíes, están agazapados, te dan unos sustos...". Si nos parece poco, en Viña Placentina (14) (www.vinaplacentina.com) podemos asistir a la elaboración artesana de un selecto vino sin químicos.

18.30 El miércoles, cine

Después de un paseo por las céntricas calles con nombres de gremios y por el renacentista palacio Mirabel (reservas: www.lptravel.info), donde vivían los poderosos condes de Zúñiga, nos espera la puerta de Tannhäuser (15) (Zapatería, 22; de miércoles a domingo). Este pequeño café-librería con vinilos de segunda mano organiza noches de rock, cinefórum... Siempre gratis, igual que el centro Santa María (16) (plaza de la Catedral), que alberga el conservatorio, la escuela de arte y el Museo Etnográfico. Para música, el auditorio Santa Ana; para teatro, el Alkázar.

21.00 Todo con guindilla

La fama de los bares de la plaza Mayor es merecida: El Español se recuerda por sus azulejos y su estofado de perdiz. El Torero, por sus tostas. El Blue's Mary (17), por su terraza con vistas (pida huevos rotos). Y El Albero, por el arte al tirar las cañas de Chiqui, el dueño. Caerán varias, porque sus guisos pican con ganas: "Echo guindilla hasta a las natillas". En estos locales, y después en salas de conciertos como El Impacto (18), o de copas como el Trébol Rock, en la calle de Los Vinos (19), las leyendas y hazañas nos recordarán que aquí la historia sigue presente. Juan Hernández, por ejemplo, vive en la torre de donde salió el cortejo nupcial de Juana la Beltraneja, con tres argollas de metal en su fachada. Por eso, cuando nos reciten en latín el lema de Plasencia ("Para agradar a Dios y a los hombres"), no queda otra que asentir.

Un provocador relieve del coro de la catedral de Plasencia.
Un provocador relieve del coro de la catedral de Plasencia.LIBRO LA SILLERÍA DEL CORO
Plano de Plasencia.
Plano de Plasencia.JAVIER BELLOSO

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